Vivir “algo más grande” que pasar el tiempo conectado a las redes sociales. La invitación del papa resuena en la mayor fiesta de los jóvenes católicos y sorprende al panameño Francisco Alexander, de 21 años, cuando envía fotos por WhatsApp a su familia.

En temas como las redes sociales, la contracepción y el celibato de los curas, la brecha puede parecer inmensa entre lo que predica la Iglesia y lo que viven algunos peregrinos presentes en la Jornada Mundial de la Juventud.

Durante la vigilia del pontífice en la capital panameña, una multitud de jóvenes, muchos de ellos tirados en el piso o ataviados con banderas de sus países de origen, escuchan la advertencia de Francisco de superar las redes sociales porque “sentirse reconocido o amado” es “más grande que estar” conectado en Twitter, Facebook o Instagram.

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“Siento que la tecnología está, por decirlo así, acabando con la juventud, con la humanidad, porque es un arma de doble filo que debemos saber utilizar”, opina Alexander, que lleva una cinta en el pelo con la imagen del papa y propaganda de la JMJ.

Este estudiante de Administración de Empresas, que se concentra en su celular durante el discurso del papa, se muestra dispuesto a cumplir con el llamamiento de Francisco, viviendo “una juventud plena, con amor, que no sea simplemente tecnología”.

Un poco antes, entre el colorido mosaico de las tiendas de campaña, sacos de dormir y colchones hinchables que cubren Metro Park, el brasileño Lucas Mendes, de 20 años, considera que la Iglesia debe cambiar algunos de sus planteamientos más tradicionales, como el rechazo a los métodos anticonceptivos.

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También, Joao Abrantes, un portugués de 25 años, mencionó que deben existir cambios sobre la postura en torno a los anticonceptivos, los homosexuales y el celibato. (I)

 

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