Ya lleva varios años en la escena musical independiente. Megan Wong siempre ha sido una apasionada por la música, desde que era muy pequeña. Estuvo influenciada por su padre, quien hacía que ella y su hermana se familiarizaran con los instrumentos musicales; a ella le encantó la batería, siendo este su instrumento principal y su fuerte.

Los Tripulantes del Submarino Amarillo (banda de rock) e Iguana Brava (banda de cumbia y ritmos bailables) fueron las agrupaciones en las que participó Wong antes de lanzar su carrera como solista y exponer al mundo Una flor, tema inédito. Es graduada de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y actualmente se encuentra estudiando una maestría en Composición Musical en la Universidad de las Artes.

“Mi instrumento principal es la batería; también me gusta mucho la percusión, cantar, por esto he decidido dar un paso adelante y componer mi propia música. También apoyándome de la guitarra, mi mamá me enseñó”, cuenta la artista local.

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Su padre y madre siempre estuvieron involucrados en el mundo de la música y apoyaron el sueño de su hija de vivir de esa profesión. “Desde chiquita estaba acostumbrada a la música en la casa, y no solo por ellos, sino que sus amigos llegaban, tocaban la guitarra, cantaban, eran músicos también”.

La decisión de ser solista

“Lo venía pensando años atrás, pero no tomaba acción, realmente. Mi esposo me decía: ‘Megan, tú tienes varias composiciones’. De hecho, yo tengo un cuadernito donde anoto todas mis composiciones, acordes, mis cosas, y los tenía ahí guardaditos; de vez en cuando los tocaba en presentaciones. Entonces, mi esposo me decía: ‘Tienes que grabarlos, tienes que sacarlos’“.

Ella no le hacía caso a su pareja, tenía sus proyectos grupales y se encontraba enfocada en ello. Sin embargo, a raíz de la pandemia fue complejo para Iguana Brava (última banda a la que perteneció) mantener la frecuencia y el contacto. “Eso me dio un impulso y dije: ‘Este va a ser un año muy difícil en el que, si no hago algo con mis proyectos, con mi música, la verdad me sentiría muy mal’”.

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En su casa tiene un estudio armado, donde comenzó a desempolvar ese “cuadernito” y empezó la grabación de sus creaciones. Así se materializó Una flor.

Una flor

La letra es esperanzadora, la melodía tranquila y luego un tanto roquera. Megan dice: “Yo quise cantar esta, de hecho, estaba preparando otro tema, pero quise cambiarlo para sacar mejor este, Una flor, por el mensaje que da”. Es una balada, pero no se quiere encasillar porque de ella fluye y surgen diferentes ritmos. “Nunca me fijo en el género”, revela, ella solo se sienta con su guitarra y comienza a crear; puede salir cualquier cosa, y en esta ocasión fue una balada rock.

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La influencia de su papá se puede palpar en el sencillo, de acuerdo a Megan Wong, ya que él ayudó en los arreglos y es baterista.

Batería, guitarra y ahora la voz

La batería y guitarra siempre han sido sus buenos amigos, han estado presentes en diferentes años y facetas de su vida. Recuerda que a los siete años le regalaron su primera batería, desde ese momento comenzó a practicar y no la abandonó. A los nueve, su mamá le enseñó sobre la guitarra, y a los quince tuvo su primera guitarra eléctrica. A los 17, su mamá compró una nueva batería para la casa, y con eso sus estudios en música se hicieron más fáciles, porque tenía dónde practicar.

A esos dos buenos compañeros ahora se suma su voz. Antes no la exploraba de la manera en que actualmente lo hace. (E)