El enviado especial del Vaticano a Chile para investigar abusos sexuales, el obispo maltés Charles Scicluna, fue dado de alta este viernes de una clínica de Santiago tras someterse a una cirugía de urgencia en la que se le extirpó la vesícula.

Se informó que extenderá su estancia en el país sudamericano hasta el miércoles.

Scicluna, comisionado por el Vaticano para escuchar testimonios en torno al caso del controvertido obispo de Osorno, Juan Barros, ingresó en el hospital el martes en la noche tras sentir un fuerte malestar derivado de una dolencia que padecía desde antes de llegar.

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El enviado del papa se presentó ante la prensa en Santiago el viernes y agradeció el trabajo realizado por el sacerdote Jordi Bertomeu, quien ocupó su lugar para escuchar los testimonios mientras él estuvo convaleciente, y la atención recibida en el hospital. Además agradeció las oraciones para su recuperación.

La Conferencia Episcopal confirmó que el enviado del papa Francisco extenderá su misión hasta el miércoles y que tanto Scicluna como Bertomeu seguirían recibiendo testimonios de víctimas, a un ritmo menos intenso al inicialmente programado, que estuvieran interesadas hablar sobre el tema.

Barros ha sido acusado repetidamente de encubrir los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia y ha estado en el centro de la polémica desde que durante su visita a Chile en enero, el papa lo defendiera al asegurar que no había evidencia en su contra y que se trataba de “calumnias”, lo que se interpretó como un cuestionamiento a los testimonios de las víctimas.

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Scicluna alcanzó a completar una primera jornada de entrevistas con víctimas y personas dispuesta a hablar sobre el sacerdote Barros.

Dos de ellos han denunciado públicamente al sacerdote pederasta más conocido del país, Fernando Karadima, a quien se cree que Barros encubrió.

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Mientras tanto, el portavoz del grupo de víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Congregación de los Hermanos Maristas en Chile, Isaac Givovich, acudió a la Nunciatura Apostólica en Santiago para pedir un encuentro con el arzobispo Scicluna, ya que buscan que el Vaticano asuma un rol clave más allá de la investigación canónica y de la determinación de la congregación por separar a los miembros acusados. (I)