En las panaderías que venden estos tradicionales bocados refieren que han aumentado su producción ante el crecimiento de la demanda. Aquí algunas opciones en el norte.

Panadería La Espiga
‘Mi colada tiene un sabor intenso’

El color morado resalta en su vitrina. Son más de una veintena de vasos, de tres tamaños. Los que contienen esta bebida agridulce en la panadería La Espiga. Es la temporada, la prepara desde octubre por la insistencia de sus clientes, cuenta Robinson Zaruma, chef panadero que hace 15 años ofrece este ‘mix’ de frutas.

A la semana elabora en promedio 100 litros en el local en la Alborada y una cifra similar en la sucursal de Las Orquídeas, refiere. La receta es su herencia culinaria, la aprendió de su abuela y la perfeccionó con el tiempo al aplicar los conocimientos que ha adquirido como PastriChef, dice el ambateño.

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Es un sabor intenso, en base a seis frutas: piña, mora, babaco, frutilla, uva negra y naranjilla. No usa algunas frutas que sí incluyen en otros locales, como ciruela y mortiño, porque –afirma– eso no permite que se fermente. Luego de hervir las frutas y especies le adiciona la harina de maíz morada.

Hace 15 años, el negocio de la colada morada era solo de tres o cuatro días. Ahora cada año sube su producción. En el 2016 vendió unos 500 litros, mientras en este mes van 150 litros. La próxima semana espera triplicar los pedidos. Estima llegar a cerca de 1.000 litros en los dos locales. (I)

 

Panettería La Spiga
‘Caramelizo las frutas para dar mejor sabor’

La harina de trigo morada le da su color; un ‘mix’ de frutas le dan ese sabor agridulce; y la combinación de especies le dan ese aroma que invade el paladar. Es la colada morada de Elisa León Lavezzari, de la Panettería La Spiga, ubicada en Entre Ríos.

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Cada año le va mejor, dice. En el 2016 elaboró unos 2.000 litros de colada morada y en lo que va del mes lleva unos 1.000 vendidos. Mientras, el año pasado vendió cerca de 3.000 guaguas. Ahora espera duplicar esa cifra, como en años anteriores, dice.

Ella le pone tomate de árbol, babaco, uva, ciruela, mora, mortiño, mamey serrano, frutilla, piña hawaiana, mango, guayaba. Todas caramelizadas, ese es uno de sus ‘secretos’ en la preparación, sostiene la emprendedora que puso su negocio hace ocho años. También es importante en esta bebida tradicional la cantidad de especias y la harina de trigo que le da el color morado.

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Para el 2 y 3 de noviembre hará una colada endulzada con panela y endulzante natural.

Las guaguas de pan las hace su pastelero de confianza. Hay sencillas y rellenas con chocolate, manjar, guayaba y canela, a $ 1,25 la pequeña y $ 1,50 la grande. (I)

 

Pan ambateño
‘Todo el año tengo mi colada’

Fernando Nieto ofrece este ‘comibebe festivo’ todos los días del año. Siempre llegan a pedirle esta bebida agridulce, dice. En un día normal ofrece entre 30 y 40 vasos; y en este mes elabora a diario una olla de 45 litros, que le dan 100 vasos. Y mientras se acerca la fecha conmemorativa, la cifra aumenta.

Prevé elaborar de cinco a seis ollas, es decir, unos 500 vasos al día esta semana, señala el ambateño, que tiene varios letreros que promocionan su colada en el local, ubicado en Urdesa. Allí lleva 12 años, de los 16 que tiene en Guayaquil. Antes tuvo un local en la Alborada.

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Aprendió a elaborar la bebida y el bocado de trigo en la panadería de su abuela, en Ibarra, a los 13 años. Rememora que la familia se reunía a elaborar la colada y el jefe de hogar preparaba la masa de la guagua y se la daba a los niños para que le daban la forma que querían, humana y de animales.

Desde inicios de octubre recibe los pedidos de empresas. La colada la hace con al menos seis frutas, más la harina y especias. Pero el ingrediente más especial es el cariño con que la elabora, expresa el panadero. De las guaguas tiene sencillas y con manjar, coloridas en su ‘vestimenta’ con colorantes vegetales. Está listo para hacer unos 300 en estos días. (I)

 

Pastelería Adriana
‘El aroma le da un toque distinto’

El aroma, en base a una combinación de especias, como canela, clavo y pimienta de olor, entre otras, le da un toque especial a la colada morada de la Pastelería Adriana. “Un buen aroma es indispensable para atraer los paladares”, cuenta Jean Carlos Barreto, administrador encargado del local, en el centro comercial Village Plaza.

Ahí se ofrece esta bebida, de textura suave con trozos de frutas, desde el 15 octubre. En estos días comercializan entre 50 y 60 vasos y 25 tarrinas de un litro a diario.

Agrega que si se termina antes hacen un nuevo pedido en la matriz de la panadería. En el año y medio que lleva en ese establecimiento ve una diferencia con la fecha del 2016. La demanda es mayor y para esta semana se duplica y hasta triplica la producción para abastecer los siete locales que tiene la pastelería, seis de ellos están en Guayaquil, sostiene.

La colada, elaborada con mortiño, durazno, piña, piñón, frutilla, ciruela, entre otras frutas, la sirve acompañada de la dulce guagua de pan.

Hay sencillas, rellenas con manjar, queso, chocolate. Las dos primeras cuestan $0,90 y las otras, dos, a $1,90. (I)