Abro mi mente a la inspiración divina.

Guía
Myrtle Fillmore escribió: “No pensarías en cerrar los ojos y caminar diciendo que no puedes ver y no sabes dónde vas. Así que ¿por qué cerrar tu ojo de omnisciencia al decir ‘no sé qué hacer’? ¡Afirma repetidamente que sí lo sabes!”.

Con este sabio consejo, Myrtle nos recuerda que no se trata de pedir guía a una fuerza externa. Más bien se trata de recordar y afirmar nuestro vínculo eterno con la mente divina.

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Al conectarme con el espacio sagrado de mi corazón, permito que un sentimiento de curiosidad me guíe a medida que encuentro confianza en mis próximos pasos.

Descanso en el silencio, donde tengo acceso constante a la guía divina. Con fe firme, prosigo en el sendero que soy guiado a seguir.

Salmo 143:10
Que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos. (F)