Ecuador es un país que disfruta visitar, en especial —admite— porque se deleita probando la variedad de ceviches existentes. La artista colombiana Lorna Cepeda regresa al territorio ecuatoriano para presentar la obra unipersonal Naturalmente rubia, una producción en la que comparte con el público los mitos que tiene gran parte de la población sobre las mujeres que tienen este color de cabello (sea de nacimiento o por procesos químicos) y que ella ha experimentado en carne propia.

La actriz que popularizó a Patricia Fernández, la querida e incomprendida “peliteñida” de la telenovela Yo soy Betty, la fea, conversa con este Diario desde Quito sobre este personaje, acerca de su nuevo papel en la serie Hasta que la plata nos separe, en Telemundo, así como de su vida fuera de los escenarios, de los que prefiere desconectarse para aprovechar el tiempo de calidad en familia.

“En este unipersonal hablamos de mi vida un poco, no, hablamos el 80 % un poco de mí, de cosas muy personales, para que la gente se identifique con uno y también defender un poco a las rubias de estos mitos que se han creado, de estos estigmas que no son buenos, bajo ningún concepto; y a defenderlas de que si son tontas, si no piensan, si no les pasa nada en la vida; todo este tipo de cosas. Ahí lo vamos a hablar en nuestro show”, afirma la cartagenera.

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Juan Ricardo Gómez está tras la dirección de este monólogo con tintes de stand up, que a través del baile y la interpretación vocal logra que Cepeda se mofe de sus propias vivencias, su carácter y demás situaciones personales.

Su gira por Ecuador —presentada por Star Shows tendrá funciones este jueves, 19 de mayo, en el Teatro Pumapungo, en Cuenca; mañana, viernes 20 de mayo, en el Teatro Bolívar, de Quito; y el sábado 21 de mayo en el Club Bellavista, de Portoviejo.

Las entradas para cada una de estas presentaciones están a la venta en la plataforma Meet2go.com.

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¿El estereotipo de las “rubias tontas” es solo para las de cabello natural o también para las “peliteñidas”?

Solo para las naturalmente rubias (ríe mientras nos responde). No, mentira; a las peliteñidas también las meten aquí, créeme.

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De esos estigmas que les adjudican a las rubias, ¿cuáles son los más recurrentes que ha experimentado?

¿Sabes qué?, ahorita ha cambiado mucho, por supuesto. Pero, sobre todo de chiquita o adolescente, la gente de verdad pensaba que yo era bruta, hasta que hablaban conmigo. Creo que pensaban: “Seguramente es tonta”. Es algo así; fue lo que siempre sentí. Dicen que las rubias se divierten más; ni siquiera era por eso: nunca me llamaban para salir, para divertirse más conmigo, eso no pasaba. Pasaba que decían: “Seguramente ella no sabe, seguramente ella no ha leído, seguramente ella qué explicaciones tiene”.

¿Cómo fue rompiendo esos estereotipos o “mitos”?

Ya cuando abría la boca, por supuesto, se daban cuenta de que no era nada bruta... espero. Espero no ser nada bruta. Pero no, sin mamar gallo (bromea), yo abría la boca y les decía: “¿Qué te pasa? Vamos a hablar de tú a tú”. Yo sí he leído, algo que me ha gustado toda la vida; me ha gustado aprender cosas, ese afán de conocimientos, de aprender. Hay temas en los que no me meto, de política y eso. Ni por ahí me acerco en esos temas.

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Otra leyenda urbana sobre las rubias es que nunca sufren por amor...

¡Ay, no! ¿Qué tal? Tienes toda la razón. Es como que nunca las dejan, porque son las bendecidas y afortunadas. Y no, tampoco. Al menos a mí no me pasó. Entonces, que a esas nunca las dejan, que ellas son las que meten la patada: mentira. Entonces, ya por ser rubia termina con uno y al día siguiente ya está con otro: tampoco. No es fácil para nada encontrar el amor para las rubias; es la misma cosa que nos pasa a todas las mujeres y a los hombres y al mundo en general.

Encontrar el amor, el amor verdadero, que en verdad no es tóxico, que uno realmente quiere tener, al menos para mí, no fue fácil encontrarlo.

¿Cómo es ese amor que busca o que ya encontró Lorna?

Es el amorcito que tengo ahorita, mi novio divino, que lo encontré después de siete años de estar sola, fíjate. Yo no me metía con nadie, no era lo que yo quería. El día que me enfoqué en tener lo que yo quería, ese día lo encontré; pero mientras, no. Porque no quería renunciar a esa persona que yo tenía en mi mente, que no es que tenga que ser igualito ni mucho menos, pero que lo apoye a uno, que no traiga angustias, sino tranquilidad; que uno pueda confiar al cien por ciento en esa persona, y no hablo solo de fidelidad, sino de todo, de todo tipo de cosas. Yo soy feliz en este momento, pero sí me costó muchos años poder encontrar algo que yo más o menos había pedido.

Los sueños también los cumple a través de materializar proyectos, como recorrer el mundo con su trabajo. Recientemente presentó El diván rojo, que también la llevará a México y en que comparte con Natalia Ramírez y Julio César Herrera, sus compañeros en Yo soy Betty, la fea. ¿Cómo viven esos rencuentros en escenarios?

En octubre, noviembre y creo que diciembre, tenemos esos tres meses planeados estar allá en México, y esperamos que se haga de la mejor manera. Eso me tiene muy contenta, muy feliz. Yo creo que hay muchas partes en las que yo creo que hay que encontrar un equilibrio para poder tener una estabilidad en las diferentes partes de la vida de uno. Estoy hablando a nivel personal, emocional, laboral, familiar.

Ellos son mis amigos de hace miles de años; son gente a quien quiero muchísimo. Además ya estamos superacoplados; nos conocemos todo: nuestras caras, si estamos con mal genio o no. En escena, con Julio César, por ejemplo, con una mirada ya entendemos todo, y es delicioso poder trabajar con la gente con la que tú tienes confianza. Eso me hizo muy feliz. Estuvimos en Costa Rica, El Salvador, antes de la pandemia; estuvimos en otros sitios. Y, entonces, estamos como retomando ahora.

Sus trabajos los llevan a alejarse por tiempos prolongados de sus familias. ¿Cómo logran mantener la cercanía y la conexión?

Eso es un tema que hay que aprender a manejar, porque es tu familia también, mi pareja, mi familia, mis hijos. Por eso te decía que mi novio me apoya mucho en esta carrera, y sí es necesario para estos viajes en que tú te la pasas viajando todo el día. Por ejemplo, a mí me tocó estar desde enero en Colombia hasta junio, por la serie que estamos haciendo; en ese transcurso me toca ir y venir, pero hemos aprendido a tener el famoso tiempo de calidad, que es lo más maravilloso que puede existir. Cuando estamos en familia nos olvidamos de todo; se necesita de ese momento de esparcimiento. La familia es ese polo a tierra maravilloso.

Hasta que la plata nos separe es la nueva producción que la mantiene grabando en Colombia. ¿Cómo es Rosaura Echeverri, su personaje en esta serie protagonizada por Carmen Villalobos, Sebastián Martínez y Gregoria Pernia?

Es una rica en apuros, más bien. Ha sido bastante desafiante el personaje, pero logré sacar un personaje chévere. Es una mujer que, en medio de todo, no cuenta sus cosas para nada, pero esconde ciertos detalles que no quiere que nadie sepa, pese a que es chismosa y entrometida, pero en el fondo es una mujer sola que tiene que velar por sus hijos. Eso la hace mucho más humana. Ella es como un frívolo distinto. Ella no trata de ofender a nadie; es como la criaron a ella; ella ofende diciendo ciertas cosas, pero no sabe que es ofensivo.

Con la serie y sus compañeros de elenco, la hemos visto más presente en las redes sociales. ¿Qué tan vinculada se siente con estas plataformas, en las que ahora también la vemos bailando y uniéndose a los retos virales?

Bueno, no sé, yo en lo posible trato de ser yo, común y corriente, en el sentido de que uno podría fingir y poner cualquier cosa, pero yo me muestro tal y como soy. Yo trato de compartir cosas positivas, nada más. A mí no me gusta poner cosas ni de guerras ni negativas ni hablar mal de nadie; ese tipo de cosas no me gusta.

Me ha ido bien; creo que me he adaptado bien, sobre todo en Instagram, que es donde más seguidores tengo. Después empecé en TikTok, por probar, hace poquito, y me ha ido muy bien, no sé. Pero tampoco es que lo haga todos los días, no puedo, a veces no me da el tiempo.

La “peliteñida” de Yo soy Betty, la fea es uno de sus personajes más queridos por la audiencia, y desde su inclusión en el catálogo de Netflix se mantiene en el top de las producciones favoritas. ¿Qué significado tiene para usted ese respaldo?

Me parece absolutamente increíble. Y yo sí estoy agradecida por eso. Es algo que no me esperaba para nada, pero me encanta que bastantes generaciones distintas estén siguiendo la serie, estén siguiendo la novela Yo soy Betty, la fea. Que a mí se me pueda acercar un niño de 10 años, como uno de 15 o de 25, me ha parecido increíble, y para mí sí ha sido una bendición.

Su personaje en dicho seriado es también protagonista de varios memes en redes sociales, a tal punto que se siente que le roba el show a Ana María Orozco...

Bueno, no creo que se le haya robado el show a Anita, de Ana María Orozco, porque ella es Betty. Pero me da risa que ahorita la gente la entiende mucho más. Muchos de los memes los entiendo perfectamente. Y en su momento muchos juzgaban a la “peliteñida”, pero yo recuerdo que me decía: “No la puedo juzgar; hay mucha gente que vive así, que vive aparentando un montón de cosas. Pobrecita esa gente, pero les cortan el agua, el celular, y es difícil vivir así”. La gente hasta se identifica, porque en un mundo como hoy no está tan fácil tener los lujos que uno quiere; hay que trabajar bastante.

¿Ustedes reciben algún tipo de regalías por uso de imagen por la reproducción de Betty, la fea de parte de Netflix?

No, de Netflix no. No es una regalía lo que recibimos; es un proceso distinto. Es como un pago por las repeticiones de la imagen de la persona. Nosotros cobramos como un derecho, dependiendo del país con el que pueda estar asociada la sociedad de gestión nuestra y nuestros asociados, que están en España, Chile, Argentina, pero en otras sociedades de gestión de allá, no en todas partes. Y creo que por ahora con Netflix no creo que tienen este tipo de alianza.

Lorna mantiene su imagen y, por ello, no se nota el paso del tiempo. ¿Cuáles son sus secretos de belleza?

No estoy intacta como quisiera, pero ahí vamos. Soy rubia de las raíces, de aquí para acá (de medios a puntas). Sí estoy un poquito teñida, y lo hace mi estilista. Uso champú y tratamientos para mi cabello. Trato de cuidarme. Y el único problema que tengo con la comida es que me encanta: a mí me fascina comer.

¿Hace alguna dieta especial o compensa lo que come con mucho ejercicio?

Digamos que compenso lo que como ayunando, con el ayuno intermitente, y trato de comer normal entre la semana. (E)