La revista Rolling Stone dedica su portada de marzo a la artista Jennifer López, quien habla de su vida y de las muchas coincidencias con Kat Valdez, el personaje que interpreta en la reciente película Marry Me (junto con Owen Wilson).

“Estoy tratando de no decir mucho”, advirtió López al inicio de la extensa entrevista en la que habla de su vida, su trabajo, su relación con Ben Affleck y la sensación de ser una ‘underdog’ (competidora en desventaja) en el mundo de Hollywood. Lo atribuyó a su ascendencia puertorriqueña (aunque es nacida en Nueva York) y a haber crecido en el barrio del Bronx.

Pero admitió que ahora se siente feliz, produciendo, actuando y cantando. Algo que le pasa a Kat Valdez, una superestrella a punto de casarse que descubre que su prometido le ha sido infiel. En pánico, y expuesta al ridículo frente a la prensa y los fanáticos, se casa con un tipo de la multitud que le propone matrimonio.

Publicidad

López, que no es ajena a los padecimientos de las infidelidades y que vio pospuesto por casi dos décadas su romance con Ben Affleck, dice que sí, que hay mucho de Kat en ella, y que “es algo que solo alguien como yo podría entender. Tenía que recordarme a mí misma: ‘Tú sabes lo que es estar en el escenario en un lugar lleno de gente y estar pasando vergüenza. ¿Qué se siente estar en TV y que se burlen de ti como si no fuera doloroso?’”.

López le atribuye su éxito a su propio espíritu competitivo y al amor rudo de su madre, que la introdujo al mundo de los musicales, pero también la preparó para un mundo cruel. “Soy una jugadora en desventaja. Siempre sentí que estaba trepando desde el fondo. Siempre. Es parte de ser puertorriqueña y del Bronx, y mujer”. Tener grandes sueños en ese contexto, explica, es un camino a la decepción.

Otros entrevistados por Rolling Stone, en cambio, aseguran que es un ejemplo de trabajo duro, y que eso ha compensado las áreas en que el talento no parecía ser suficiente, como en la música, y que eso hizo que los productores quisieran contar con ella.

Publicidad

Después de 31 películas y nueve álbumes, temporadas como juez en American Idol, líneas de ropa y productos cosméticos, ella piensa que su éxito ha sido “lento pero seguro”. ¿El momento en que su vida cambió para bien? Una noche a fines de la década de 1990, en un hotel de Londres, mirando su colección de zapatos de diseñador. “Recordé haber tenido huecos en las suelas de mis zapatos”, relata. “Y pensé, ¿esto está sucediendo? Fue como un cuento de hadas. Y no era la riqueza, era el cambio, la disparidad. Esa suite era más grande que la casa en la que crecí. Mucho más grande”.

¿Y ahora? Sigue pensando que corre con desventaja, pero está en uno de sus mejores momentos. Hace terapia, cree en tener una visión, en el destino y en que las cosas pasan por una razón. Y en que un día tendrá lo que merece. No ve una ruptura con Affleck en el futuro. “No creo que habríamos vuelto pensando que eso pasaría. Sentimos que lo que hemos vuelto a encontrar es mucho más importante, y la manera en que vivimos, lo que compartimos y lo que no, es el balance, el beneficio de la experiencia y la sabiduría que ganamos con los años”. (E)