El enviado especial del Vaticano experto en delitos sexuales, el arzobispo maltés Charles Scicluna, fue sometido ayer a una cirugía en Chile para extirparle la vesícula biliar, pero el papa Francisco dispuso que continúe el proceso de entrevistas a víctimas de abusos por miembros de la Iglesia.

“Monseñor Scicluna se encuentra actualmente en buenas condiciones, recuperándose satisfactoriamente de la colecistectomía laparoscópica, procedimiento mínimamente invasivo con muy buen pronóstico”, señaló en un comunicado la clínica San Carlos de Apoquindo de Santiago. Se espera que el tiempo de recuperación sea de 72 horas, agregó.

La extirpación se realizó tras un diagnóstico de una probable colecistitis aguda –inflamación de la vesícula– que fue confirmada por exámenes médicos.

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El portavoz de la Conferencia Episcopal chilena, Jaime Coiro, señaló a la prensa tras conocerse el comunicado del hospital que se desconoce si Scicluna podrá retomar las entrevistas como era su deseo.

Scicluna arrastraba la dolencia desde antes de llegar a Chile y se manifestó durante el martes, pese a lo cual siguió con las entrevistas previstas.

Encargo
El arzobispo maltés llegó a Chile con el encargo de “recoger informaciones útiles concernientes a monseñor Juan Barros Madrid, obispo de Osorno”, acusado de encubrir los abusos cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, el cura pedófilo más conocido de la Iglesia chilena.

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Barros ha estado en el centro de la polémica desde que durante su visita a Chile en enero el papa Francisco lo defendió al asegurar que no había evidencia en su contra y que se trataba de “calumnias”, lo que se interpretó como un cuestionamiento del pontífice a los testimonios de las víctimas. (I)