Mercedes Avelino, una enfermera de 27 años, esperaba con ansias un Día de la Madre diferente. Ella quería ser la portadora de “esa sensación tan bonita de sentirse mamá”, confiesa. Lo intentó por siete años sin resultado.

Tras exámenes supo que tenía problemas de infertilidad. Pero ese sueño no se desvaneció, más bien puso todos sus esfuerzos para lograrlo. Ahora es madre de cuatrillizos.

Es el primer caso que se registra en el Hospital de la Mujer Alfredo G. Paulson, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

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Su parto fue el pasado miércoles. Nacieron tres niños y una niña, a las 32 semanas, por lo que ellos pasan en observación en incubadoras del hospital.

Ella recibió el alta médica el viernes pasado. A pesar de que se fue sin sus hijos a casa por el momento, sabe que se adaptan para estar en sus brazos.

“Sentí una emoción tan grande, lloraba de alegría. Qué linda experiencia. Sé que evolucionan bien... Pasé por muchas cosas para que mis hijos estén conmigo. Este es el primer año que será diferente para mí”, expresa esta mamá emocionada.

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Mercedes dice que el primer paso para convertirse en madre fue conocer sus problemas. Alexandra Arellano Cuntó, del área de Hospitalización del Hospital Alfredo G. Paulson, expresa que la mujer tenía obstruida una de las trompas de Falopio y no ovulaba.

“Me hicieron la cirugía para destaparla pero solo lograron una, por lo que optaron por el tratamiento para la inseminación”, recuerda la mujer.

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Añade que la doctora le mandó una prueba de embarazo, advirtiéndole que a pesar del tratamiento existen casos que no se dan. “Me hice el eco y el doctor se sorprendió y dijo: ‘sí ve, señora’. Como no entendía lo que estaba en la pantalla, le dije: ¿qué pasa? ‘Usted va a ser mamá’. No sabía si llorar de emoción o reírme de la impresión”, recuerda.

Luego su embarazo transcurrió con reposo, con alimentación sana y controles. Sin embargo, a la semana 28 tuvo que ser internada en el hospital debido a que el embarazo múltiple le ocasionó una amenaza de embarazo pretérmino. Tuvo que recibir tratamiento.

Mercedes agrega que el camino fue duro, pero el amor por tener a sus bebés la motivó a seguir. Ella no solo recuerda las tiernas ‘pataditas’ cuando uno de sus hijos se movía. Ella sentía que todo se le acomodaba a otro sitio. “Yo no solo sentí el piecito, las manitas, los sentí completos todos los movimientos. Si se movía uno, se acomodaban todos”, comenta.

La sensación más grande ocurrió el miércoles cuando a pesar del agotamiento del parto, logró escuchar el llanto de sus cuatro pequeños. “La niña es la que más gritaba. Los pude ver y me sentí tan feliz. Yo quería ser madre. Se lo pedí tanto a Dios y sus bendiciones son en grande”.

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Ahora Darwin Jesús, Darwin Jonás, Darwin Jeremías y Samara Isabela ya están inscritos como guayaquileños, incluso ya tienen sus respectivos números de cédula, confiesa Darwin, el entusiasmado padre.

Personal del hospital informó que la entrega de los bebés será paulatina. La niña está ya sin oxígeno, pero sus hermanos necesitan ganar un poco más de peso. (I)