Un vuelo procedente de Europa podría significar 300 pasajeros y a la vez 400 maletas sujetas a revisión para prevenir el contrabando de drogas.

Cinco policías de la Unidad Antinarcóticos tal vez no harían una labor efectiva en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo sin la ayuda de sus canes adiestrados en la detección de alcaloides.

En el 2018, los perros antinarcóticos asignados al control de la terminal aérea efectuaron 102 descubrimientos de sustancia ilícita y cerraron los cuatro primeros meses de este año, con 34.

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El capitán Washington Orquera, del Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC), destaca que la perra Laika, una pastora holandesa, frustró el año pasado el envío de una tonelada y media de droga a Europa.

Comentó que el resultado de una primera prueba química dio negativo, pero una segunda confirmó la alerta de Laika, respecto a un cargamento de fundas de cocoa.

Orquera comentó que los canes dan señales proactivas y pasivas, que en el primer caso, el perro ladra insistente o rasca la maleta en la que detectó droga. En el segundo, se sienta frente al bulto sospechoso.

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Pero en ambas situaciones, el animal espera el mismo premio: jugar con su adiestrador, que le lanza una pelota de goma.

“El can en realidad está jugando, está buscando su pelota, que asocia con el olor de la droga”, explicó Orquera.

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Treinta y ocho canes ayudan en el control antinarcóticos en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo. Su labor es de 15 minutos, luego es obligatorio que descansen al menos dos horas.

Pero el CRAC, en Guayaquil, también trabaja en el Puerto Marítimo. Además, la detección también se realiza en carros, con el cuidado de que el perro no toque la droga, ya que podría ser mortal.

Orquera señaló que el CRAC, adscrita a la Policía Antinarcóticos, cuenta con perros especializados en cinco áreas: búsqueda de personas, control de espectáculos públicos, shows, terapias y detección de drogas. “Los perros nacen con un temperamento, y forjan un carácter a través del aprendizaje”, mencionó Orquera.

Muy queridos

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Sostuvo que los canes antinarcóticos son capaces de detectar cocaína, heroína y marihuana. En el CRAC Guayaquil hay pastores holandeses, labradores, entre otros.

El adiestrador de Laika es Daniel Cáceres. Llevan juntos tres años, es quien la abraza para compensarla por su trabajo efectivo.

El responsable de los canes debe mantener su buena salud, preocuparse de su alimentación y de otras necesidades.

Así, el quebranto del estado de un perro por negligencia podría significar la baja de un policía, remarcó Orquera.

Si un perro enferma de gravedad puede ser atendido en Quito, en el CRAC, para lo cual es trasladado por vía aérea.

Cumplidos ocho años, el can policía puede jubilarse. Ahí la preferencia para la adopción la tiene el policía adiestrador, si no pasará al cuidado de algún ciudadano que demuestre que puede hacerse cargo del animal. (I)

38 canes

En el aeropuerto de Guayaquil trabaja ese número de perros en la detección de drogas.

Adiestramiento Programa

En Quito, el Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC) mantiene un programa de estimulación temprana para perros que trabajarán en la detección de drogas.

Recursos

En su portal, el Ministerio del Interior señala que mantener un can antinarcótico representa una inversión de entre $150 y $200 al mes, que incluye alimentación, vitaminas, atención veterinaria, entre otros.