En su peluquería, Marjorie Alvarado lleva la contabilidad de sus ingresos y gastos en productos de estética. Ella misma se encarga de pintar las paredes de su local cuando ve el desgaste. Antes de emprender su negocio, hace diez años, ella se instruyó sobre qué trámites se necesitan para abrir un local. Ello y lo anterior lo aprendió con cursos del programa municipal Aprendamos.

Norma Jaramillo, de 86 años, rectora y dueña del colegio a distancia Libertador Bolívar, revisa los trabajos hechos por sus alumnos y calificaciones en su computadora, envía y revisa correos a entidades distritales de Educación. La docente aprendió más de computación y metodologías.

Ambos son ejemplos de cómo los inscritos en Aprendamos han sacado provecho a los cursos y los han puesto en práctica. En 15 años, un millón y medio de personas se han registrado en los 23 cursos de Aprendamos, iniciativa del Municipio y aporte de la fundación Ecuador y la U. Casa Grande.

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Los cursos han abordado temáticas como cuidado infantil, nutrición, emprendimiento, educación... Cada curso toma un año de preparación antes de su lanzamiento y responde a sugerencias de inscritos, del alcalde, del comité interinstitucional o de oenegés, cita Ana Luisa Vallejo, jefa de marketing de la Dirección de Acción Social y Educación municipal.

Jaramillo resalta que lo más valioso de los cursos es la metodología que combina el programa de televisión con la entrega de un libro de amplia bibliografía, basado en la realidad nacional y asesoría.

Ella, en estos quince años, ha tomado todos los cursos, pero resalta que los de Inglés le sirvieron más para dictar la materia de forma más interactiva a sus alumnos. Además, en el plano personal, ella perdió el miedo a la computación y se alegra de que sus alumnas saquen provecho de conceptos de autoconstrucción.

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En las calles Carchi y av. 9 de Octubre, en el centro, Alvarado cuenta que ella pinta su propio local y dos allegados que tomaron el curso de Autoconstrucción han hecho paredes en sus viviendas.

Ella gusta de seguir los cursos en televisión y leer el libro en alguna pausa de sus actividades, ya que ya que en muchos casos no hay la posibilidad de pagar por los mismos o no tiene tiempo para ir a un instituto.

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“Aprendí a remover las mezclas de pintura con agua, en el otro curso sobre cómo tratar al cliente, daban que se debía saludar, brindar algo al que llega, dar la bienvenida”, cita Marjorie, quien se siente más segura en el trato con sus clientes.

Ella como Jaramillo aspiran a que los cursos gratuitos se sigan promulgando y beneficiando a más personas. Según la DASE, se estima que en la televisión nacional e internacional se ha llegado a una audiencia de seis millones (por cada inscrito en cursos se calculan cuatro televidentes).

En la biblioteca municipal y en otros puntos, ciudadanos como Walter Rodríguez, Irma Gabela y Antonieta Suárez se siguen inscribiendo en el nuevo curso de sismos en Guayaquil. “Buscamos aprender y poner en práctica con nuestros alumnos”, decía Suárez. Ella lo seguirá con 13 docentes.

Siempre me han gustado los cursos relacionados con mi campo de acción o profesión, soy una continua usuaria de Aprendamos, la mayoría de sus cursos me han servido...”.Rosa Elena Paz, pedadoga

(I)

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