Will Smith durante su visita a Ecuador, para grabar un documental de National Geographic, compartió en sus redes sociales varios videos y uno de ellos en el que simula bailar al ritmo de Zapateando Juyayay, que es interpretado por el grupo ecuatoriano Jayac.

Zapateando Juyayay se ha convertido en uno de los temas ícono de Jayac. En YouTube el videoclip tiene más de 60 millones de visualizaciones, mientras que Spotify suma más de 2 millones de reproducciones.

Will Smith baila al ritmo del Zapateando Juyayay en Ecuador

Y si por si acaso no vio ese video de Smith, a lo mejor lo escuchó en un video de TikTok o en otra plataforma digital y si se retrocede hace más de un año, en la campaña presidencial del 2021.

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¿Cómo surgió “Zapateando Juyayay”?

Saulo Díaz, director de la agrupación quiteña, contó a este Diario sobre la creación del tema y la trayectoria del grupo de más de 30 años. Está integrado por Vinicio Díaz (primera voz), Jaime Díaz (vientos), Amilcar Arias (vientos), Santiago Díaz (guitarrista), Christian Rodríguez (bajista) y Rolando Lema (baterista).

Si las redes sociales hubiesen existido desde que surgió el grupo, más temas serían virales, dice Saulo, quien agrega que sus temas son populares en varios países y cita como ejemplo La zambiceña, que lo han bailado y tocado orquestas en Bolivia y Perú.

De acuerdo con el músico, Zapateando Juyayay fue realizada en dos horas, la grabaron al siguiente día la parte musical y al otro día fue el rodaje del videoclip, todo esto en el 2018. Pero para llegar al trabajo final hay una historia.

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Tenían una presentación en Estados Unidos para una fundación ecuatoriana, que festeja siempre el Inti Raymi, y les pidieron que hicieran un tema para los zapateados, que es justamente para esa celebración tradicional.

“Se acercaban los días y nosotros no habíamos tenido tiempo de hacer el tema. Así es que antes de ir, creo que dos semanas antes de llegar, dijimos: ‘cada uno probemos en nuestras casas y vamos haciendo alguito’. Un miércoles reunimos todo y vemos qué sale y así nació el Juyayay. En la tarde, a las cinco, nos pusimos a practicar, había el ritmo, porque siempre ese ritmo del zapateado para el Inti Raymi, entonces empezó a salir la letra, Vinicio ya empezó a sacar el ritmo en la quena, tan, tan, y salió el tema, quedó así”, afirma.

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“Ya teníamos grabados en los teléfonos todos y dijimos: ‘reunámonos mañana para grabarle de una vez’ y de ahí para enviar. Le grabamos al otro día, en el estudio mismo íbamos acodando frases, íbamos inventándonos nuevas cosas y quedó terminado. Esa misma noche llamamos a un grupo de danza de Cayambe, le llamamos a los señores del video, que nunca habían escuchado la canción ni sabían qué iban a hacer. Les dijimos: ‘ese rato vamos viendo cómo hacemos las tomas’. El del video fue con todos sus aparatos, a los señores de la danza les enviamos en la noche mismo, pero no sabían qué coreografía hacer”, agrega.

Una vez realizada la convocatoria a los de la danza y el video, todos fueron a Cayambe, pero no sabían en qué iban a grabar el videoclip. “Al pasar dijimos: ‘aquí hay la hacienda Guachalá, vamos a preguntar si nos dejan grabar ahí’. Fuimos, estaban muy abiertos, con gusto y así fuimos improvisando todo, porque teníamos que entregar ya. Un lunes enviamos a la fundación, les gustó mucho y lanzamos al aire”, explica.

El artista recuerda que el primer meme que salió del tema fue de unos albañiles, lo que causó emoción en los integrantes del grupo, pero luego aparecieron más, y señala que han contabilizado unos 1.000 memes, pero no solo eso, sino que las visualizaciones en YouTube empezaron a subir. “Para nosotros, fue una sorpresa porque los grupos llamaban a ver si poían grabar con nosotros, nos invitaban, fue una alegría todo eso y en la época de la pandemia grabamos con orquestas sinfónicas, con bandas, con grupos. Ahí ya supimos que la canción era una tendencia y para nosotros una gran alegría”, afirma.

Sobre el uso que le dieron a la canción, dice que “muchos usaron sin permiso, no sabemos cuántos, pero hay quienes nos llamaron, en ese sentido la misma Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador tomó cartas en el asunto para localizarlos y arreglar económicamente. Con otros no nos enteramos, pero bueno, lo importante dentro de esto es que la canción empezó a tomar cuerpo”.

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Rompió barreras y estatus

Asimismo, señala que el tema rompió barreras y estatus, porque lo han bailado niños, jóvenes y adultos, además de todas las clases sociales. “Ese es el éxito para nosotros, que esta canción ha llegado a todos los estatus, porque 60 millones no es solo de aquí del país, son de Europa y de todo el mundo. Nos han mandado videos de felicitaciones, saludos, entonces esa es la parte importante de experimentar creando que es el mensaje que se da a los grupos, que creen música”, sostiene.

Sobre el video de Smith dice: “Sabemos que sí lo escuchaba en todos los lugares”. Y cita como ejemplo que cuando el actor llegó a Alausí, allí el tema es muy escuchado. “A todo lugar que iba estaba escuchando esa canción, ya estaba en su oído y como veía que todo mundo con esa canción se movía y bailaba, y eso lo sabemos por fuentes directas, como es que él llegó a bailar”, afirma.

Es consciente del éxito que ha tenido Zapateando Juyayay y “es difícil superar algo”, que en esta ocasión es algo propio, pero no lo ve imposible tampoco, y para ello durante la pandemia trabajaron en seis temas, entre ellos, Takidor, Pisa duro taz taz taz y Jaway Jaway, todos disponibles en las plataformas digitales.

Historia de Jayac

Son originarios de la parroquia Zámbiza, ubicada al noreste de Quito, y para hablar de los antecedentes hay que remontarse a 1979 aproximadamente, época en la cual casi no había una carretera con acceso al lugar y al ser un pequeño pueblo todos se conocían. En ese entonces, también llegó el sacerdote Froilán Serrano “cargado de mucha energía y de ganas de compartir con los jóvenes”, pero no llegó con las manos vacías, sino que con instrumentos musicales y formó grupos de rock, folclóricos, que no fue Jayac, pero formaron parte algunos miembros de la agrupación, que se formó después.

El ser parte del proyecto del sacerdote fue para darse cuenta de que querían dedicarse a la música y posteriormente se encaminaron para armar Jayac, que está integrado por familiares. “El padrecito al final se fue del pueblo, pero llegaron otros muy agradables con quienes rápidamente nos juntamos y ellos nos invitaron a vivir en unas comunidades indígenas para hacer labor social y con estos nuevos padrecitos nos fuimos al sector de Cayambe, que está a una hora de Quito, pero todavía no hacíamos música por Jayac. Empezamos a trabajar y hacíamos música religiosa, yo seguí estudiando en la universidad. No estaba nada escrito para hacer Jayac todavía”, relata Saulo.

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Vivieron cuatro años en las comunidades indígenas y se involucraron en las tradiciones de los pueblos algunos de los miembros del que luego hicieron parte del grupo, Saulo por sus estudios pasaba más en la ciudad, pero un día con Jaime que vivía en Zámbiza se plantearon reunirse con quienes podían para asistir al Festival Maicito de Oro, que realizaban anualmente en el pueblo.

“Justo para ese festival Vinicio, que es la primera voz, regresó de Cayambe, en donde vivía, y le propusimos: ‘hagamos música’ y empezamos a cantar ese día para el festival, en ese festival vimos que las cosas iban bien y dijimos: ‘sigamos, sigamos un poco a ver qué pasa’. Entonces Vinicio regresó de Cayambe, de los que iniciábamos estuvimos con Jaime, con Vinicio, yo y luego ingresó un hermano más de Vinicio y seguimos haciendo música bonita’”, comenta.

Había pasado un tiempo de seguir con la prueba hasta que un día conversaron “seriamente” y se plantearon si sería como hobby o se dedicaban de lleno a la música. “Tuvimos que tomar una decisión, así que dijimos: ‘dejemos todo y hagamos la música, salgamos’. En esa época acá en Ecuador había muchísimos grupos de Bolivia, de Perú, que venían a tocar en las plazas y parques, porque aquí en Quito, el alcalde de esa época, dio los espacios abiertos para hacer la música”, afirma.

El grupo se formó el 20 de mayo de 1989. Empezaron a cantar en las plazas, y sin nombre todavía del grupo, fueron invitados por un sacerdote a tocar en una parroquia. “Hacíamos música de todo, pero cada vez que tocábamos la gente se impactaba por la forma en que lo hacíamos, pero no teníamos nombre, al terminar la presentación unas amigas nuestras nos dijeron: ‘necesitan un nombre que sea muy fuerte, que represente lo que ustedes hacen, por qué no se ponen Jayac’, nos dijo”.

Según Saulo, Jayac en quichua significa agridulce, picante, noble y fuerte. “Tiene todas esas acepciones de acuerdo al contexto”, asegura. Y es así como decidieron que el nombre que los identificara sea Jayac.

Integrantes de la agrupación ecuatoriana Jayac. (Tomada de Facebook JAYAC Ecuador)

Un camino lleno de pruebas

Luego de ello y ya con el nombre durante dos años recorrieron el país, incluido Guayaquil, y también viajaron a Colombia y Perú. “En ese trayecto vivíamos muy limitadamente, es difícil vivir en las calles, esperando que alguien te done, nos dijimos: ‘probemos cinco años a ver cómo nos va con esto’ y si no, como ya todos dejamos, yo dejé la universidad, justo había egresado, ya no pude hacer mi tesis, los compañeros dejaron sus trabajos, pero nos lanzamos a esto”, rememora.

Decididos a continuar, sin embargo, se enfrentaron a otra situación, no contaban con los recursos para grabar en discos de acetato, que es lo que predominaba en esa época, por lo que con el dinero que recaudaron con las presentaciones en la calle lo invirtieron para grabar en casetes.

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Fueron a grabar 18 temas, todos cover, en el estudio de los músicos, los hermanos Claudio y Fernando Jácome, y durante ese proceso Fernando les propuso grabar en disco de acetato. “Nos dice: ‘oigan, muchachos, por qué no hacen un acetato, hay temas muy buenos, yo puedo escogerlos, les ayudo a que esperen para ir pagando poco a poco’, pero imagínate en esas épocas hablar de plata era imposible para nosotros, nos pedía 500.000 sucres para mandar hacer 1.000 acetatos, de dónde se saca. En todo caso, nos arriesgamos y fiamos (pedimos) dinero, pero era tan difícil, con decirte que logramos encontrar que nos fíen al 15 % mensual, en todo caso fue un paso que no pensábamos”, relata.

Una vez con los 1.000 discos se encontraron con otra “cruda realidad”, que debían vender y el problema fue “quién compra a un artista desconocido” y optaron por recorrer las tiendas en donde vendían los discos para que los ayuden a vender. “Nos pedían uno a consignación”, dice, pero aceptaron la condición, y paralelo a ello seguían tocando en las calles, y es aquí cuando se encontraron con Fernando Palacios, quien trabajaba en una radio, y les dijo que la música que tenían “era muy bonita” y les ofreció que pondría la música en la emisora, pero con la condición de que les regalara el disco. “Imagínate regalar un disco para nosotros era mucho dinero”, pero le dieron el disco.

Palacios cumplió con su compromiso, colocó las canciones del disco en la radio Francisco Stéreo, en la cual había tres programas de folclor tres veces al día y empezaron a sonar.

Se hicieron populares Si te vas, Mariposita y Tamia, que junto con otras canciones comenzaron sonar en más emisoras: Mientras ocurría esto, ellos seguían tocando en la calle y nuevamente se encontraron con otra persona, pero esta vez un empresario que organizaba conciertos en la Plaza de Toros y en esa época estaba trayendo a los bolivianos Los Kjarkas y les propuso si querían tocar. “Qué grupo no va a querer eso, le dijimos que sí”, rememora.

Sin embargo, ocurrió algo curioso, esa persona desapareció. Volvieron a verlo después de un año y esta vez les hizo una propuesta similar, que acompañen a Los Kjarkas en una gira que iban a realizar en Ecuador, en ocho ciudades, y la respuesta de ellos fue afirmativa, en aquel entonces era 1992. “Y así fue como empezamos, de la plaza central de Quito, fuimos a la Plaza de Toros, donde había 15.000 personas, hicimos la gira a nivel nacional y desde ahí empezó nuestro trabajo y no hemos parado estos 30 años de trayectoria”, relata.

Creación propia

Jayac empezó tocando covers y luego empezaron a crear su propia música, y eso los ha mantenido vigentes. “Ese es el reto de cada artista para mantenerse y eso es lo que te ayuda. El momento que un artista hace una creación propia y pega, serás para toda la vida recordado”, asegura.

En 1993 presentaron sus temas propios, entre ellos, Por un amor, Volver a amar, Orgullo y Cuenca mía, y desde ese entonces se han centrado en trabajar en sus creaciones. Indica que en la actualidad el 99 % del show es con música inédita y agradece el cariño del público durante las presentaciones.

“El mayor logro de un artista es justamente recibir ese cariño de su gente, de sus fans, que estén cantando tus temas y más si es la música inédita, entonces pienso que ahí te sientes realizado porque has hecho un trabajo que ha llegado al corazón y eso es lo que encontramos cuando hemos ido de viaje, en Estados Unidos, en Europa y no solo con ecuatorianos, sino también con extranjeros. Esta vez como estuvimos en gira con Los Kjarkas, que estaban celebrando los 50 años, fue fantástico compartir con los bolivianos. Para nosotros, ha sido una alegría descubrir el respeto que tienen los bolivianos hacia el artista, porque muchos de ellos no nos conocían y los que conocían festejaban y bailaban”, comenta.

Datos:

  • Recientemente regresaron de España, donde se presentaron en Zaragoza, Cintruénigo, Bilbao, Asturias, Murcia y Valencia.
  • Las próximas presentaciones son el 5 de noviembre en Azogues; el 6 en Naranjal, el 11 en Guaranda, el 19 en Quito y el 25 en Zamora.
  • Constantemente Jayac visita al padre Froilán Serrano, originario de Tabacundo, y recurrentemente es invitado especial en eventos del grupo.
  • Una del grupo de amigas que sugirieron el nombre para la agrupación se casó con uno de los integrantes.
  • Cuando empezaron Jayac estaba integrado por seis músicos, actualmente son siete.
  • Marcelino Tupiza y Franklin Díaz fueron parte de los músicos que estuvieron al inicio, pero luego tomaron otro rumbo.
  • Tupiza se retiró del grupo y actualmente es empresario.
  • Tras la salida de Tupiza ingresó Christian Rodríguez (bajo), sobrino de Saulo, quien es primo de Jaime, Vinicio y Franklin.
  • Franklin, hermano de Jaime y Vinicio, se casó y luego de ocho años. Junto con su esposa y sus dos hijos se radicaron en Bélgica, de donde es ella.
  • Santiago Díaz (guitarra), hijo de Vinicio, reemplazó a Franklin. (I)