Los dos submarinos de la Armada del Ecuador tienen una autonomía de navegación de 40 días, considerando su capacidad de almacenaje de víveres. Es un tope que no hay que exceder incluso para evitar que la tripulación sea presa de los efectos del confinamiento.
El comandante del submarino Shyri, capitán de fragata Jorge Velasteguí, señala que hace poco cumplieron una misión de 33 días en Galápagos, y que emergen dos veces al día para permitir el paso de aire a través de un tubo, de un esnórquel.
El Comando de Submarinos conmemora 40 años de creación. Su comandante, el capitán de navío Guillermo Donoso, reseña que el 4 de noviembre de 1977 un astillero alemán, luego de meses de construcción, pasó a la Armada la posesión del submarino Shyri y que luego lo hizo con el Huancavilca.
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“Al día siguiente, el 5 noviembre, se iza el pabellón tricolor por primera vez en la historia en un submarino. Ecuador nunca había tenido submarinos”, evoca el comandante Donoso.
En el 2015, él estuvo al mando del Huancavilca, de similares características del Shyri: 60 metros de eslora, diámetro de 6 metros, capaz de sumergirse a 250 metros y navegar a 20 nudos (40 km/h aproximadamente). “El submarino tiene varias capacidades: una, su potencia ofensiva; otra, la vigilancia, como está bajo el agua no lo pueden detectar fácilmente los buques, tal vez una aeronave podría hacerlo”, destaca el capitán Donoso, quien registra 34 años de servicio en la Armada.
El Shyri y el Huancavilca vigilaron los movimientos enemigos en los conflictos bélicos de 1981 y 1995. Si los comandantes consideraban un ataque con torpedos, bien pudieron ejecutarlos. “Los submarinos son las unidades navales que mejor sirven a una Marina para vigilancia, inteligencia y reconocimiento de área. Cuando hubo los conflictos, los submarinos cumplían una misión específica en un área y pasaban información al resto de buques”, cita.
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Entre el 2008 y 2014, los submarinos pasaron por un proceso de modernización, en Chile. El capitán de corbeta Pablo Negrete, segundo comandante del Shyri, describe que se adaptó un sistema de video al periscopio para mostrar en pantalla lo que se observa en exteriores. También, 80 tomas de oxígeno comprimido, para utilizarse en situación de emergencia.
Los submarinos pueden estar tripulados por algo más de 40 marinos. El teniente Víctor Viera es el oficial de inmersión. Con su equipo controla el llenado con agua de seis tanques, lo que permite a la nave ganar peso y alcanzar las profundidades. Asimismo, acciona el ingreso del aire a presión a los mismos recipientes, para desplazar el agua y ejecutar el ascenso a la superficie (emersión).
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El submarino depende de baterías. Dispone de generadores eléctricos. Si está en muelle se le conecta un cargador, cual teléfono celular. El cabo Efrén Pesántez es el motorista del Shyri. El sargento José Ávila, el electricista, todos los alrededor de cuarenta tripulantes tienen su rol para operar los sistemas eléctrico, de aire comprimido, de achique y compensación, e hidráulico. El control es constante. Por ejemplo, cada cierto tiempo hay que eliminar el dióxido de carbono, o aire viciado, que genera la tripulación. Allí hay que inyectar oxígeno. (I)