A los 18 años estaba cantando en un musical para los reyes de Noruega en su palacio. Los vientos de la música lo llevaron también a varios países de Europa a través de giras, cantando en barcos y otros lugares. Esto sucedió cuando era estudiante becado del instituto Viken de Noruega.

Roberto Falquez es un joven analítico, entusiasta y soñador. En su adolescencia quería llegar a ser un cantante famoso, pero cuando viajó a Noruega se dio cuenta de que eso no era lo suyo.

Descubrió que su vocación era ser gestor y productor artístico. “No me atrae el sobresaliente, me enamoré de sacarle lo mejor al ser humano común, a ese que no tuvo tantas oportunidades, pero quiere explotar su talento. Yo me dedico a producir a otras personas porque me enamoré del arte y descubrí mi vocación, tengo una cantidad de niños y jóvenes con los que trabajo. Nacimos en esta industria y moriremos aquí, enamorados de hacer que las cosas pasen”, dice.

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Roberto tiene 31 años, es director de la academia de música, arte y danza para niños Cemba, también dirige el ministerio de música de la iglesia Alianza Samborondón y el Centro de Arte Integral Reina de Guayaquil, y es gerente de EXC Eventos (productora de eventos).

Falquez además canta y toca varios instrumentos. Es emprendedor, tiene una revista de cultura, Huellas de Cemba, y ha producido eventos internacionales como el del concierto del ganador del Grammy Amaury Gutiérrez. Al momento también es el productor general de la cantante Maga Córdova, en un equipo con Stéfano Vieni, productor, cantante y compositor que ha trabajado con artistas como Kalimba, Armando Manzanero, Samo, María León, Reik, entre otros.

Muestra una mirada profunda mientras está detrás de un piano que parece una pieza valiosa sobre su escritorio, a los costados hay pinturas y unas medallas de su participación en Ironman (prueba exigente de triatlón) y maratones de atletismo, ya que aparte del arte gusta del deporte. Tres veces a la semana se levanta a las 05:30 para correr.

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Los lunes hace oficina en Alianza Samborondón, prepara todo lo que se hace en las reuniones del domingo, revisa repertorio, ensamble y la producción artística y escénica.

Los martes y jueves está en Cemba, desde donde se ha impuesto la tarea de empujar la “industria como un equipo junto con todas las instituciones que están vinculadas a la educación artística”.

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Los viernes hace eventos artísticos con EXC. “Somos encargados de dinamizar la industria formando artistas y amantes del arte ”, expresa el joven de ojos color café.

Se formó musicalmente en el conservatorio Rimsky Korsakov en Guayaquil y estudió música en el Instituto Viken en Noruega; aprendió arte digital, pintura y dibujo en el instituto de artes IGAD.

Su primer disco lo grabó a los 16 años en el clóset del cuarto de un vecino, Daniel Jairala, músico y experto en sonido. Fueron doce temas inéditos inspirados en sus experiencias de adolescente; con esa grabación aplicó para una beca en el Instituto Viken de Noruega y la obtuvo. Su papá, Roberto Falquez Ordóñez, le enseñó a tocar sus primeros acordes en la guitarra.

Trabajo social

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La motivación por el arte además lo ha llevado a crear iniciativas de ayuda social. Dirigió un proyecto, junto con los niños de Cemba, para pintar las salas pediátricas de emergencia de Solca.

En paralelo creó un cuarto de arte en Soldaditos de Dios, albergue de niños con cáncer que se hacen tratamientos en Solca, pero no tienen dónde hospedarse porque son de otras provincias. “Hicimos una campaña grande para conseguir recursos, en el cuarto hay instrumentos, pinturas; alumnos y maestros hacemos actividades”, cuenta Roberto.

Todos los miércoles va al Centro de Arte Integral Reina de Guayaquil, escuela municipal gratuita, para estar pendiente de proyectos y actividades. El domingo dirige los ensayos del grupo de música de Alianza Samborondón. A veces también canta y toca el piano o la guitarra; cada domingo asisten unas 650 personas. “Estoy enamorado de cantar para Dios. Me gusta la música porque es una experiencia para el alma ”, expresa.

Como parte de su labor como gestor ha dado capacitación sobre arte dentro y fuera del país. Destaca que una de sus mejores experiencias fue su participación como expositor en una conferencia de la Sociedad Interamericana de Estrategia (Slade), en el 2011. Habló ante las autoridades de países latinoamericanos sobre el arte y economía para sacar adelante el desarrollo artístico “en favor del crecimiento económico para las naciones”.

Es economista graduado en la UEES. Además tiene una maestría en Educación en el TEC de Monterrey y una especialización en Marketing Digital en la Universidad Pontificia Bolivariana de Colombia.

Entre los proyectos actuales de Roberto está promocionar las pinturas que está haciendo el artista ecuatoriano Alejandro Arellano. Roberto le paga las horas que pasa pintando cuadros en un cuarto de Cemba.

“Creo en su talento. Algún día esos cuadros tendrán valor. Hay que ir con un paso adelante. Las obras van a vivir un proceso en las galerías más importantes del mundo, será a largo plazo porque detesto la inmediatez, puede ser perjudicial”, según Roberto. (I)

Dicen de él Entiende que su lugar en este mundo es abrir las puertas a los demás y compartir lo que él sabe, es alguien que se encarga de mejorar su país”.Stéfano Vieni, Amigo