¡Qué vergüenza!, exclama Mónica Arteaga, habitante de Posorja, cuando recuerda que no pudo suplir el requerimiento de agua que le hicieran los parientes que la visitaron en el feriado. “No había ni gota”, resume la moradora del barrio Martha de Roldós, respecto de la prolongada falta de suministro que le causó desespero a ella y prácticamente a toda la población de la parroquia guayaquileña.

Posorja registra alrededor de 30.000 habitantes. Interagua los provee de agua comprando el líquido a Hidroplayas, su par del cantón Playas, pero la dotación, según usuarios, se ha vuelto tan irregular que deben estar pendientes del momento en que tienen servicio para abastecerse rápido, antes de que repentinamente no haya.

Los posorjeños recibían agua de 07:00 u 08:00 a las 17:00. Dicen que ese horario ya no se cumple, que si hay servicio a las 21:00 u 22:00, bien podría extenderse a la mañana siguiente o cortarse a las tres horas.

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Es lo que refieren las hermanas Ángela, Carmen y Edita Bonilla, también moradoras de Martha de Roldós, quienes en casa mantienen baldes llenos como provisión ante el déficit.

Pero en los días de feriado, Posorja prácticamente no tuvo suministro durante tres días; los cuatro tanqueros que envió Interagua eran “cazados” por moradores que mantenían baños sucios, que habían obviado bañarse, que dependían de los botellones para preparar comida. “Hubo conmoción, la gente estaba peleándose por los tanqueros”, dice Arturo Valdivieso, vocal de la junta parroquial.

La situación motivó una protesta, el miércoles 2, con bloqueó parcial de la vía principal por unas cuatro horas. El jueves 3, el tema se discutió en Guayaquil. El gobernador José Francisco Cevallos se reunió con delegados de Interagua, de Hidroplayas y de la junta parroquial de Posorja. Un punto establecido fue el trabajo entre técnicos de ambas empresas, quienes en quince días deben tener un plan de mejoras; otro fue el envío continuo de tanqueros.

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Pese a cortes prolongados y repetitivos, no se han suspendido las clases en la parroquia o al menos no en el centro educativo Pablo Neruda. Su director, Carlos de la A, sostiene que les toca pedir agua en casas aledañas para limpiar los baños, pero él, al mediodía del viernes 4, se muestra tranquilo porque había logrado que un tanquero llenara la cisterna.

“Sin agua se arriesga la salud de los niños”, remarca un preocupado Édison Tuquinga, en el barrio 30 de Agosto, quien vive hace seis años en Posorja, luego de dejar su Riobamba natal.

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Blanca Pozo, del barrio Miraflores, es santaelenense y anhela como todos un servicio permanente y ya no tener que “cazar” a los tanqueros, como hizo en el feriado. “La gente explotó”, dice sobre la protesta.

Para Posorja se prevé que en diciembre esté operativa la planta potabilizadora que Interagua erige en San Antonio, zona de Playas. Con ello habría agua las 24 horas. (I)

Aunque no es lo correcto, pero ante una situación de que no pueden abastecernos de agua, que los tanqueros continúen en sectores donde por presión no llega el agua, como son las partes altas”.Jorge Banchón, Presidente de la junta parroquial de Posorja