Bella Mero se llevó las manos a la cabeza en señal de fastidio cuando habló sobre las molestias que provocan en su vivienda, en Los Vergeles, la presencia de roedores.

“Si dejo comida en el mesón (de la cocina), así la deje tapada, igual la rata anda. Se mete atrás de la refrigeradora, en el horno de la cocina...”, relató la mujer el lunes pasado mientras a su casa, en la manzana 92, ingresaba una brigada municipal que colocó una dosis de raticida.

La proliferación de esta plaga es un problema universal y en Guayaquil se estima que hay de 25 a 30 ratas por cada habitante, con una población de roedores de 30 a 50 millones. Solo una pareja de ratas puede producir más de 10 mil crías al año.

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Mero señaló que desde hace dos meses ha notado la presencia de una rata de gran tamaño. Dijo que los venenos comerciales que ha utilizado no han sido eficientes para acabar con la plaga, situación que le preocupa ya que su nieta, Nicole, de 6 años, vive con ella.

“Debo tener cuidado de dónde pongo el veneno por la bebe, no me puedo descuidar por ella”, mencionó la mujer.

Más allá de los inconvenientes domésticos que acarrean, las ratas son portadoras de enfermedades como la leptospirosis, la fiebre hanta, peste bubónica, fiebre tifoidea, salmonelosis, cólera y parasitosis.

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Juana Freré, responsable de enfermedades zoonóticas de la zona 8 de Salud (Guayaquil, Durán y Samborondón), mencionó que durante la temporada de lluvias, que está cercana, los roedores salen de sus madrigueras y buscan refugiarse en las viviendas.

De ahí que, sostuvo, la higiene y el aseo es fundamental a fin de contrarrestar la presencia de ratas en las casas.

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“La familia debe tener una higiene, eliminar toda clase de residuos, que generalmente el roedor tiene muy buen olfato, y si se quedan desperdicios de comida las ratas cuando salen de sus madrigueras tienden a entrar a los domicilios”´, acotó.

Freré sostuvo que en la estación invernal suele registrarse un incremento de casos de leptospirosis en las unidades de salud pública. Esta es la enfermedad más común, explicó la especialista, y se transmite cuando los roedores contaminan con su orina alimentos.

No obstante, la Dirección Zonal de Vigilancia Epidemiológica, indicó que durante el 2017 y lo que va del 2018 no se han registrado casos de leptospirosis ni de ninguna otra enfermedad causada por roedores en los centros del sistema público.

En sectores del sur como la cooperativa Desarrollo Comunal, en la isla Trinitaria, o en la cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo, a varios moradores los roedores les han dañado las cocinas.

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“Se comen todita la lana del horno, lo dejan pelado”, comentó Byron Sotomayor, uno de los afectados del Guasmo.

En ciudadelas del norte, como en La Alborada o Sauces, al igual que en el suroeste de la ciudad, los vecinos coincidieron en que uno de los factores que contribuye a la proliferación de ratas es la acumulación de basura en parterres, veredas, calles y avenidas.

“Ya ese es un problema con la gente también que no respeta los horarios, por eso es que las ratas parece que no se acaban nunca”, refirió María Merchán, moradora de Sauces 5, en alusión al parterre de la avenida Antonio Parra Velasco.

Otro sector donde, principalmente, en las noches los roedores abundan en medio de basura acumulada en en la av. Francisco de Orellana, a la altura de la Benjamín Carrión.

Bolívar Torres, operador del programa municipal de control de vectores, señaló el lunes pasado, que el Cabildo porteño ejecuta anualmente una campaña de desratización que dura cinco meses.

La campaña de desratización se hace una vez al año y tiene una duración de cinco meses (...) estamos atendiendo netamente por parroquia, por pedidos, esencialmene, en sectores urbano marginales”.

Para ello, 12 brigadas trabajan en la colocación de gránulos y cebo raticida.

Para este año, añadió el funcionario, se prevé una cobertura de 500 a 600 mil viviendas con una población de alrededor de 1’300.000 habitantes.

Cada brigada, agregó, recorre los sectores cargando entre 3 y 5 kilos de raticida.

“El Municipio atiende siempre todo Guayaquil, pero más hacia sectores más vulnerables”, expresó Torres.

Esos sitios más vulnerables son los colindantes con el estero Salado o donde hay acumulación de basura.

Esta campaña que culminará a fines de este mes, pero que podría extenderse en caso de ser necesario, es la número 24 que ejecuta el Cabildo. (I)