El papa Francisco obsequió este lunes al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, un medallón con “un ángel estrangulando al demonio de la guerra”, en la primera visita en décadas de un mandatario de ese país al Vaticano. Por su parte, Erdogan le regaló una gran panorámica de Estambul en cerámica, en la cual se podía distinguir la cúpula de la basílica de Santa Sofía.

El pontífice argentino, que ha reiterado su rechazo a las guerras y a las armas de destrucción, seguramente no perdió la oportunidad para hablar sobre la ofensiva realizada desde el 20 de enero en Siria contra la región de Afrin, en la reunión privada de 50 minutos que sostuvo con Erdogan.

Con esa intervención, el ejército turco busca oficialmente expulsar de su frontera a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG), una organización aliada de Estados Unidos en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, a la que Ankara, capital turca, califica de “terrorista”.

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Erdogan y Francisco destacaron “la necesidad de promover la paz y la estabilidad en la región a través del diálogo y la negociación, respetando los derechos humanos y la ley internacional”, dijo el Vaticano. (I)