“Jugar en los tendales, El olor de un café recién tostado en paila al despertarme y colado en embudo de tela por mi abuela es parte de mi historia”, dice la guayaquileña Norma Noroña Vinueza (55 años) en el texto de presentación del nuevo Café Noroña.

Con ello da testimonio de que su nueva marca lleva el sello de Café Zaruma, que se remonta a 1956, propiedad de sus padres, Andrés Antonio Noroña, conocido como Don Juanito, y Laurita Vinueza de Noroña, y cuya fábrica continúa en la vía a Daule.

Norma, la tercera de los Noroña-Vinueza, al igual que sus hermanos Óscar, Patricia (+), Laura y Cinthya, nació y creció en un ambiente cafetalero.

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Su abuelo, Juan Noroña Ramos, tenía una despensa muy conocida en Chile y Portete, el Barrio del Astillero de Guayaquil, allá a mediados de los 40, en donde entre otras cosas vendía café tostado y molido sin ninguna marca, gracias a una máquina de tostar que adquirió.

Cuando los padres de Norma se casaron, en 1955, su abuelo, como regalo de boda, le dio a su padre la máquina tostadora, ya que era el hijo que más lo ayudaba en la despensa y por ello le decían Juanito.

Es entonces cuando comienza a gestarse el Café Zaruma. “Mi padre tostaba café durante la noche, lo dejaba reposar para que se enfríe y a las cinco de la mañana se levantaba a molerlo y llenaba unas funditas de papel manteca; en tanto, mi mamá seguía moliendo café en la casa porque mi papá regresaba a ver más café, y así empezaron a crecer, pues ya no se distribuía solo en el sur sino en otros puntos de Guayaquil”.

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Entonces empezaron a trabajar con la variedad de arábigo que viene de la zona de Zaruma, “un grano de gran aroma y consistencia”, dice Norma, y como se quedaron con ese grano y en honor a su abuela paterna, que era zarumeña, nació en 1962 la marca Café Zaruma.

En esa época ya había otras marcas tradicionales en Guayaquil como Gardella, Conquistador, entre otras.

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“Yo nací en la cuna del café”, expresa Norma, que recuerda también que en el 68 su papá fue el precursor de los depósitos o tiendas de café en Guayaquil, y que consistían en exhibir en una vitrina los tipos de grano de café y un molino para molerlo al instante según el que escogiera el cliente. El primer depósito estaba por el parque Forestal, en Guaranda y Portete, y luego abrieron otro en Colón y Pedro Carbo.

Café Zaruma también implantó en el medio el café en sachet. A la muerte de su padre, en el 2003, y por la enfermedad de su madre, su hermano Óscar está a cargo de la fábrica, y ahora Norma, con estudios en Administración de empresas, crea el Café Noroña, para volver a los orígenes, “al café que vendía mi abuelo en la despensa le decían el café Noroña”.

El nuevo Café Noroña viene en tres presentaciones: arábigo (de Loja y El Oro), robusta (de Sucumbíos, Santa Elena, Los Ríos y Manabí) y ha creado una variedad, house blend, “ con una formulación nuestra, con una combinación del aroma del arábigo y lo fuerte del robusta, es como el vino de la casa”, dice orgullosa Norma, que cuenta que por ahora Café Noroña, en sus tres presentaciones, se distribuye directamente en hoteles, cafeterías y retaurantes.

Aclara que Café Noroña no es una competencia para el Zaruma, porque este último se mantiene atendiendo al mercado popular con la elaboración preferiblemente del robusta. En tanto, para el Noroña, “tenemos otra planta industrial, donde maquilamos porque es un producto de mayor calidad”, indica Norma.(I)

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Entre sus planes para el 2019, además de expandir a otras partes del país el Café Noroña, está abrir nuevamente en Guayaquil y Samborondón las tiendas de café, tal como lo hizo en los 60 su padre.