Los nietos le organizaron el agasajo por sus 108 años de existencia. Julia Elvira Ortiz Yépez nació en Vinces (Los Ríos) el 10 de agosto de 1910 y casi 50 nietos, bisnietos y tataranietos estuvieron con ella la noche del sábado para su fiesta de cumpleaños.

En el portal de su vivienda en Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil, doña Julia sonreía en respuesta a las muestras de cariño de sus familiares, entre los que se cuentan nueve hijos, los hermanos Nelly, Temístocle, Benito, Lidia, Wilson, Ángel, Miguel, Neicy y Pilar Carranza Ortiz.

Con los hijos que tuvo su esposo, Pedro Carranza, en un anterior compromiso, doña Julia contabilizó 21 hijos. Neicy, quien vive con ella en Mucho Lote, cuenta que hace cuatro años dejaron la hacienda Los Ángeles, en Mocache (Los Ríos), donde doña Julia dirigió la producción ganadera, incluida la venta de reses, leche y derivados.

Publicidad

“No nos dejaba bajar donde los trabajadores, nos tenía arriba (en la planta alta de la casa) porque decía que era una mujer que le gustaba la rectitud”, mencionó Soledad Cisneros Carranza, una de las nietas mayores.

Soledad y cinco hermanos Cisneros Carranza vivieron tres años con doña Julia en la hacienda Los Ángeles, porque quiso tener a sus nietos con ella ante la separación de los padres. Luego la mamá, Nelly, pidió la devolución de sus niños, casi sin oposición de la abuela.

Neicy describió a su mamá como una mujer dedicada con sus hijos. Estimó que su descendencia fácil supera las 100 personas. Agradeció a Dios tenerla con vida, ya que a veces “se ha puesto malita”.

Publicidad

Sentada en el centro y rodeada de familiares, entre ellos sus nietos Paúl Mora y Blanca Noriega, dos organizadores del agasajo, doña Julia sonrió para la foto del recuerdo. Su cuerpo es frágil por su avanzada edad y Neicy es quien la ayuda a caminar, como si fuera un andador geriátrico. Doña Julia da pasos aún y mostró lucidez, movió la cabeza respondiendo sí e incluso no dejó de aplaudir los pasillos y las cumbias que interpretó el cantante Jorge Eugenio.

La familia celebró por tenerla lúcida, sonriente. Doña Julia incluso puede disfrutar de una agua aromática sosteniendo la taza por sí sola. Pero claro que ya no está para trasnochar. A las 21:30 se retiró para tomar un descanso, luego de tres horas de departir con sus hijos.

Publicidad

El resto siguió celebrando la salud de la abuelita. En la plática surgió el tema de la organización del próximo cumpleaños de doña Julia. (I)

La abuela Julia es la base de la familia, el eje, porque todos estamos pendientes de ella, de saber si le falta algo, para ver cómo podemos ayudarla”. Soledad Cisneros, nieta de doña Julia