Que es una bendición y una alegría inexplicable el tenerla con vida, dice una de sus hijas. Que es un referente de longevidad en la familia y que son 105 años de historia y de vida que lleva Hortencia María Arreaga Suárez, nativa de General Vernaza, parroquia del cantón Salitre, en Guayas, cuya familia busca que le donen una silla de ruedas.

Hortencia Arreaga, quien nació el 18 de julio de 1913 en General Vernaza, en el entonces llamado Urbina Jado (ahora Salitre), como consta en su cédula, no puede caminar desde hace un año y ha empezado a olvidar, cuenta su hija Luisa Elena Mora, de 70 años, quien atribuye aquella situación a los más de 100 años de la señora.

Una blusa blanca cuelga de un árbol de mango en la casa de Luisa. Es el distintivo que han puesto para que las misiones del Gobierno, como la Manuela Espejo, lleguen al hogar y puedan ayudarla con la silla de ruedas que necesita para que su familia la pueda movilizar.

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Hace catorce años murió su esposo, con quien vivía en la casa que levantaron en un solar que él compró en General Vernaza, cerca de la hacienda en la que Hortencia Arreaga trabajaba en labores domésticas cuando era más joven.

Luego de que enviudó y cuando su salud empezó a recaer, ella pasó a vivir con su hija Luisa, cerca de su casa. Ahí celebró sus 100 años con una fiesta en la que estaban amigos, vecinos y familiares, y de la que hoy quedan recuerdos que plasmaron en fotografías.

Ahora, y por los cuidados de salud que requiere, pasa entre su natal General Vernaza y Guayaquil, donde residen dos de los tres hijos que le sobreviven de los seis que tuvo.

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Con dificultad sus familiares logran moverla de la cama para que pase un rato sentada en una silla de plástico junto a la ventana. En General Vernaza ve los árboles, parte de la vía de segundo orden y el entorno campestre que le gustaba. En Guayaquil, en casa de su hija Narcisa, ve los carros y las casas del barrio en las calles Francisco de Marcos y García Moreno.(I)