Ecuador perdió hace más de dos décadas su moneda nacional, el sucre. Con la dolarización se diluyó parte de la historia ecuatoriana que estaba impregnada en estas piezas, que ahora solo se encuentran en museos, en propiedad de coleccionistas, pero seguramente también en los rincones de algunas casas.

Si bien el sucre ya no es la moneda legal en curso en Ecuador, las piezas más raras pero también las más comunes de esta divisa con el paso del tiempo han adquirido un valor muy superior, y los expertos lo saben.

Carlos Torres, un joven ingeniero civil guayaquileño, es uno de ellos. Además de su profesión es experto en numismática y notafilia, por lo que se dedica a la colección y comercialización de sucres, así como de otras especies de gran valor histórico.

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Torres, de 27 años, está involucrado de forma profesional en el mundo de la numismática desde hace más de nueve años, pero recuerda que desde que tenía apenas 12 años ya coleccionaba monedas.

Fue a los 18 años cuando empezó a ir un poco por algo más costoso, buscando monedas de plata y más raras; entonces, sus conocimientos sobre la historia se ampliaron y empezó a conocer que las monedas que circularon por nuestro territorio son bien apreciadas y cotizadas no solo en nuestro país, sino el extranjero.

El guayaquileño Carlos Torres obtiene sus piezas a través de familiares, amigos, en colecciones privadas y también en subastas. Si bien también colecciona billetes, lo que más le apasiona son las monedas. Foto: Cortesía

“Todos los coleccionistas empiezan con monedas de 25 centavos, porque tienen diseño; o monedas mundiales, porque todo el mundo les regala. Pero cuando ya lo van asimilando de una manera profesional, ya como un coleccionista, te das cuenta de que hay monedas que tienen su historia, su emisión, sus detalles, y eso hace que te involucres por ese tema”, indica.

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Detalla que sus piezas las ha obtenido de familiares, amigos, en colecciones privadas, pero también en subastas a nivel local y en el exterior, como en Suiza, China, Japón, España y Alemania.

“Las piezas más costosas del Ecuador están en el extranjero; con muchos amigos hemos repatriado piezas extremadamente raras”, comenta Torres, quien comercializa sus piezas en Coins Shop EC, en Facebook e Instagram.

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Recuerda que hace nueve años había apenas unos cinco comerciantes y aproximadamente unos 100 coleccionistas en el país; en cambio, ahora estima unos 25 vendedores y al menos 1.000 coleccionistas a nivel nacional. Cree que este crecimiento se debe a la exposición y llegada que brindan las redes sociales.

Hasta ahora, la pieza más cara y rara que Torres ha ayudado a vender es un ejemplar de ocho reales por 8.000 dólares; de esta divisa solo se acuñaron unas 1.380 piezas. En cambio, el ejemplar más costoso de su propiedad fue un cóndor de oro, acuñado en el año 1928, cuyo valor se estima en entre 1.000 y 1.200 dólares.

Considera que, con el pasar del tiempo, muchos coleccionistas adultos mayores van vendiendo o heredan sus piezas a sus descendientes, quienes posiblemente no tienen mayor interés en los ejemplares y deciden venderlos o regalarlos. De allí el auge de muchas piezas raras e históricas que han salido o siguen saliendo a la venta.

“Los coleccionistas de piezas costosas en el país son muy limitados. De ahí, el mercado común, que es el económico, es gigante; pero el mercado de piezas costosas es limitado. ¿Qué te conviene? (Pues), llevarte la pieza a vender al exterior. Entonces, realmente da nostalgia, porque imagínate que las piezas más raras del Ecuador se vayan a vender fuera del país; prácticamente van desapareciendo de nuestro mercado”, lamenta Torres.

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Por otra parte, considera que los padres, además de darles a sus hijos hobbies, como la práctica de deportes o música, también podrían abrirles las puertas al mundo del coleccionismo y así alejarlos de vicios. “Lastimosamente, en la actualidad hay muy pocos jóvenes que coleccionan. Lo bueno es que el internet ha hecho que unos cuantos se empiecen a involucrar”, comenta.

No necesariamente un coleccionista joven puede empezar a coleccionar piezas costosas; (en su lugar), puede empezar a coleccionar, por ejemplo, álbumes de monedas americanas (...); con eso lo involucras, porque con el tiempo le va cogiendo amor y va a querer coleccionar piezas de sucre”, estima.

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Valor de piezas

El especialista comenta que para darle el valor a las piezas se enfocan en la antigüedad, pero destaca que también tiene mucho que ver la historia de la pieza en sí, además de su calidad. Por ejemplo, influirá mucho en el precio si la pieza estuvo en circulación o no circuló y si, además, tiene sus características intactas. Así también, se toma en cuenta su rareza.

“Hay monedas que a veces no son de plata ni de oro, pero llegan a tener un gran valor, como las piezas de 2 y 5 sucres de 1973, que se elaboraron en Alemania y nunca llegaron a circular. Cuando llegaron, como tenían el mismo tamaño que las de 1 sucre, para evitar la confusión de las personas, estas no llegaron a circular y fueron destruidas”, indica.

Torres detalla que el Banco Central del Ecuador (BCE) se quedó con muy pocas piezas de 2 sucres y 5 sucres, elaboradas en níquel, monedas cuyo costo en el mercado ronda los 800 y 1.000 dólares la pareja.

Monedas de 5 y 2 sucres, elaboradas en níquel. De la primera existen unas 200 piezas; y de la segunda, de 1.000 a 2.000 piezas. El par cuesta unos 800 dólares, pero de manera individual su valor es de 700 a 800 dólares la de 5 sucres, y de entre 200 y 250 dólares la de 2 sucres, aunque el precio se eleva si la pieza está certificada. Foto: Cortesía


La pieza más costosa subastada

Torres recuerda que una moneda de ocho escudos acuñada para el año 1844, que muestra una extraña representación de Simón Bolívar mirando hacia la derecha, es la moneda ecuatoriana registrada más cara que se ha vendido en una subasta.

Ocurrió en enero de 2018 en EE. UU. y alcanzó los 456.000 dólares, sin contar impuestos.

Pieza de 8 escudos subastada en casi medio millón de dólares. Aparte de esta, se cree que existe otra similar cuyo paradero es desconocido. Foto: auctions.stacksbowers.com

En sí, las monedas de ocho escudos ecuatorianas acuñadas entre 1838 y 1843 son famosas por su descripción en la obra literaria Moby Dick. En ella, el capitán Ajab la ofrece como premio para quien diera con la ballena blanca. (I)