Durante ocho meses un grupo de 20 estudiantes de la Facultad de Artes Liberales y Ciencias de la Educación, de la UEES, destinó de siete a ocho horas cada viernes a preparar el material didáctico para actividades con adolescentes de la Unidad Educativa Felipe Costa von Buchwald, de la Fundación Niños con Futuro.

Esto como parte de un proyecto de vinculación con la comunidad de la universidad, que comenzó en el 2016, y en la que los estudiantes colaboran con prácticas comunitarias como un requisito para obtener la titulación.

Patricia Marcial, directora del proyecto en el que participan estudiantes de Psicología Clínica y Psicología Organizacional, explica que lo que se busca es solucionar problemas psicológicos y de convivencia en escuelas de riesgo, sitios que educan a niños que vienen de hogares disfuncionales.

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“Esta experiencia nos ayudó a ver la parte más humana de nuestra carrera, a salir de esta burbuja teórica para tener cercanía con las personas que son el eje principal en nuestra profesión. Ver el cambio que logramos nos motiva a prepararnos más”, dice Hanna Uribe, estudiante de Psicología Clínica.

El proyecto consta de dos fases que se realizan de abril a noviembre y en la que intervienen 40 adolescentes por fase, de entre 11 y 13 años. Este se inicia con la aplicación de un test que mide el nivel de autoestima. “El resultado nos permite identificar las características del grupo y ver en qué contenidos debemos profundizar a través de charlas y talleres didácticos. Luego se lo vuelve a aplicar para medir los avances”, explica Hanna.

“En este caso nos enfocamos en hablar de la autoestima, el abuso y mal uso de redes sociales. Además, incluimos a los padres de familia con charlas sobre la adolescencia”, añade.

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“Me gustó la forma didáctica y creativa en la que nos transmitieron los contenidos. Con el taller de autoestima he aprendido a aceptarme tal y como soy así reciba críticas de los demás”, asegura Danna Franco.

En la segunda fase se aplica la misma metodología, pero enfocado en otro tema, que en esta ocasión fue el acoso y cómo identificar las emociones.

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“Han aprendido a conocerse y a saber cómo reaccionar ante alguna situación difícil. Estos programas ayudan a cubrir necesidades emocionales en los chicos”, dice Gina Medina, vicerrectora de la escuela.

Cuenta Patricia, que desde febrero se comenzará con una nueva edición del proyecto que incluirá a docentes, quienes recibirán charlas sobre manejo de situaciones de acoso, inteligencias múltiples e inclusión educativa. “La asistencia que reciben fortalece su parte emocional y permite aprovechar sus capacidades”, finaliza. (I)