Chicles pegados, botellas de gaseosas, papeles y otros desperdicios se recogen a diario en las paradas y terminales de la Metrovía en Guayaquil. “Hay gente que teniendo el tacho a un lado no bota la basura ahí”, dice Heriberto después de despegar con mangueras de presión la suciedad del piso en un andén de la Terminal Guasmo.

Para la limpieza de sus 95 paradas y 4 terminales, la Fundación Metrovía dedica al día unos $ 2.000, según una revisión de este Diario a los contratos del 2014 al 2017, registrados en el portal del Servicio de Contratación Pública (Sercop).

En este periodo, la Metrovía contrató $ 11,7 millones en obras y servicios: $ 4,1 millones para infraestructura, equipos y tecnología; $ 3,8 millones para pintura y señalética, $ 2,6 millones para limpieza, $ 651.000 para consultorías, auditorías y estudios, y $ 281.000 para comunicación y publicidad.

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Del monto contratado, el 90% ($ 10,2 millones) se adjudicó a doce contratistas, seis personas ($ 5,1 millones) y seis empresas ($ 5 millones). Entre las personas constan, por ejemplo, Anzor Filián Silva, Guillermo Wan García y Maximiliano Burgos, y entre las empresas figuran Saneint S.A., Ghiberty S.A. y PFC Accesos Automáticos del Ecuador S.A.

“Lo que trató (de hacer) el Sercop, es que los micro (empresarios) puedan tener acceso a los contratos más pequeños, porque nosotros no tenemos contratos grandes”, justifica Leopoldo Falquez, gerente de la Fundación Metrovía.

El exfutbolista Anzor Filián Silva, de 47 años, lidera el listado de contratistas, con cuatro obras por $ 1,6 millones. Actualmente pinta los bordillos del carril de las tres rutas de la Metrovía por $ 524.000. “Como la ley lo establecía (conseguí las obras)”, argumenta Filián.

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Como la ley lo establecía (conseguí las obras)”. Anzor Filián, contratista.

En segundo lugar se ubica la empresa Saneint S.A., con $ 1,6 millones en contratos y convenios. “Los contratos fueron ganados por medio de subasta inversa”, asegura Mildred Mera, vocera de la firma que realiza la limpieza del sistema Metrovía. Cada mes recibe $ 75.000.

“El servicio de limpieza ya usted no lo puede subir como antes se subía, que eleva el concurso y sale. Ahora tiene usted que pedir una autorización al Sercop”, dice Falquez al justificar los convenios con Saneint.

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Parte del parque automotor del sistema Metrovía, en la terminal Río Daule-Guasmo, en el norte de Guayaquil. Crédito: Jorge Peñafiel.

Como contratista también consta Guillermo Wan García, quien ha recibido cuatro contratos por $ 1,3 millones. “Yo estoy registrado en el portal (Sercop) y me llegan las invitaciones... Yo me dedico al tema de mantenimiento de torniquetes y a brindar sistemas de parqueos”, afirma Wan.

Yo estoy registrado en el portal (Sercop) y me llegan las invitaciones...". Guillermo Wan, contratista.

Le sigue Ghiberty S.A. con tres contratos por $ 975.000. Luis Rivadeneira, gerente de la firma, menciona que ha trabajado para la “Autoridad Portuaria de Guayaquil, el hospital de Milagro” y empresas privadas.

En el listado se incluye también a PFC Accesos Automáticos del Ecuador, que ganó en 2016 un contrato por $ 928.000 para la adquisición e instalación de puertas automáticas en las tres troncales y su mantenimiento por 24 meses. Marcelo Páez, directivo de esta empresa, explica que inicialmente dieron el servicio en la troncal 2 y que luego ganaron un concurso con “el puntaje necesario” debido a su “experiencia”.

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Otra de las empresas que obtuvieron contratos es Instalaciones Electromecánicas S.A. (Inesa), dedicada a la seguridad por videovigilancia. Esta entidad ganó tres licitaciones, que suman $ 916.000.

“Anteriormente la Metrovía compraba los equipos (cámaras de seguridad instaladas en paradas y buses). La Metrovía era dueña de los equipos, cosa que hace seis años la Metrovía cambió el formato, y ahora lo que hace es que contrata el servicio durante tres años. Todos los concursos han sido públicos”, menciona Paúl Chávez, empleado de Inesa.

Maximiliano Burgos Gavilánez, en cambio, recibió cuatro contratos por $ 897.000, para el mantenimiento de señalización horizontal de las tres troncales de la Metrovía, desde el 2014. Antes, entre 2010 y 2013, ya se había adjudicado cinco obras por $ 275.000 para el mismo trabajo. En ese periodo, su madre, Matilde Gavilánez, también obtuvo un contrato de pintura por $ 21.000.

“Todo ha sido por el Sercop... He trabajado para el Municipio de Samborondón, con la Alcaldía de Guayaquil, para Durán también trabajé”, explica Burgos, cuya hermana Allison trabaja en el área de Gestión de Comunicación de la Fundación Metrovía. “No tengo nada que ver en las contrataciones de mi hermano”, asegura ella.

No tengo nada que ver en las contrataciones de mi hermano”. Allison Burgos, empleada de la Metrovía.

En tanto, el gerente de la Fundación Metrovía, Leopoldo Falquez, defiende la transparencia de las compras y licitaciones hechas por la entidad.

“Los procesos se realizan a través del portal de compras públicas, no son procesos que se realizan de manera interna... El hecho de que (un contratista) tenga a un familiar cercano indirecto en una institución no quiere decir que no pueda contratar”, dice Falquez al admitir que conoce al proveedor, Maximiliano Burgos. También dijo que conoce a la madre de este, Matilde Gavilánez, quien en redes sociales subió una foto de ella junto a dos personas en el festejo del cumpleaños de Falquez el año pasado.

Burgos, en cambio, niega que él o su madre sean amigos de Falquez, pero admite una relación de trabajo: “Lo que sí, cuando el ingeniero tiene algún problema con las bombas o tiene algún problema con los aires, me llama para yo ir a arreglarle. Cuando quiere que le pinte la casa, se la pinto”. (I)