Olga Marlene Rodríguez tiene 75 años. Entre sus familiares constan cinco hijos, doce nietos y seis bisnietos. A su vez la mujer resistió a 14 quimioterapias y una cirugía de extirpación de un tumor de 19 centímetros de diámetro en su seno.

La extracción del quiste la hizo que recobre la esperanza de una vida al lado de los suyos y de cumplir un objetivo que había quedado rezagado.

Olguita, o Milagrito de Solca, como la bautizaron las enfermeras y doctores de esa casa de salud, cumplió el sueño de sellar su matrimonio eclesiástico con el amor de su vida, el peninsular Plácido Froilán Villón, de 80 años.

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Olguita nació en Quito y su amor en la comuna Bajada de Chanduy. El destino hizo que se conocieran en Guayaquil, específicamente en el barrio Garay. Ella comenta que su boda fue algo anhelado y que se concretó de manera relámpago por la llegada de Estados Unidos de su hija mayor, Cecilia Villón; y de España de su nieto, Leonardo.

Tener a los suyos cerca la llena de felicidad, pero esa alegría se empaña al recordar su lucha contra el cáncer. Relata que todo empezó con dolores de brazo y que pensó que se trataban de dolores musculares. Menciona que se hizo inyectar, pero que el dolor persistía. Así, le pidió a una nieta que la lleve con un especialista.

Tras varios exámenes le diagnosticaron cáncer de seno. Cuenta que luego de practicarle la biopsia los dos nódulos que le ocasionaban dolor se convirtieron en un bulto que medía al menos 19 cm de diámetro.

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“Las quimioterapias fueron peor que la enfermedad. No sabía la magnitud”, expresa.

“En las madrugadas me daba tristeza y lloraba, mi esposo me daba ánimo”, comenta.

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Olguita se sometió a doce quimioterapias antes de su operación. Tras eso se hizo exámenes y salieron negativos, sin embargo, médicos le sugirieron otras dos quimioterapias más para completar el tratamiento.

Su esposo cuenta que llevan 60 años viviendo juntos. Que a pesar de que sus familiares los visitan seguido y el hijo mayor vive con ellos, extrañan momentos en que vivían juntos.

“Así como empezamos, hemos quedado solo los dos como pareja”, dice Olguita evocando momentos en que queda en casa con su pareja Plácido y su gatita Fatmagul.

Olguita cuenta que Plácido es el amor de su vida y cree que su ejemplo servirá para que sus descendientes sigan un matrimonio fiel, y que luchen ante cualquier adversidad.

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“Antes uno se dedicaba a sus hijos, su esposo. Ahora muchos se meten en las relaciones, uno debe ser fiel y amar”, reflexiona Milagrito de Solca. (I)

Devoción
Cristiano católico

Participación
Olga forma parte de la congregación religiosa de las Madres Apostólicas en la que realizan retiros espirituales, misas y actividades que la mantienen en constante interacción con amigos y compañeros de grupo.

Reconocimiento
Esta congregación la eligió como madre símbolo en mayo pasado durante una celebración y homenaje a las madres ecuatorianas.