Al llegar al cuarto episodio de Obi-Wan Kenobi (Disney Plus), muchos fanáticos de Star Wars se cuestionan por qué Darth Vader (Hayden Christensen) aparece tan esporádicamente, y la mayor parte de la acción se la llevan los Inquisidores, en especial la novata Reva (Moses Ingram), quien se ha llevado a la pequeña Leia hasta una base imperial parcialmente sumergida, que funciona también como una tétrica ‘sala de trofeos’ en la que se exhiben muchos de los resultados de la Orden 66.

La explicación para que Vader deje actuar a sus subordinados en su lugar, a pesar de su obsesión con Kenobi, está en que aún depende de un tanque de bacta para sobrevivir, ese fluido cuyas propiedades hemos apreciado más recientemente en El libro de Boba Fett, y que es capaz de acelerar la cicatrización y la recuperación de lesiones.

Parte IV abre precisamente con un baño de bacta, en el que están sumergidos Vader y también el maestro Jedi Kenobi (Ewan McGregor), cada cual sanando de las quemaduras que se causaron entre sí en distintos momentos. Y en esos instantes de vulnerabilidad, ambos vuelven a percibirse por medio de la Fuerza.

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Ewan McGregor y Vivien Lyra Blair en la Star Wars Celebration, el pasado 26 de marzo, en Anaheim, California. Foto: AFP

Las relaciones entre los personajes son el fuerte de esta miniserie (le faltan nada más dos episodios para cerrar). A pesar de que han pasado poco tiempo juntos y por el momento están separados, Kenobi y Leia (Vivien Lyra Blair) han desarrollado un vínculo de lealtad. Ella se niega a delatarlo, y él se lanza a rescatarla desesperadamente, sin grandes planes y sin haber recobrado la confianza plena en sus habilidades. Se nota en algunas acciones improvisadas e ingenuas para llegar y salir de la base enemiga, que al final, entendemos, no son casualidad ni suerte. Sin embargo, los más acérrimos seguidores de la franquicia identificaron otra intención: la de replicar algunas secuencias del videojuego Jedi: Fallen Order (2019).

Obi-Wan Kenobi nos permite asistir también al nacimiento de la Resistencia, el movimiento que trata de proteger a los perseguidos del Imperio, es decir, los pocos Jedi que quedan y a todos los que sin pertenecer a esta orden, son sensibles a la Fuerza. Se ve como un grupo pequeño, disperso, acostumbrado a la pérdida, y sin embargo dispuesto a hacer grandes sacrificios.

Hayden Christensen, O'Shea Jackson Jr. y Ewan McGregor. Jackson debuta con Star Wars en un papel secundario, como líder de la Resistencia. Foto: AFP

Es a este grupo al que años después se unirá la joven Leia, como los más fieles seguidores de las películas la recuerdan: astuta, inteligente y mucho más despierta y experimentada en la lucha que su gemelo Luke, quien creció prácticamente aislado en un planéta desértico, en un ambiente rural, y es un chico inocente al que Obi-Wan Kenobi y Yoda deben entrenar desde cero.

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La actual serie nos permite entender que la vida de Leia en Aldeeran no solo le permitió aprender sobre política, sino que la expuso a riesgos y alianzas desde pequeña. Su nexo con la Resistencia y con Ben tiene historia, como hacen notar los fanáticos de la princesa, que relacionan ese último nombre con el de su hijo (El despertar de la Fuerza, 2015).

En el grupo rebelde destaca el líder Roken, interpretado por el actor afroamericano O’Shea Jackson Jr. (hijo del rapero Ice Cube), y la piloto Sully, caracterizada por la actriz estadounidense de ascendencia japonesa Maya Erskine. ¿Mucha representatividad? Erskine no es muy activa en redes, pero Jackson no parece estar recibiendo comentarios negativos, sino todo lo contrario. (E)