Fueron cuatro años de espera para Edwin. Tuvo retención de líquidos, depresión, somnolencia, estuvo incluso “resignado a morir”. Un sábado por la noche recibió una llamada. “Hay un donador, hay la posibilidad”. En ese momento junto a su esposa, Susana, salieron de Salinas, en Santa Elena, hasta el hospital Luis Vernaza para empezar el proceso del tan anhelado trasplante de hígado.

A Edwin le diagnosticaron cirrosis, en el 2012, y si no fuera por el donador y la familia de este, él ya hubiese fallecido. “Nunca supe quiénes eran, pero les debo la vida”, dijo ayer Susana, esposa de Edwin, en el encuentro de pacientes por el Día Mundial del Donante de Órganos y Tejidos.

El evento se inició ayer a las 10:00 en el auditorio médico quirúrgico del hospital para rendir tributo a esos seres incógnitos que dan una nueva oportunidad a los pacientes trasplantados.

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María Candela, jefa del Banco de Tejidos y coordinadora hospitalaria de trasplantes, explicó que los posibles donantes de órganos son personas que tienen una muerte encefálica, mientras que por muertes cardiacas son más para tejidos como piel, huesos y córnea.

Ella detalló que actualmente existe una altísima demanda de órganos y tejidos para pacientes. En ese hospital existe en los últimos dos años, en lista de espera de trasplante renal, 300; de hígado, 11; y córnea, 108.

Su colega, el doctor Telmo Fernández, indicó que recuerdan este día con reflexión, de qué pasó, qué hicimos para estar ahí, así como agradecer a quienes lo hicieron posible, aunque no tengan nombres.

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“Son personas que tal vez en sus minutos previos a su fallecimiento decidieron convertirse en donadores. Que su familia aceptó esa voluntad y eso permitió devolverle la vida a otra persona”, reflexionó.

Susana coincidió en eso. Ella recuerda que fue un sentimiento de alegría al saber que ya había un donador, sin embargo, no pudo dejar de pensar en esa familia que había perdido a un ser querido.

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Candela indicó que buscan promover la donación y poder salvar a los pacientes en espera y los que lleguen a futuro.

No obstante, existen mitos sobre la práctica. “La gente piensa que si aceptas ser donador tras el fallecimiento, al momento de emitir la cédula, te van a secuestrar para quitarte los órganos. No es así, primero que esa información solo la ve el Registro Civil. Segundo, no todos pueden ser donantes por más voluntad que tengan”, precisó la doctora.

Alfonso Sornoza, paciente de Portoviejo que recibió un tras plante de hígado, dijo que coordinan en el grupo de pacientes trasplantados para organizar campañas a favor de la donación de órganos.

Al acto también asistió Fanny, de 57 años, quien fue una de las primeras en ingresar a este programa. Ella recibió el trasplante de hígado en 2014.

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Ella comentó que debe tomar sus medicamentos de forma estricta y que tiene una dieta en proteínas, pero que a pesar de esos cuidados celebra cada momento con alegría y buscan retribuir la segunda oportunidad que le dieron con el trasplante.

Hay que promover las donaciones tanto de órganos como tejidos, hay personas que se rehúsan a ser donantes, pero imaginen el poder devolverle la vida a alguien o permitirle que pueda volver a ver”.María Candela, Banco de Tejidos

(I)