De la comunidad de Peguche proviene Jari Lema, un otavaleño que con sus diseños artesanales ha llegado a las manos de artistas internacionales que hoy reconocen las raíces del ecuatoriano en los atuendos que usan.

Tiene 32 años el joven que sigue un legado textil. Su padre es pionero en la innovación de tejidos en la ciudad andina y desde niño ha estado involucrado en la artesanía, lo cual generó en él un gusto y dedicación a esta área.

En la universidad se especializó en diseño gráfico para complementar su negocio familiar llamado KaypiTex: “Logré ser necesario, ya que fui un complemento. Mi padre quería que yo sea ingeniero textil o ingeniero industrial, incluso pasé un semestre en esa carrera, pero mi inclinación era más para el arte y de ahí vienen las creaciones e innovación de lo que se está haciendo”, explica.

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Otra pasión que le inculcó el jefe de su familia es la de la música, pues es el arpista de la agrupación Ñanda Mañachi, una banda de música kichwa: “De ahí viene mi gusto por la música, sucede que Otavalo se distingue mucho por su comercio, de ahí viene el intercambio cultural y los jóvenes comenzamos a recibir música de otros géneros y empieza a surgir este gusto, en mi caso por el género urbano”.

Son quince miembros de su familia los que están envueltos en la elaboración de cobijas y ponchos. Juntos exportan a Estados Unidos y a otros mercados internacionales, pero fue Jari quien introdujo estas prendas al mundo artístico: “Siempre ha sido mi deseo conocer a artistas, poder llegar a ellos y logré encontrar un equilibrio de las dos cosas que me gustan, logré fusionarlo y he podido llegar a ellos con algo que tenga nuestra identidad, pero también con algún toque que a ellos les identifique”.

En el año 2017, Jari Lema empezó su acercamiento a estos músicos hablando con mánagers en conciertos y consiguiendo contactos. El primero al que fichó fue a Ozuna, a quien le hizo llegar una cobija personalizada : “Llevé la cobija a Nueva York y le hice la entrega a un amigo de él, pero no logramos contactar directamente con Ozuna”, comenta.

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Jari Lema entregándole el poncho a Arcángel. Foto: Cortesía

Este 2023 el otavaleño ha llegado a Arcángel y a Karol G: “El poncho de Arcángel se lo entregué en el mes de febrero. Tuvo siete conciertos consecutivos en Puerto Rico y fue un momento muy importante en su carrera, por eso fuimos partícipes de eso y darle este detalle de homenaje a lo que estaba logrando”

El poncho estaba detallado con un ave fénix, que representa al hermano fallecido del artista, Justin Santos. “Él se tatuó el ave en homenaje a su hermano y fue eso lo que representamos también. Incluimos íconos andinos nuestros que enmarcan el poncho que tiene dos gamas de colores, una azul y una roja que representa la dualidad”, explica el diseñador.

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El obsequio de Karol G en realidad fue una idea de la artista Mariah Angeliq, quien canta junto a la colombiana El Maquinon, y al estar con ella en concierto en Puerto Rico quiso darle un detalle y buscaron a Jari para que diseñara la prenda: “Me dejaron a mi criterio el bosquejo. Investigamos los colores del último álbum que hizo y pusimos las iconografías que tiene el álbum que representa cada canción, con la frase Mañana será nonito y en la parte delantera logramos poner el Sold Out que realizó en el estadio de Puerto Rico”.

Jari Lema junto a los padres de Karol G, el vicealcalde de Guayaquil Josué Sánchez y la artista Mariah Angeliq. Foto: Cortesi

Asimismo, incluyó detalles andinos que Karol notó. “Realmente lo que siento es mucho orgullo por la herencia cultural que tenemos y es un honor para mí seguir transmitiendo y que más gente pueda seguir viéndonos. Espero seguir contactándome con más gente y que más personas puedan seguir en nuestro trabajo”, indica.

Jari indica que sus diseños los elabora entre cinco a ocho días: “Es muy diferente al diseño que es para impresiones o al sublimado. Es un trabajo muy distinto ya que trabajamos por píxeles, simulamos un píxel que es un hilo y tenemos que cuadrar hilo por hilo. Trabajamos alrededor de 4.300 hilos en lo que es urdido (vertical) y 3.600 en lo que es trama (horizontal). Juntos se unen y forman la figura”, señala.

KaypiTex cuenta con máquinas industriales, por lo que un poncho les demora de 30 a 40 minutos, luego la confección la realiza la madre de Lema y se toma unas dos horas; junto con el flequeado y vaporizado ya se culmina el proceso de construcción de la vestidura.

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El ecuatoriano cuenta que Piso 21 también usó sus ponchos durante un concierto y que le gustaría alcanzar a Bad Bunny, comenta que pudo hablar con su mánager para hacerle llegar un posible regalo. (E)