Lupita, la mamá abnegada y querendona de la serie Mis adorables entenados, es un personaje que ha regalado sonrisas y alegrías a varias generaciones ecuatorianas. Amparo Guillén, la actriz detrás de este papel que cautivó a todo un país, vive una realidad muy distinta a Lupita.

Luego de 48 años de trabajo en los escenarios y estudios de grabación, la ecuatoriana atraviesa una crítica situación económica. No quiere que el público que la ha seguido la vea con pena. Quiere trabajar, encontrar una nueva oportunidad de compartir sus conocimientos, o de volver a su hábitat, los teatros. Quiere escuchar los aplausos al final de una obra. Quiere sentir que los reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera no han sido en vano.

Afectada por la diabetes tipo 2 y sin un ingreso fijo, Amparo aspira a que sean las autoridades, de Gobierno o municipales, los que se apersonen. No para ayudarla solamente a ella, sino para atender a todo un gremio artístico que se enfrenta a la crisis y el olvido al entrar a la tercera edad. “Que se nos dé un bono, el que se ofreció en pandemia y nunca llegó a nuestras manos, que se cree una ciudadela para que todos los artistas que ya somos viejos tengamos donde vivir y morir con dignidad”, recalca la artista de 68 años.

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Con la compañía fiel de ‘la chamberita’ o niña Sofi, una perrita que rescató de la calle hace un año, Amparo conversa con este Diario sobre su presente, lejos de las luces y las cámaras.

¿Cómo está su situación actual?

Yo creo que el 60 % o 70 % de lo que es el gremio de los artistas ecuatorianos, llámense escultores, pintores, actores, cantantes, danzantes, circenses, todos los que hacemos arte estamos en una situación bastante crítica. La pandemia trajo una devastación económica, no podíamos trabajar. El ingreso de dinero se hizo sumamente difícil, no había ingresos. Aparte de eso, sí, yo tengo una enfermedad que es bastante severa, soy diabética tipo 2, tengo un problema que lo trae la diabetes que se llama neuropatía, consiste en que no siento casi los dedos de los pies ni los dedos de las manos. La diabetes es una enfermedad silenciosa, pero que va dañando los riñones, el corazón. Entonces si usted no tiene una atención adecuada, una dieta adecuada, si no mantiene una medicación constante, las complicaciones son graves.

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La diabetes la mantiene en tipo 2, ¿cómo ha logrado controlar en medio de toda esta crisis que menciona pagar algún tratamiento?

Dios dijo que nos mandará ángeles y entre ellos encontré a un doctor. Cuando yo me inyectaba insulina dos veces al día, hallé un doctor que nunca cobró su consulta sino que se preocupó por mí, yo llegué a tener hasta 600 de azúcar. Si Dios no ha permitido que me dé un coma diabético debe ser por algo, porque todavía tengo una misión en esta tierra. Entonces, el doctor comenzó a tratarme y al día de hoy dejé la insulina y vivo con la diabetes controlada, a pesar de que a veces se sube por situaciones emocionales, de estrés.

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¿Usted tiene diabetes emocional?

Sí. Estoy pasando por situaciones difíciles, las cuales yo nunca he querido que se sepan.

¿Cuáles son esas situaciones difíciles que actualmente atraviesa, Amparo?

La falta de trabajo.

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¿Hace cuánto tiempo no está trabajando, Amparo?

Así trabajo, trabajo, hace un año y medio. Entonces lo poquito que se pueda guardar ya no existe.

¿Cuál fue la última ocasión que tuvo un trabajo estable que le permitió tener un ingreso seguro?

Hace muchos años. El último fue la serie (Mis adorables entenados) que hicimos por Facebook, una temporada de ocho capítulos y eso me permitió tener una cantidad de dinero, al menos hablo por mí, para subsistir. Yo no tengo casa propia, no tengo carro, mis pies no me permiten caminar muy rápido.

¿Actualmente vive en una casa o departamento alquilado?

Sí, en un departamento.

¿Cuánto tiene que pagar de arriendo?

170 dólares mensuales.

¿Está atrasada con el alquiler?

Sí, estoy dos meses atrasada y la señora (dueña del inmueble) es una persona muy buena, pero todos tenemos necesidades y también eso significa pagar y yo honestamente no he podido hacerlo y voy a tener que desocupar la casa y ver qué va a pasar con mi vida. Tengo 15 días más para que Dios me bendiga y me diga a dónde debo seguir.

Los ‘Adorables entenados’ regresan con una nueva serie en YouTube el 5 de octubre

Una lucha constante de los actores ha sido la pelea por sus derechos, afiliación al seguro social y otros beneficios, ¿recibe alguna ayuda por parte de alguna autoridad o entidad?

No. Lo que sí quiero comentar es que me está llamando la viceministra de Cultura y Patrimonio, todavía no hablo con ella, me llamó una de las asesoras de la viceministra, pero no sé sobre qué vamos a hablar, estoy en eso. También he recibido la llamada ya de mucho tiempo atrás de una persona que está cerca del presidente Guillermo Lasso, pero nada se ha concretado.

Yo lo que quiero es que se cree una pequeña ciudadela para los que somos más viejos, los más viejos actores o actrices o artistas de todo tipo para que tengamos una casita, para que tengamos un lugar donde vivir y morir con dignidad.

En el caso de que exista algún tipo de propuesta de trabajo, ¿usted estaría dispuesta a sumarse a algún tipo de entidad gubernamental a trabajar, desde su ámbito?

Corro donde exista una, no termino de hablar que yo ya estoy ahí. No quiero que me tengan pena, lástima, no, no, mi deseo es poder trabajar y mantenerme como yo siempre me he mantenido sola.

¿Qué tipo de ayuda urgente necesita?

Mi doctor Gustavo Galio me ayuda con las medicinas, él no me cobra, es un ángel.

Amparo es madre de dos hijos, ambos viven fuera del país, y de ellos tiene tres tesoros, sus nietos Mauricio Navarro, Roberto y Sebastián Ávila.

La actriz es residente americana, desde los 17 años. Su madre era ciudadana americana, cuenta. “Yo nunca he querido vivir fuera del país, yo soy muy guayaquileña”, dice. “Que nos ayuden a todos los artistas, que podamos tener una casita”, añade con voz quebrada. (I)