El cambio existe en todo momento; el tiempo avanza con cada segundo que pasa y hasta mis células están en crecimiento y renovación continuos. Solo tengo que mirar a la naturaleza para ver que nada permanece igual. Las estaciones y las etapas de la naturaleza me enseñan que el cambio es la vida en avance y evolución.

Sin embargo, a veces me resisto y trato de forzar las cosas para que permanezcan iguales. No necesito temer el cambio, porque tengo la habilidad de adaptarme y recobrarme de cualquier reto. Confío en que todo cambio es para mi mayor bien, aunque no pueda verlo. ¡Sé que puedo perseverar porque soy resiliente!

2 Corintios 4:18: Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (F)