La comunidad educativa del Instituto Coello busca el aval del Municipio para el cercado parcial de la calle Chiriboga, en la parte posterior del plantel, ante el hedor persistente.

La vicerrectora Mayra Castro indica que la zona es utilizada como urinario y que varias veces han encontrado heces humanas. Sostiene que en las noches personas en situación de indigencia y consumidores de droga se toman las veredas, y que sujetos han dañado focos para generar oscuridad.

La funcionaria sostuvo que del 2014, incluso antes, han enviado oficios al Municipio reportando el problema, que el instituto cambió baldosas de los pilares externos para que el olor a orine no quede tan penetrado como en las anteriores piezas de cerámica. Señaló que los reportes también fueron remitidos a la Fundación Guayaquil Siglo XXI, a cargo de las áreas regeneradas, y la Policía Metropolitana, en pro de controles en espacios públicos.

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El Instituto Coello está ubicado en la avenida Olmedo, entre Boyacá y Chimborazo. La calle Chiriboga está en la parte posterior del establecimiento que registra al menos 1.000 alumnos en sus dos jornadas.

Personal de una contratista de aseo de calles se encarga de la limpieza diaria, del “baldeo” del sitio. “Ya no entienden ellos, uno se pelea”, se quejó un jornalero, el pasado lunes 3, refiriéndose a los transeúntes que buscan los pilares para cumplir sus necesidades biológicas.

En oficio entregado al Municipio el 28 de agosto pasado, representantes del plantel piden un aval similar al supuestamente concedido a una comunidad de Luque y Esmeraldas. “Anexamos fotos de la iglesia (...) con su portal cercado y que fue la única solución para que personas de mal vivir hagan de su portal una pocilga”, se leía.

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Directivos señalaron que ha habido controles para evitar el uso de la calle como urinario, pero indicaron que prefieren un cerco del perímetro. (I)