Mientras en el interior del estadio Modelo Alberto Spencer retumbaba la música, en el exterior se suscitaron varios incidentes, entre ellos, robos, intentos fallidos por ingresar, aunque según varios testimonios decenas de asistentes sí lo lograron en el denominado portazo y quejas de personas que tenían sus entradas y no lograron entrar al concierto de Daddy Yankee.

Pasada las 19:30 desapareció la casi infinita fila de asistentes para ingresar hasta la zona de parqueo del recinto, en donde se colocó al personal de control de las diferentes localidades, sin embargo, no todo estaba en calma, porque por varios momentos las personas empezaban a correr en su desesperación por tratar de ingresar por los diferentes accesos.

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El personal designado para seguridad trató de mantener bajo control los tumultos, conteniendo las vallas, que en varias ocasiones fueron burladas por las personas.

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“Abran la puerta” o “queremos entrar” se escuchaba repetidamente en las puertas de ingreso, pero el caos más notable fue a partir de las 21:30, puesto que desde esa hora la posibilidad de ingresar era nula, el intento por entrar era reiterativo, pero imposible, se golpeaban las puertas fuertemente y ante esa situación miembros de la Policía Nacional montados en caballos se colocaban adelante de las personas para dispersarlos, incluso usaron gas lacrimógeno, según los asistentes.

En ese contexto, la ira, la decepción y la indignación se iba percibiendo más en el público, principalmente para quienes tenían sus entradas en las manos. Casi al borde de llorar y sin palabras para expresar su molestia es como estaba Johanna Guzmán, quien dijo que se sentía “estafada, decepcionada, engañada, indignada”, porque no pudo ingresar junto con su grupo, en las que estaban sus dos primas y dos amigas. Ellas tenía entradas para la localidad somos de calle.

“Una burla desde el inicio de la organización. Desde el inicio que se publicaron las entradas, desde el inicio la plataforma, pero se dijo que esto estaba organizado desde las 15:00, no nos imaginamos encontrarnos con todo esto, mire como todavía la gente está entrando y por toda culpa de todita esa gente no nos abrieron... Aquí estamos esperando una hora que abrieran esta localidad y nos dijeron: ‘no hagan bulla, ya van a abrir, ya van a abrir’ para nada, para ponerle candado por dentro y esta gente quedó olvidada”, indicó.

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Daddy Yankee en su paso por Guayaquil: Seguridad al público siempre es lo primordial

Junto con Guzmán estaba Roxana Parrales, quien contó que llegaron a las 15:00 y a las 19:00 estuvieron en la zona de parqueo para hacer la fila que les correspondía, mientras que sus dos amigas que arribaron a las 09:00, estas dos últimas al final no lograron ingresar y prefirieron irse a sus casas. “Esto era un colapso que no se podía entrar. Los que entraron fueron los que estaban en el portazo, mucha gente que no tuvo entradas, empujaron y todo, y se metieron a la fuerza. (Mis amigas) ya se fueron porque empezaron a tirar los gendarmes gas, comenzaron con los caballos a estarnos espantando. Nos quedamos con mi hermana y mi prima hasta lo último a ver si es que tenían compasión de las personas que hemos gastado en entrada y que no nos van a devolver la plata”, comentó Parrales muy molesta.

Parrales no tenía esperanza de recuperar su dinero. “No podemos hacer nada, porque hablamos con un chico que estaba de la guardianía con camisa verde y lo único que dijo: ‘yo no tengo la culpa, porque los que tienen que ver ahí son los de logística, está lleno adentro y aquí ya no se puede dejar entrar’, pero qué culpa tenemos nosotros que haya habido cuatro portazos y que un pocotón de gente haya ingresado sin entradas, los que tenemos entradas qué va a pasar con nosotros, son 200 dólares (cada una 25) que las entradas cuestan”, señaló.

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Contrario a Parrales, Guzmán espera que le devuelvan su dinero, “pero vamos a ver con qué cuento salen, esperamos que devuelvan”.

Fanáticos de Daddy Yankee en la zona de parqueo del Estadio Alberto Spencer. Foto: Carmen Carchi

El caso no fue muy diferente para Franklin Quezada, fueron entre diez y tenían las entradas para la localidad palco que tire pa’ lante, que tenía un valor de 215 cada una. Él comentó que llegaron a las 20:00 a la zona de parqueo para dirigirse adonde correspondía hacer la fila para su localidad, pero cuando estuvieron allí ocurrió un incidente. “Tumbaron la puerta, pero era poca gente, era un tema manejable, nos quedamos tranquilos, evidentemente se fue acumulando la gente, todas las filas se llenaron, en esta puerta (1) entran tres o cuatro localidades. Bueno ya pasó media hora, 40 minutos y no solucionaban. Yo, personalmente fui a buscar a diez policías que estaban aquí, les dije que vayan a organizar a la gente, porque esto a mi criterio solucionaban de una sola forma, hacían una sola fila y el que tenía entrada pasaba, fácil...”, relató.

De acuerdo con Quezada, el problema fue que “la policía trató de hacerlo, (pero) lo hizo de manera deficiente, (además) nadie de allá dio la cara, nadie de la organización vino a decir, tenemos dos horas y media aquí, y no ha salido nadie a decir vamos a abrir la puerta, vamos a hacer algo, nada. La policía ya nos organizó, vino con caballos, hicimos una sola fila, pero no hay quien abra, fueron a buscar a alguien y no abre nadie...”, dijo Quezada, quien comentó que piensa poner una denuncia, “me va a tocar, no me queda de otra, me tienen que devolver mi dinero”.

Cerca de Quezada estaba un grupo, diez en total, que vinieron desde Cuenca. Sus boletos eran para palco que tire pa’ lante. Indicaron que llegaron a las 19:30. “Pasamos mil filtros, nos aplastaron, nos botaron todo (refiriéndose al gas lacrimógeno, según los asistentes), yo tengo pánico a los caballos me puse a llorar... Lo que nos dijo la Policía es que a las 19:00 entró un tumulto de 600 personas y botaron la puerta (1) y ya se llenó”, comentó una de las integrantes del grupo.

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“Todos los que tuvimos la entrada que nos devuelvan al menos el dinero. Aquí está el comprobante de que no entramos”, señalaron, e indicaron que planean demandar.

A 5 y 10 dólares se ofrecen puestos en la fila para ingresar al concierto de Daddy Yankee en Guayaquil

Lorena de Peralta fue con grupo de once personas, con ella 12, y también adquirieron palco que tire pa’ lante. A ella mientras hacía la fila le arrancharon un pedazo del boleto por la cantidad de gente. “Estaba haciendo la fila en la uno, que es la que me correspondía, me roban el pedazo de la entrada y en la puerta me dicen que no nos van a dejar entrar y que me vaya a la fila dos, entonces me voy a la fila dos, pero tampoco la abren”, dijo De Peralta.

No es una entrada barata, estamos pagando 215 por cada entrada, entonces no es justo”, dijo Juliana de Jarrín, quien estaba junto con De Peralta.

Cerca de ellas estaba Efraín Pérez, quien dijo que había gastado “más de 4.000 dólares, les he mostrado y no me dejan entrar”, aseveró. Él compró 20 entradas para palco que tire pa’ lante.

¿Por qué no le dejaron ingresar? “Que los organizadores cerraron la puerta...”, respondió Pérez, quien dijo que llegó a las 19:00. “Todos los que estamos aquí en legendaddy y tire pa’ lante hemos pagado y no podemos entrar... ¿Quién me va a responder por esto? Me voy, pero quién me responde, abren un lado, dan beneficios a otros, hubo reventa de boletos... Entre todos nos reunimos para pasar un momento bonito y mire lo que nos hacen. Mala organización, hacen como que organizan bien, pero está mal organizado, la entrada todo...”, afirmó Pérez, quien añadió hubo robos, “a una chica le cortaron la cartera y se la llevaron”, afirmó.

Para el concierto de Daddy Yankee en Guayaquil empresario garantiza seguridad, pero pide que los asistentes colaboren para evitar incidentes

Otra asistente, que prefirió omitir su nombre, indignada relató que para el concierto invitó a sus cinco hijos y adquirió entradas palco que tire pa’ lante. Fueron un grupo de diez personas. “Evitando yo el tumulto, dije: ‘vamos más tardecito para entrar tranquilamente’, para que me cierren las puertas. Mis hijos me pidieron, les he regalado las entradas a mis hijos con sus esposas y esposos, para que me hagan esto... Me empujaron, me han maltratado con la entrada en la mano, esto no puede ser posible, esto es una burla. Yo llegué a las 21:00, esto comenzaba a las 22:00 y si uno tiene entrada, uno puede entrar así sea a las once de la noche, porque uno ha pagado, no me la han regalado...”, señaló.

Probablemente la resignación de ya no poder ingresar fue para algunos cuando el reloj marcaba pasada las 22:45, mientras que otros permanecían en las diferentes puertas con la esperanza y de este mismo grupo hubo quienes se acercaban a la puerta diez y nueve (ingreso a gasolina) para al menos escuchar a Daddy Yankee, porque allí el sonido estaba mejor. (I)