Para saber si la reina Isabell II de Inglaterra contrajo o no el COVID-19 tras una visita de su hijo y heredero, el príncipe Carlos, los ciudadanos británicos tendrán que esperar a que el protocolo del palacio de Buckingham se resuelva.

Por un lado, hay la enorme expectativa de comunicar a la nación si su jefa de Estado quedará temporalmente imposibilitada de realizar sus tareas usuales.

Por otro lado, se trata de la privacidad médica de una monarca de 95 años, explica Hannah Furness, reportera de artes y realeza el periódico Daily Telegraph.

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Mientras, el príncipe de Gales reconfirmó que había dado positivo para el virus el pasado jueves, cancelando así una jornada de compromisos públicos; los asistentes de la reina no han ofrecido ningún tipo de declaración.

Isabel II vio al príncipe menos de 48 horas antes de su prueba positiva, lo que significa que él habría estado infeccioso durante el tiempo que pasaron juntos en el castillo de Windsor.

Las fuentes del palacio han dicho solamente que la reina no ha experimentado ningún síntoma de coronavirus hasta el momento. Y se rehúsan a confirmar si se ha hecho un test, mucho menos los resultados. En sus publicaciones en redes sociales todo fluye con normalidad y se comparten fotos de las últimas actividades de los miembros de la familia real.

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Muchos asumirían que la soberana está esperando la aparición de síntomas, dejando para más adelante un hisopado. Ya que la variante ómicron tiene manifestaciones ligeras para la mayoría, y la reina está vacunada y reforzada como corresponde a su grupo de edad, se considera que hay pocas razones para alarmarse... de no ser por la postura del palacio de no hacer comentarios sobre el asunto. (E)