Alberto Torres lloraba mientras veía cómo se habían quemado la cocina, tanque de gas, refrigeradora y televisor que compró hace poco, luego de un incendio que se produjo en una vivienda contigua, pero que contaminó rápidamente la suya, la noche del sábado, en la cooperativa 26 de Agosto, en el sector de Monte Sinaí.

En medio de su desconsuelo, la mañana de ayer, el hombre contó que había sacado en combo esos electrodomésticos y que ha pagado solo dos de veinticuatro letras de $ 90.

“Estoy enterito con esa deuda y lo que más duele es que voy a pagar para ya no tener nada”, expresó Torres mientras junto con su esposa, Karina Véliz, buscaba inútilmente qué rescatar de entre las cenizas a las que se redujo su casa.

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Los esposos alquilaban la vivienda de piso de madera y paredes de caña en $ 40, y con el incendio a más de perder sus pertenencias se quedaron sin techo, situación que abona a la angustia de ambos.

Véliz, quien tiene una discapacidad en la rótula de la rodilla izquierda, relató que la noche del sábado ella estaba donde su madre, quien vive en la coop. Realidad de Dios. Su esposo fue quien llegó hasta allá al culminar su jornada de trabajo en una mototaxi que alquila para contarle lo que había ocurrido.

Ella se quedó donde su madre y él volvió al predio en el que se asentaba la vivienda.

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“Sí quisiéramos que alguien nos ayude porque no tenemos dónde vivir, lo perdimos todo”, señaló Véliz, entre sollozos.

Con similar tristeza, Miguel Narváez permanecía sentado en una piedra contemplando las hojas de zinc retorcidas al igual que la estructura de las camas que tenía en su casa.

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Él dijo sospechar que el fuego se produjo por un cortocircuito. La emergencia fue atendida por el Cuerpo de Bomberos y ayer al sitio llegó personal de la Corporación para la Seguridad Ciudadana.

Narváez dijo que en el momento del siniestro su esposa, Vanessa Sánchez, se desmayó puesto que sufre de hipertensión. Sus cuatro hijos que estuvieron allí intentaron salvar algo pero no pudieron. (I)