Son económicos dependiendo de la temática, productos y de los instructores; también prácticos, muy instructivos, con múltiples propuestas, de corta duración e interactivos y se han convertido en un ‘boom’. Los talleres de cocina se hacen en domicilios o en centros comerciales y atraen a clientes de todas las edades.

En el sector hay talleres gratuitos, otros cuestan entre $ 35 y $ 55, dependiendo la temática. Tienen una duración de entre dos a tres horas y en su mayoría usan las redes sociales para promocionarse.

“El siglo 21 es el siglo del conocimiento y esto es aceptable porque está al alcance, la gente está muy deseosa de adquirir conocimientos. Ahora es en vivo y en directo y eso lo hace más interesante. La gente quiere cosas diferentes”, expresa Ana María Perrone, directora de la Escuela de Ciencias Gastronómicas de la UEES.

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Sukasa

Uno de los lugares de talleres es Sukasa, allí los clientes que tienen facturas con un consumo mínimo de $ 30 pueden participar en los cursos de cocina.

La capacitación se da en un ambiente tipo auditorio, donde todos observan sentados mientras el chef prepara los alimentos o también participan cuando él lo solicita, y luego degustan las recetas. Los clientes pueden ver el detalle de lo que hace en una pantalla, donde se ponen tomas con acercamiento a cada fase de la preparación y decoración. Participan entre 25 a 30 personas en cada clase.

Tienen cursos con chefs como Andrés Sorrosa, José Molestina e Isabel García, de 16:00 a 18:00, diferentes días a la semana. Las temáticas de los cursos varían cada mes y giran alrededor de conceptos creativos y cocina actual.

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“Es tendencia, las personas disfrutan de cocinar no profesionalmente y experimentan con nuevos ingredientes, formas de cocinar más saludable con gran influencia europea y de otros países”, señala un ejecutivo de Sukasa.

Gloria Rivas, de 67 años, comenta que ha podido aprender mucho en los talleres de Sukasa y los considera necesarios para conocer técnicas para la comida que prepara para su familia.

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Depto95

Otra de las alternativas es la que ofrece Depto95, en la calle Primera de la urbanización Entre Ríos. Es un ‘coworking’ de cocina, es decir, un espacio de cocina donde muchas cosas pasan, una de esas instancias son los talleres de cocina.

Los dueños son emprendedores, ellos ayudan a organizar los talleres en muchos aspectos; sin embargo, cada expositor maneja su metodología de taller y la organización va a cambiar según el tipo de taller, si es demostrativo o práctico.

Ofrecen talleres todos los días de la semana, cada expositor puede reservar la fecha deseada, hay horarios variados, algunos se dan en la mañana, otros a partir de las 18:00, considerando que es una hora en la que se beneficia a las personas que tienen un horario laboral; los asistentes sin distintos, todo depende del tema que se trate; por ejemplo, en los de comida saludable van muchas mamás preocupadas por la salud de sus hijos y familia, indica Andrea Díaz-Granados, una de las dueñas, el otro propietario es su esposo, Pepo Ochoa.

En Depto95 se aprende cocina básica, comida tradicional, saludable, lo vegano, internacional, entre otras. “No nos especificamos en un solo tipo de cocina; sin embargo, entre todas las personas que hoy están cocinando nos alineamos en que hay que promover la comida consciente, movimientos de ‘slow food ’ y escoger alimentos lo más naturales y orgánicos posible que además favorezca a los productores ecuatorianos”, explica Andrea.

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Aparte de cocinar y degustar todo lo preparado, aprenden a emplatar, comparten experiencias, se genera un intercambio de información de todo tipo, desde de productos y proveedores hasta consejos de comida en el día a día, añade la emprendedora.

La formación la dan chefs ecuatorianos, internacionales, e incluso a artistas de otro ámbito, quienes a pedido de sus fans han ofrecido compartir recetas. Andrea y Pepo también son instructores.

Hay varios factores que definen un menú, entre esos: la necesidad de las personas de aprender, lo que el público pide, platos en tendencia, también se preocupan de que las recetas que se enseñan sean fáciles de replicar en casa. Depto95 tiene una cuenta en Instagram con su nombre.

Runakay

En el centro comercial Alhambra hay talleres que se dictan en Runakay, los organiza el negocio en conjunto con sus proveedores, doctores o nutricionistas, con la finalidad de buscar temas que nos ayuden a llevar una vida saludable fácil.

Gabriela Palacio, dueña del negocio, comenta que surgió de la necesidad de concienciar y educar hacia un estilo de vida saludable. “Definitivamente las personas que han participado en nuestros talleres se van encantados porque no se imaginaban que en sus casas podían realizar platos superfáciles y que sepan tan rico, además de esos platos que estén arraigados a un estilo de vida saludable”, manifiesta.

En Runakay la gastronomía, sin duda, es una tendencia que crece en relación con la salud, a consumir alimentos reales, sin aditivos, sin preservantes y orgánicos siempre que puedas.

Se realizan de lunes a miércoles, en la mañana de 09:30 a 11:30 o en las tardes de 18:30 a 20:30.

Los talleres se hacen en vivo los platos del recetario, con la guía de doctores, nutricionistas, entre otra ramas alineadas con la alimentación consciente. El menú se lo desarrolla con cada expositor de manera que sea un tema de desayunos , postres, almuerzos reales, entre otros.

“Son espectaculares, aparte tienen unos productos espectaculares, me encanta todo ahí porque aprendo a comer sano y variado, he cambiado mis hábitos alimentarios y hasta he ganado nuevas amigas, hay muchas ventajas”, dice Jenny Fabre de Cueva.

La cuenta del negocio en Instagram es @runakayorganic.

Antuca Nogales

La residente Antuca Nogales de Romero, en cambio, da talleres en su casa ubicada en la lotización El Cortijo, es chef autodidacta. “Siempre me gustó cocinar para mi familia y amigos. Un día una muy buena amiga me pidió que le diera clases de cocina a su hijita y me entusiasmó la idea de enseñar, lo que con mucho agrado hago, cocinar”, asegura.

Ofrece y dicta talleres de cocina básica dirigido, en especial, a mujeres de todas las edades.

“Hacer de la cocina diaria un momento de alegría, que cocinar se vuelva descomplicado, divertido, que nos incentive la creatividad desde la cocina básica”, destaca.

Como el tema es cocina básica, a partir de la comida diaria va pensando en combinaciones que puedan agradar a la familia, manteniendo los ingredientes de platos tradicionales, a los cuales se les puede sumar uno que otro elemento que le dé un toque diferenciador.

Desde hace varios años se dio cuenta que cocinar se tornó en una profesión apasionante como todo lo que tiene que ver con el arte. No fueron suficiente los sabores tradicionales, se impuso la necesidad de fusionar distintos elementos, para lograr sabores diferentes. Se complementa con la presentación del plato (que llega a tener toques artísticos) y el entorno en el cual comparten los comensales (decoración de la mesa).

Antuca señala que por pedido de las asistentes tiene previsto organizar talleres de parejas, con menús escogidos en consenso. También le han pedido organizar talleres para chicos que se van a vivir al extranjero por estudios.

“Me encanta asistir a estos talleres. Las recetas son novedosas y de fácil preparación. Y sobre todo es un momento muy ameno para compartir con amigas y personas por conocer”, asegura Ana Luisa Farfán, una de las asistentes a la clase de Antuca.

Los horarios van a depender de acuerdo con las necesidades de los grupos, si se arma un grupo de por lo menos ocho personas se pueden escoger los horarios. Prevé más adelante coordinar la presencia de expertos en cocina de temas complementarios, para compartir en las clases. Pueden escribirle a su correo electrónico antucanogales@gmail.com, o en @legalmentericobyantucanf.

“He asistido a talleres desde hace varios años en distintos lugares. Me encanta la cocina, he aprendido a preparar muchos platos, mis hijos disfrutan lo que hago. Dejo todo por venir”.Gloria Rivas

“El siglo 21 es el siglo del conocimiento y esto es aceptable porque está al alcance, la gente está muy deseosa de adquirir conocimientos”. Ana María Perrone, Escuela de Ciencias Gastronómicas de UEES

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