Existen momentos cuando puede que no reconozca que todo trabaja para bien. Mas al alinear mis pensamientos con lo divino y abrir mi mente, me doy cuenta de que mi vida está realmente en orden. En retrospectiva, cuando recuerdo momentos en los que las circunstancias no iban como lo deseaba, veo que esas experiencias me dieron una bendición.

El afirmar: Todo está en orden divino, aparta mi conciencia de los pensamientos de limitación o escasez y los lleva a las posibilidades infinitas. No necesito preocuparme con el cómo van a resultar las cosas; solo necesito aferrarme a mi fe sabiendo que resultarán.

Afirmo orden divino y sé que de cualquier manera que mi vida se desenvuelva, será para mi mayor bien.

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Lucas 12:32: Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino. (F)