Tres residentes cuentan sobre los negocios que ofrecen en las redes y cómo comparten el tiempo con sus hijos.

Evelyn Lamilla, le gusta ser madre

Evelyn Lamilla es licenciada en Publicidad y Marketing, trabaja para una empresa privada, pero reparte su tiempo con el emprendimiento de productos de limpieza Tsunami Clean que empezó con su esposo, Edwin Miller, hace diez años.

Ella vive en la urbanización Villa del Rey con su esposo y sus hijos: Santiago, de 10 años, y Luna Paula, de dos.

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Evelyn dice que no se dedica por completo al emprendimiento porque trabaja como asesora comercial en una empresa, pero que su tiempo lo reparte entre todas las actividades que realiza. “Los fines de semana trabajo a full en Tsunami Clean y mi esposo es el que se encarga de entregar los productos”, dice Evelyn, quien con su esposo hacen toda la producción en el patio de su casa, en Villa del Rey.

Empezó con Tsunami Clean luego de que hizo un curso para elaborar productos de limpieza. Empezó con su esposo en la venta de cloro y desinfectantes.

Después fueron aumentando con suavizantes, desinfectantes para pisos, y en la actualidad tienen doce productos, que no solo ofrecen por la cuenta de Instagram Tsunami_Clean, sino también en ferias y a vendedores que luego los ofrecen en la calle o en sus locales.

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También tienen clientes en la urbanización y los alrededores. Dice que ahora tiene dos distribuidores que entregan a clientes venezolanos, quienes compran para vender en las calles.

“Con el tiempo hemos invertido y compramos una máquina para hacer los productos. Antes lo hacíamos manualmente. Tenemos champú para perritos, para autos”.

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Evelyn expresa que ser mamá y trabajar no es fácil, pero que cuenta con la ayuda de su esposo. “A mi hija la tengo que dejar todas las mañanas donde mi hermana, salgo a las seis de la mañana. De ahí me traslado al trabajo, también estoy en las redes sociales vendiendo. A mi hijo lo recojo al mediodía y lo llevo a la escuela y de ahí continúo con mi trabajo en la calle. Y a las cinco de la tarde paso recogiendo a mis hijos y los traigo a la casa”, cuenta Evelyn.

Sonríe cuando dice que no prepara la comida porque su esposo la ayuda en esas tareas. “Dejo haciendo el desayuno y el almuerzo para que el niño coma”, añade con un suspiro.

Ella dice que ama ser madre, pero le parece una tarea muy pesada, ve con reconocimiento la labor que realizaba su madre y que quizás ella ahora no habría podido hacer.

“Mi mamá era madre soltera, tenía ocho hijos y era una madre de casa. Para mantenernos lavaba ropa, pero siempre estaba ahí”, recuerda.

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Evelyn dice que no le gustaría estar todo el tiempo en casa, porque le gusta trabajar, sentirse realizada. “Para que los niños vean ese ejemplo”, afirma.

Dice que pese a todas las labores que realiza en casa y fuera de esta, siempre se da tiempo para salir de paseo con su esposo y sus hijos. “Nos vamos fuera de la ciudad, a un río o donde nos lleve la corriente. Nos gusta salir a pasear”, señala con entusiasmo.

 

Denise Flor de Andrade, su mundo son sus hijas

Denise Flor tiene 35 años y seis de años de casada con Israel Andrade, con quien tiene dos hijas: Camila, de cuatro años, y Alejandra, de dos. Ellas son su mundo y también las que controlan la calidad de los productos que ella ofrece en su emprendimiento Pinocho, que consiste en juguetes y productos para cuartos de niños hechos con madera.

“Soy ingeniera comercial, tengo una especialidad en Finanzas, trabajé casi diez años en una consultora financiera y de auditoría, y actualmente soy directora de Auditoría interna en la Junta de Beneficencia de Guayaquil, y Pinocho y lo que hacemos aquí es mi pasión, es mi entretenimiento”, cuenta con entusiasmo Denise, quien reside en isla Mocolí.

Ella dice que Pinocho empezó porque ella quería unos juguetes para sus hijas, pero no encontraba lo que ella quería. “Quería una cocinita y una refrigeradora para ella, no encontraba quien lo hiciera en la forma como yo quería. Quizás no conocía a las personas que pudieran hacerlo y lo que había era de colores que no me gustaban, o diseños que no cumplían con mis expectativas; entonces un día mi mami me dijo hazlo tú, entonces empecé a hacer los juguetes de madera”, señala.

Cuenta que tras recorridos con su esposo escogió a los artesanos que ahora hacen los productos, pero es Denise la que se encarga de armar los diseños y el control de calidad está a cargo de sus hijas. “Cuando digo que ellas hacen el control de calidad, no exagero, son ellas las que los ven, prueban y me dicen lo que no les gusta o lo que quisieran”, dice la madre emprendedora.

Entre los artículos que ofrece en el emprendimiento que empezó en el 2017 están cocinitas, repisas, camas, refrigeradoras, sonajeros, juegos de roles, entre otros.

Dice que le gusta hacer los diseños de Pinocho y que al comienzo sus clientes eran los conocidos, luego las madres de las amiguitas de sus hijas y ahora tiene clientes de varias partes. “Hay una metodología que es en la que nosotros nos basamos, es la Montessori, que tiene tres pilares, el niño tiene que aprender jugando y todo tiene que estar a su alcance”, anota, mientras está rodeada en su oficina en casa de los productos que elabora.

También los tiene en el cuarto de sus hijas, donde las niñas se pasan horas jugando y dándole sugerencias de qué debe hacer para Pinocho.

Denise se identifica como una madre moderna que gusta de cuidar de sus hijas y su hogar, pero que también necesita sentirse útil y realizada profesionalmente.

Ella indica que es una madre moderna que a diferencia de lo que vivió en su hogar, a ella le toca ausentarse por trabajo, no estar siempre en casa, pero también de no perderse los momentos importantes de sus hijas.

Dice que le gusta su emprendimiento, porque le permite conectarse con sus hijas y que ellas participen y se sientan importantes.

 

Priscila Vera, madre multifacética

Priscila Vera tiene 32 años, está casada desde hace cuatro años con Miguel Ventimilla, un ingeniero en Telecomunicaciones y docente en la Universidad de Guayaquil, con quien tiene un hijo de casi dos años. Ella es una emprendedora que el 2018 inició por Instagram y Facebook el negocio de joyas Priss Jewelry.

La residente de la urbanización La Rioja, en la av. León Febres-Cordero, se siente feliz de ser madre y cree que el ser una emprendedora que trabaja desde su casa le permite estar más tiempo con su hijo Gael, compartir juegos y vivencias con él, que tal vez si trabajara fuera de casa no las viviría siempre.

Ella estudió Administración de Empresas en la Universidad Católica, trabajó por varios años en una empresa, donde conoció a quien ahora es su esposo y le comentó que le gustaría tener un negocio propio. Dice que él la apoyó en todo momento y fue así como empezó primero con una empresa de capacitación, pero no continuó con esta. Después vio en Instagram un aviso para un curso para hacer joyas y lo tomó; de ahí nació el emprendimiento Priss Jewelry, que le ha dado buenos resultados y con el que se siente muy a gusto.

Actualmente Priscila ofrece sus joyas, entre las que están aretes, pulseras, cadenas, con cristales y otros materiales, en su cuenta de Instagram Priss Jewelry, en el local multimarca Biombo (en Samborondón) y en otro multimarca en Urdesa y en la ciudad de Cuenca.

La guayaquileña se define como una madre moderna, que a diferencia de las mamás de antes, o como la suya, cuida de su hijo, pero también trabaja no solo en las tareas del hogar sino también en un negocio que le produce satisfacción.

Ella dice que el tener este emprendimiento le permite estar con su hijo y a la vez encargarse de hacer los diseños de las joyas y subir las fotos a la red para que los clientes las vean y luego las compren en las tiendas multimarcas o por pedidos directos.

“Ahora las mamás modernas somos multifacéticas, se agregó el rol del trabajo, antes solo era en la casa. En este caso, para mí haber tomado la decisión de ser emprendedora me ayudó a ajustarme en todos esos tiempos. Si estuviera en un trabajo las ocho horas diarias sería muy complicado. Yo ahora dispongo de mi tiempo. No es fácil, pero depende de uno estar ahí y compartir bien los dos espacios”, indica la emprendedora.

Dice que no sigue al pie las recomendaciones de las madres de antes, porque no le gusta regirse a ese tipo de sugerencias, prefiere consultar a los expertos para actuar sobre una base sólida.

Cuenta que trata de organizarse de tal forma que pueda compartir con su esposo y su hijo; por ejemplo, mientras el niño ve la televisión, ella realiza los diseños de las joyas y una vez que deja todo organizado se dedica a él, se van al parque o a realizar alguna otra actividad juntos. (E)