Por Zully Ordóñez Guerrero | Poeta y masteranda en literatura española y latinoamericana

Fantasías animadas de ayer y alrededores (PUCE, 2021) es el reciente poemario del poeta ambateño Juan José Rodinás (1979). Sugerente desde su título, fue galardonado el año pasado con el Premio Aurelio Espinoza Pólit y hasta ahora solo ha cosechado excelentes valoraciones de la crítica. En lo que a mí respecta, quisiera aportar a los futuros lectores y lectoras un breve comentario, que actúe como una suerte de bifurcación posible, para incentivarles a seguir desentrañando todas las otras posibilidades de asombro que este poemario ofrece.

Es imposible, para quienes crecimos antes de la década del dos mil, no asociar el título del poemario con nuestra infancia y con aquellos dibujos animados que acompañaban nuestras mañanas o tardes. La referencia a Fantasías animadas de ayer y hoy (1931-1969) se ubica como un elemento que nos induce a ver, desde la imaginación, todo el mundo que el yo lírico nos presenta. En ese sentido, lo primero que hallaremos al iniciar la lectura será una cita de Nick Flynn (“... si un hombre dibuja una puerta sobre una roca/ solo él puede pasar a través de ella”), que servirá como pista o advertencia para esta clave necesaria de lectura, en la que la figura del niño será el eje de este entramado poético, debido a la capacidad imaginativa que este representa.

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'Fantasías animadas de ayer y alrededores', de Juan José Rodinás.

Concuerdo con quienes afirman que este poemario —parafraseo— tiene una oscuridad que transmite el desencanto de la adultez; sin embargo, me parece que ese pesimismo se enfrenta a una noción vitalizadora, generada por la idea de poder encontrarse con un yo del pasado, tal como lo consigue el yo lírico con su niño de otro tiempo:

“Ese chico sostiene un jarrito de lata:

me acerco a él (le cuento secretos humillantes)

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luego abro los ojos, la ventana brilla

y brillan los arboles como signos de interrogaciones

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que mecen sus hojas en mis hojas, sus manos en mis manos”

Este deseo subyacente de conectar con uno mismo para sanar, me hace pensar en cuánto ha soñado la actual humanidad con retroceder el tiempo y prevenir a su pequeño yo, o tan solo consolarlo. Pienso, por ejemplo, en dos recientes producciones de dos plataformas de streaming en donde se explora ampliamente el sentido de sanación a través de la posibilidad de viajar al pasado: estas son el primer capítulo de la serie Solos (Amazon, 2021) y la película Proyecto Adam (Netflix, 2022). Y si bien estas alusiones parecerían superficiales, no son gratuitas. En estos poemas, la cultura pop está presente en los nombres de David Bowie, Fiona Apple, Nirvana, etc.

Sobre la cuestión del tiempo, el motivo del tren —que es usado, también, por Stephen Hawkings, en el libro Historia del Tiempo, para explicar los posibles viajes en el tiempo— surca intermitentemente gran parte del poemario para situarnos entre el pasado (la infancia), el presente y el futuro del yo lírico. En una primera lectura, parecería que el viaje de este tren simbólico es el viaje de la memoria, si no fuera porque existe en este gesto un deseo por intervenir en el pasado, más que el puro acto de rememorar:

“En mi tren inventado, los locos se acusan mutuamente de

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no existir,

de estar encerrados dentro de un niño

que los dibuja desesperadamente […]

Sólo busco ser nadie. Lego tras lego construiré mi cara

y mi mano en las hojas separará las hojas de mis manos

construiré una vida sin árboles que llamaré

presente”

Fantasías animadas de ayer y alrededores es un poemario fragmentario: dividido en tres capítulos, cuyos poemas están separados, en su mayoría, por segmentos. En él encontramos tendencias poéticas variadas, que nos remiten a las tradiciones estéticas surrealistas y simbolistas, pero evidentemente transformadas por una ingeniosa maniobra de reinvención que el poeta aplica en las imágenes. Por otro lado, este poemario no solo es relevante por el cuidadoso lenguaje que sacude al significante hasta invertir su significado; sino también por la impronta del síntoma de nuestra época, a saber, lo reticular y su afectación en todos los aspectos de nuestra conciencia, incluida la percepción del tiempo. (O)