Muchas ciudades grandes tienen bellos parques. En medio del concreto, el tráfico y las personas existen zonas de belleza para jugar y admirar la naturaleza. Del mismo modo, en medio de los pensamientos apremiantes y las prioridades en mi mente, existe un lugar de paz y belleza.

Al llevar mi conciencia a mi interior, redirijo mi atención de la cabeza al corazón. Cada vez que inhalo permito que mis sentimientos de paz y amor en el centro de mi ser se expandan. Cada vez que exhalo dejo ir la tensión y las distracciones de todo aquello más allá de mi control.

En un momento de comunión callada con la energía divina que infunde cada célula y cada sentimiento con paz, encuentro descanso.Con mi atención centrada en la paz, soy renovado.

Publicidad

Salmo 131:2: Me porto con mesura y en sosiego. (F)