Bad Bunny calentó este miércoles 16 de noviembre la fría noche de Quito en su única presentación en Ecuador dentro de su gira americana World’s Hottest Tour, donde realizó un repaso a su discografía que ni la lluvia pudo enfriar.

El Estadio Olímpico Atahualpa de la capital ecuatoriana se entregó al espectáculo del puertorriqueño, con un show de dos horas y media que puso en escena a más de veinte bailarines, sobre un escenario que replicaba la playa de Un verano sin ti, su último disco (2022).

Últimas noticias del concierto de Bad Bunny en Quito, Ecuador, minuto a minuto

Benito Martínez hizo su aparición ante miles de fanáticos ecuatorianos con el tema Moscow Mule, ataviado de dos chaquetas para protegerse del frío andino de Quito. “Si hay un país al que yo le debía una visita es a Ecuador”, dijo el Conejo Malo para saludar al público y continuar con La corriente, con la que metió a la marea de gente en su particular playa.

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Al grito de “fuego, fuego”, el escenario se iluminó con altas llamaradas, luces láser y fuegos artificiales que acompañaron al reguetonero en el resto del concierto. Solo interrumpió su repertorio para hacer sonar una estrofa de A mi lindo Ecuador, canción icónica del país.

Con bancos plásticos y paraguas, seguidores de Bad Bunny llegan desde temprano al Olímpico Atahualpa para ver el concierto

Concierto de Bad Bunny en Quito: fiesta con lluvia

Para interpretar Yo perreo sola, el estadio se iluminó de rojo, justo antes de que comenzara una lluvia que no disminuyó la algarabía, pues para la gran mayoría de los asistentes era la primera vez que podían ver en vivo al puertorriqueño.

Al son de “hoy se bebe, hoy se gasta, hoy se fuma como un rasta”, el estadio vibraba y una fuerte bulla descendió de las tribunas para invitar al puertorriqueño a que cantara Titi me preguntó.

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Con Yonaguni retornó la intensidad, y el momento más esperado de la noche llegó al ritmo de Ella es callaíta, tema que sorprendió al artista cuando, al cantar “ella no era así, ella no era así, no sé quién la dañó”, el estadio respondió al unísono “el huevo”, una expresión muy popular para los ecuatorianos.

Fanáticos se visten al estilo Bad Bunny para su concierto en Quito

Desde un pequeño escenario alterno, en mitad de la cancha, realizó un breve popurrí de sus canciones más antiguas, entre ellas Tú no metes cabra y Chambea, temas que impulsaron su carrera.

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Benito tampoco se olvidó de la participación de Ecuador en el Mundial de Qatar 2022, y manifestó su plena seguridad en que la selección ecuatoriana vencerá el domingo a la anfitriona Qatar en el partido inaugural del torneo. Después de la playa fue el tema de despedida, mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo quiteño para poner el colofón a la noche.

Gran despliegue de seguridad en el concierto de Bad Bunny

De acuerdo con un reporte de la cadena TC Televisión, el concierto se llevó a cabo con un intenso control de seguridad. Se observó a los agentes de la Policía cuando detuvieron a un grupo de personas que se disponían a romper los cercos de seguridad y así se evitó que accedieran al evento a la fuerza, como lo que se llama el ‘puertazo’.

Concierto de Bad Bunny: Se reporta reventa de entradas afuera del Atahualpa (Quito), por $500 y $700

Quienes no consiguieron entradas en el periodo de preventa y venta acudieron a los exteriores del recinto deportivo para intentar comprar boletos a los revendedores. Al parecer, muchísimos no lograron este objetivo, puesto que los valores de reventa de las entradas se multiplicaron exponencialmente. Una ciudadana contó a las cámaras que le estaban pidiendo entre 500 y 800 dólares para el ticket a general, que tuvo un costo original de $ 30.

Un show ‘increíble’ para los fanáticos ecuatorianos de Bad Bunny

Mathías Gutiérrez, 19 años, guayaquileño

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Mathías Gutiérrez. Foto: Cortesía

“Salimos en bus desde Guayaquil el martes a las 4 de la tarde con un grupo de ocho amigos. Ya en el estadio, entramos pasadas las 3 de la tarde del jueves. Debo reconocer que no hubo desmanes de ningún tipo. Lo que sí me di cuenta es de que las reventas de las entradas estuvieron a la orden del día. Por ejemplo, la general que costaba $ 30 las vendían hasta en $ 200. Yo estaba en la localidad Yonaguni Platinum ($ 230). El concierto estaba programado para su inicio a las 9 de la noche, pero empezó veinte minutos después y duró como hasta las 23:30 más o menos. No se presentó ningún artista telonero. Me llamó la atención el orden de entrada y salida de la gente al Estadio Olímpico Atahualpa, la gente muy ordenada a diferencia de otros conciertos a los que he estado en Guayaquil. También se respetaron las localidades, es decir, nadie se cambió arbitrariamente de un espacio a otro. Bad Bunny empezó cantando Moscow mule y la gente se puso eufórica, se podía sentir la energía de los aficionados; había bastante gente de Guayaquil. Empezó a llover, pero a Bad Bunny no le importó y se aguantó el agua, incluso hizo su clásico vuelo en la palmera. ¡Fue increíble verlo! En el tema Callaíta, la gente coreó: ‘Ella no era así, ella no era así, no sé quién la dañó, ¡el huevo!’. Nos enteramos de que Bad Bunny ya sabía lo que íbamos a corear, porque un grupo de sus bailarines había ido a un bar de Quito y, en un momento, pusieron esa canción y los presentes corearon lo mismo. Asumo que le dijeron a Bad Bunny y él como que estuvo preparado porque se notó que se quiso reír, pero se las aguantó”.

Emily Von Buchwald, 24 años, Guayaquil

Emily Von Buchwald con su grupo de amigos. Foto: Cortesía

“Es la primera vez que voy a un concierto de él. Viajé desde Guayaquil, es un concierto por el que esperé tanto tiempo, fui con mis amigas y es una experiencia que la volvería a repetir. Su actuación fue excelente, estaba superanimado. En todo momento tuvo bastante interacción con el público, se reía, en ciertas canciones molestaba con la gente que estaba en las primeras filas y también animaba a la gente de las últimas localidades. Hasta en un momento se acercó a un fan que llevaba una réplica de la cabeza de él y se la autografió. Mi momento favorito está difícil de decirlo, pero me gustó la parte donde se subió a la palmera y estuvo por todo el estadio en el aire y también al final cuando cantó El apagón, por las luces y toda la escenografía, fue el momento más divertido. Sí hubo bastante orden, incluso entré superrápido y el concierto empezó puntual”.

Álex Margary, Guayaquil

“Estaba trabajando en Quicentro por un evento. Llegué de Guayaquil a las 08:00 y desde esa hora hasta las 17:30 trabajé. Allí mismo me cambié y me fui caminando al estadio. El ingreso superfácil, inclusive los policías estaban al tanto de dónde era cada entrada. No había colas kilométricas. Yo fui a primera fila y lo sentí muy bien organizado. Lo único que noté es que sí hubo un par de personas que se querían pasar de listas, los típicos que se quieren mover a otra localidad más cerca del escenario. Pero no pasó porque la seguridad del evento hizo barandas humanas en cada sección. De ahí el concierto, lo máximo. Creo que cantó todas las canciones que esperábamos, nadie se quedó con la pica de algún tema por escuchar. Y el Atahualpa nunca se había unido tanto como cuando le gritamos: ‘El huevo’”.

Gerson Mejía, Guayaquil

Gerson Mejía. Foto: Cortesía

“El concierto se anunció un 11 de febrero, con una preventa exclusiva para clientes de un banco el 19 de febrero. Como en esa época recién había entrado a trabajar, no tenía sueldo completo, entonces decidí: o compro Callaíta Fan Zone, la más barata de todas las localidades en cancha, o no iba... Llegó 18 de febrero e hice fila virtual desde las 23:40 sabiendo directamente qué localidad comprar y cuántas entradas. Mi ventaja fue leer todas las quejas de las filas virtuales de Chile, Perú y Argentina. Había testimonios de personas que dicen que cuando estaban comprando, se demoraron en escoger localidad y perdieron turnos. Al final compré tres entradas, una para mí y dos para una amiga y su hermana... Faltando dos semanas, sin previo aviso, dijeron que había que canjear a físico el boleto; la excusa es que supuestamente en un concierto de Daddy Yankee, en Perú o en Chile, hubo problemas por pasar el código QR dos veces. Solo hubo puntos de canje en Guayaquil y Quito, la gente de otras provincias tuvo que hacer doble fila ayer, una para canjear boleto y otra para entrar al estadio.

Ya en el estadio dividieron los accesos general y otras zonas, puerta principal del estadio, y para mi zona tuve que entrar a la vuelta subiendo la loma del Atahualpa. El concierto empezó 21:15, estaba programado para las 21:00. No hubo desmanes, ni personas saltando de general a cancha. Y antes de la medianoche se acabó el concierto.

Durante la presentación, Bad Bunny dijo que si había un país al que le debía un concierto era Ecuador, recordó que lo apoyaron desde 2017. Digamos que del 1 al 10 yo le hubiera dado un 10 solo si no me hubieran hecho cambiar la entrada por física. Además de la organización, me gustaron muchas cosas, como la tarima pasarela, las pantallas y las pulseras que se parecen a las que dan en conciertos de K-pop y Coldplay. Estas pulseras de alguna manera te sumergen en la experiencia, cambian de color dependiendo de la canción y su intensidad. En Yo perreo sola, que es un tema para mujeres, los visuales de las pantallas eran rojos y las pulseras emitieron luz roja”.

Andrés Suárez, Guayaquil

Andrés Suárez. Foto: Cortesía

“Nos movilizamos en taxi, alquilamos un Airbnb como a 2 km del estadio, porque ya no había disponibilidad cerca del estadio. Yo tenía entrada para La Playa Experience, fuimos desde las 14:00 a hacer fila, aunque abrieron las puertas a las 16:30. En cuanto a la seguridad se percibió un ambiente muy chévere, había muchos filtros, revisaron minuciosamente los tiquetes. A hombres y mujeres nos revisaron lo que llevábamos, no podíamos entrar maquillaje, a mí me quitaron mis chicles. Bad Bunny se presentó más o menos a las 21:30 y en la primera hora del show comenzó a llover un poco duro. Pero fuera de eso, él se portó genial, se notaba que estaba disfrutando su estadía en Ecuador. Nos recalcó que nos debía este concierto, porque Ecuador fue uno de los primeros países que lo acogieron cuando arrancó su carrera, por lo que está muy agradecido. Hubo full energía de su parte, el estadio estuvo a reventar.

La entrada la adquirí el mismo día de la preventa, el turno me llegó casi a las 03:00 del 19 de febrero. Fui con un grupo de cuatro amigas, un total de cinco, que era el límite que te daba la transacción, solo podías comprar cinco entradas en cada turno”.

Karen Loor Tixe, 26 años, Guayaquil

Karen Loor Tixe. Foto: Cortesía

“Es la primera vez que lo escucho en vivo, pero yo lo venía escuchando desde el 2016. Viajé en bus desde la mañana para llegar en la noche. El concierto estuvo iiincreíbleee. Los bailarines, los fuegos artificiales, las visuales, todo estuvo acorde. El boom fue las pulseras que nos dieron al ingreso, que se sincronizaban con las canciones, era un plus por lo que queríamos ir...

Bad Bunny siempre interactuó con el público y lo que más me gustó fue verlo volando en la palmera flotante, porque los que estábamos lejos pudimos verlo un poquito más cerca, eso fue emocionante. Mi momento favorito también fue cuando cantó El apagón, porque se apagó todo por 30 segundos y soltaron los fuegos artificiales para darle paso a lo más movido de esa canción. Finalmente, cuando cantó Party, se prendieron las pulseras.

Desde mi perspectiva, sí hubo bastante orden en el evento. Pero sí me generó sentimientos encontrados el tema de los asientos. Fuimos de las primeras 50 personas en entrar porque queríamos coger el mejor asiento. Pero gente que llegó dos horas después que nosotros reclamó por esos asientos porque eran numerados, pero nunca lo aclararon en ese momento, entonces hicieron relajo. La salida también fue tranquila, sin problemas”.