Contribuir a la reducción de la contaminación del planeta es el principal objetivo de varios empresarios y dueños de locales que tienen negocios en el sector. Esa motivación los ha llevado a crear estrategias ambientales e implementar ideas para aplicarlas en sus negocios.

Unos reutilizan, otros reducen plásticos de un solo uso, algunos disminuyen la cantidad de desechos y hay quienes ahorran luz y agua como parte del plan para cuidar el planeta.

En el restaurante La Pizarra, ubicado en Plaza Lagos, hacen reciclaje culinario para aprovechar al máximo los alimentos y evitar desperdicios. Ahí utilizan la cáscara del plátano maduro para hacer vinagre, el arroz cocinado y seco para hacer chicharrones veganos y el ají lo fermentan para prolongar su vida útil y evitar que se pudra.

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En el local además utilizan productos orgánicos, reutilizan alimentos para alargar su vida útil y han reducido el uso de plásticos de un solo uso.

“Aparte de aportar un granito de arena a la reducción de contaminación en el planeta vemos que la gente muchas veces está acostumbrada a desperdiciar alimentos o no hacer uso de ellos en su totalidad. Al nosotros hacerlo de una manera creativa, podemos incentivar a la gente a hacer conciencia”, dice el chef Juan José Morán, propietario de La Pizarra.

Él comenta que debido al volumen de compra que realizan para el local, no trabajan exclusivamente con emprendedores pequeños, pero en todo lo posible laboran con pequeños productores orgánicos que les permiten tener una comunicación directa y exigir un mejor producto, obtenido de forma amigable con el ambiente.

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En favor del planeta también apuesta el centro comercial Plaza Batán. Sus instalaciones están construidas con materiales locales de baja emisión de contaminantes, que permiten reducir el impacto ambiental.

Voceros de Plaza Batán aseguran que es un proyecto registrado para certificación Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), que es un sistema de calificación ambiental de edificios que se compone de un conjunto de normas encaminadas a la sostenibilidad en edificios de todo tipo y reconoce los proyectos que cumplen con su misión de contribuir con las mejores prácticas ambientales en la construcción y operación.

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Plaza Batán cuenta con jardines en los que se han sembrado plantas nativas. Además se reutiliza agua de la planta de tratamiento en el riego de las áreas verdes y se ahorra su consumo con urinarios ecológicos, grifos e inodoros eficientes. También tiene sistemas de iluminación natural que les permite ahorrar energía y aprovechar la luz solar al máximo, mediante tubos solares.

En las áreas comunes Plaza Batán tiene cubiertas para autos con celdas fotovoltaicas que producen 10% de la energía que utiliza Supermaxi, parqueaderos con cargadores para carros eléctricos y estacionamiento de bicicletas.

Entre otras propuestas, también hay en los locales un sistema de refrigeración de alimentos sin refrigerante que reduce en un 80% el CO2 y un 12% el consumo de energía. El centro comercial recibe unas 320.000 personas al mes.

En tanto, en la panadería Masamadre se busca un sustituto amigable con el medioambiente para todos los elementos de un solo uso en la tienda, desde los empaques en que compraban la mantequilla para la producción diaria hasta los removedores que se les ofrecía a los clientes para su café, comenta la cofundadora Daniella Ginatta.

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De forma adicional, en Masamadre utilizan papeles y cartones sin blanquear. “Reducimos el uso de químicos y hacemos impresiones minimalistas como método de mejorar la huella ecológica que dejamos”, agrega Daniella.

Entre los proyectos de Masamadre está un plan de ventilación en la tienda que permita reducir el consumo de electricidad.

En los locales de Le Croissant de Riocentro El Dorado y de Plaza Batán llaman la atención de los clientes una bicicleta colocada en la entrada del primer local y las pedaleras en las mesas del segundo.

Es parte de la decoración y tiene como finalidad incentivar el uso del mencionado transporte, pero además han cambiado los insumos como el papel de envoltura, sorbetes, removedores y vasos de café. “Se les compra a proveedores calificados y se sugiere al cliente el no uso de sorbetes y el no uso excesivo de servilletas”, señala Ana Klaere, gerenta comercial de Le Croissant.

En tanto que en la panadería Pandorado tienen materiales biodegradables, amigables con el medioambiente, y han dejado el uso del plástico en sorbetes, platos, fundas, entre otros. “También tenemos un recipiente para que el transeúnte deje su botella plástica para el reciclaje. La mejor motivación es entregar a las futuras generaciones un mejor planeta. Faltan leyes de verdad y no parches para que se prohíba por completo el uso y fabricación de materiales de plástico de un solo uso”, dice Juan Lebed, dueño de Pandorado.

Precisa que compran botellas de vidrio, pero también de plástico, porque aún hay proveedores de bebida gaseosa que entregan los envases de plástico.

En el restaurante Carlo & Carla, propietarios y empleados fueron preparados en un plan de acción que les permitió detectar fugas de agua para ahorrar el líquido.

Para ese entrenamiento Diners se asoció con la World Wild Fund for Nature (WWF), una organización conservacionista independiente internacional.

Carla Colombara, gerenta general, dice que aparte usan sorbetes de cartón y se compran pescados y mariscos de pesca consciente. “No usamos mariscos en veda, compramos a pescadores”, asegura y agrega que estos días no tienen platos con langosta.

La tienda BioMarket ha iniciado un proceso para no usar plástico en los productos, que consiste en cambiar los empaques de plástico de un solo uso por los de vidrios, de papel reciclable, entre otros.

Además, pondrá en marcha un plan de incentivos al consumidor con premios, el que prefiere un producto libre de plástico y los que lleven su propia funda, indica Luis Avellán, dueño de BioMarket.

“Estamos trabajando pero resulta muy difícil, el comprador no está habituado y no siente la necesidad de colaborar con el medioambiente, lo percibe como algo lejano, como algo ajeno”, manifiesta Luis.

En Sailor Coffee tampoco usan sorbetes plásticos sino de papel, han reemplazado cubiertos desechables por unos de bambú, no tienen tarrinas plásticas sino cajitas y envases de papel, comenta Andrea Salgado, dueña.

Los cubiertos de bambú los traen de Estados Unidos, y las cajas las compran aquí a empresas grandes, agrega Andrea. (I)

 

Concejo revisa ordenanza de no uso de plásticos

Un proyecto de una ordenanza que regula el no uso de plástico fue conocido en primer debate por el Pleno del Concejo de Samborondón.

Los miembros pidieron realizar ciertas modificaciones al texto, motivados por las observaciones ciudadanas que se hicieron sobre una ordenanza similar en el cantón Guayaquil, razón por la cual este proyecto está en revisión, informó el pasado martes el alcalde José Yúnez.

En un reportaje publicado por este semanario en octubre del 2018, titulado Samborondón también tendrá una ordenanza que regule el uso de plásticos de una sola vida, se informó que a finales de ese mes estaba prevista la primera revisión de la ordenanza.

“Las cosas buenas se replican, nosotros no hemos inventado el agua tibia, el Municipio de Guayaquil lo aplicó y ahora nosotros lo estamos analizando como Municipio de Samborondón. Creo que finalmente habrá un efecto dominó con esta ordenanza, ya que de alguna manera todos tendremos que aplicarla en su momento”, manifestó el alcalde Yúnez entonces.

La ordenanza de Guayaquil regula la fabricación, comercio, distribución y entrega de productos plásticos de un solo uso, entran envases, cubiertos, tazas y fundas tipo camiseta, sorbetes y tarrinas; se aprobó con cambios en los plazos fijados inicialmente a las industrias. Contempla sanciones para las empresas que no cumplan plazos, y los incentivos tributarios y honoríficos.(I)