Con la ayuda de la hermana María, como se conoce a la dueña de un restaurante en la Bahía, Ronald Uzcátegui, de 40 años, lleva 5 meses vendiendo almuerzos en esa zona.

Ronald, que tuvo su propio local de ropa en San Cristóbal y laboró como técnico de computación en la U. Santiago Mariño, llegó al país para buscar un ingreso mensual que mejore la situación de su familia. Se acomoda en Guayaquil con 18 venezolanos en una casa del Guasmo. Cada día sale a pie por los corredores de la Bahía, recepta pedidos, va al local de la hermana María, allí empaca los almuerzos y sale a repartirlos.

Así este venezolano obtiene una ganancia con cada almuerzo comprado a precio rebajado a la hermana María. Gana $ 18 al día. “A mi edad es difícil conseguir trabajo... este es un medio para que mis hijos y madre sobrevivan”, dice. (I)