Los teatros de Guayaquil han operado la mayor parte del año con un aforo permitido del 50 %, en espacios cerrados, mientras que en exteriores fue del 75 % (aunque a partir de esa semana esta segunda cifra bajó al 50 % para controlar el contagio de la variante Ómicron), lo cual ha significado un respiro para las artes escénicas después de los meses más difíciles de la pandemia.

El Teatro Sánchez Aguilar (TSA), que reopera desde agosto del año pasado, ha percibido una paulatina recuperación en sus espectáculos desde enero del 2021 con el musical Se vale todo, escrito y dirigido por Pedro Moscoso, y con un elenco “fantástico” de bailarines que mostró el interés el público por regresar a las salas, pero “con cautela”, señala Ramón Barranco, director artístico del TSA. Por ello tuvo especial relevancia la adecuación de la Tercera Sala, un espacio más íntimo con aforo reducido y distanciamiento.

Andrés Crespo fue Andrés Crespo en 'Nunca fuimos felices'.

Así fue el inicio de una agenda que exhibió obras destacadas como el monólogo Nunca fuimos felices, coescrita por Daniel Llano y Andrés Crespo (febrero); El amor es algo así, de Alejandro Lalaleo, dirigida por Sebastián Sánchez y protagonizada por Ana Passeri y Fabo Doja (julio); y Clotilde y Matilde: las brujas al poder, escrita por Nirsy Grau, dirigida por Santiago Carpio e interpretada por Fabo Doja y Ney Calderón, con la participación de Gigi Mieles (octubre). Mención especial tiene el aprovechamiento de los exteriores con el Teatro al Aire Libre, que el miércoles pasado cerró la temporada con Miss Funnyverse, de Geovanna Andrade. En general, “el balance ha sido bastante positivo”, indica Barranco.

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El Teatro Centro de Arte León Febres-Cordero también relieva la importancia de abrir espacios al aire libre, que hoy suman tres: La Arena, Las Escalinatas y La Terraza, “que tomaron fuerza y fueron de los más frecuentados”, dice Marcela del Río, presidenta de la Fundación Sociedad Femenina de Cultura, institución propietaria de ese escenario. Es más, ese traslado les permitió en julio del 2020 ser el primer teatro de Latinoamérica en reabrir sus puertas y activar los espectáculos públicos.

El Barbero de Sevilla en el Teatro Centro de Arte, el 13 de octubre de 2021. Foto: Moisés Pinchevsky. Foto: El Universo

Ella resume que en general ha sido un año “muy positivo y lleno de aprendizaje; gracias al apoyo del público y al trabajo en equipo hemos logrado mantener una programación amplia y variada”. Destaca que desde que empezó la pandemia nunca detuvieron su actividad, sino que la trasladaron temporalmente a la virtualidad.

Este año han presentado varios espectáculos, recalca, ya que han mantenido sus Domingos infantiles (con obras para niños y niñas) y fueron escenario de los shows de danza del festival Fragmentos de Junio, ideado por Jorge Parra y Zona Escena, y del festival español Baiuca (septiembre), además de El barbero de Sevilla (octubre), la obra Cocina Nostalgia, de Luisa Cuesta (noviembre) y Federico García, espectáculo multidisciplinario de Pep Tosar, basado en la obra y vida de García Lorca (diciembre), que recibió “gran aceptación del público”.

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“El próximo año 2022 se presenta muy esperanzador, para lo cual estamos preparando una cartelera de eventos interesante y variada”, concluye Del Río.

Dos en Las Peñas

Este año ha significado el impulso escénico de la calle Las Peñas a través de la Casa Cino Fabiani y el Estudio Paulsen, instituciones que en enero se aliaron para presentar la obra Dignidad, de Ignasi Vidal, texto de tinte político que iba bien con el tiempo de elecciones de aquel momento.

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Casa Cino Fabiani: obra 'Perdidos', con la dirección de David Morejón y las actuaciones de Pancho Aguiñaga y Andrés Olmedo (noviembre). Foto: José Beltrán. Foto: El Universo

Arnaldo Gálvez, gerente de la Casa Cino Fabiani, señala que el 2021 ha registrado una respuesta del público “muy variable”, y para reforzarla han aumentado su presencia en redes sociales y en la prensa, haciendo énfasis siempre en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad. Así hicieron, por ejemplo, con la obra Perdidos, con la dirección de David Morejón y las actuaciones de Pancho Aguiñaga y Andrés Olmedo (noviembre), sobre dos amigos que tienen un conflicto durante una reunión.

“Son tiempos difíciles sin duda, esperamos que el 2022 sea mejor y sentimos que el actual Gobierno sí está implementando acciones importantes para ayudar al sector”, señala Gálvez con miras a levantarse en la siguiente temporada, en la cual destaca que en junio estrenarán una obra bajo la dirección de Sebastián Cordero, quien en el 2018 ocupó el mismo espacio para estrenar la adaptación de Rabia al teatro.

Alejandro Fajardo y José Andrés Caballero en la obra teatral 'Dignidad', presentada en el Estudio Paulsen. Foto: cortesía

Marlon Pantaleón, director del Estudio Pausen, considera que el regreso del público a las salas ha sido paulatino, pero muy positivo. En enero volvieron al espacio físico con Dignidad. “De ahí tuvimos de nuevo la cuarentena en marzo. Reabrimos el espacio en junio con la obra Ora por nosotros, la cual tuvo salas llenas los fines de semana”, con el 50 % de aforo.

En general, la sala del Estudio Paulsen ha recibido un promedio de 20 personas en sus presentaciones, considerando que la capacidad física es de 60. “La respuesta del público en la pandemia fue excelente… La estrategia de reactivación fue la de producir obras teatrales con las productoras locales, filtrando sus propuestas. Eso dio como fruto un trabajo en conjunto con directores, productores, actores y todas las personas involucradas en el hacer teatral”, señala, destacando obras como Juro que lo haré (octubre), Ora por nosotras (junio y julio). También coprodujeron Amarillo (julio) y Hollywood somos nosotras (septiembre).

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'Hollywood somos nosotras', bajo la dirección de Lucho Mueckay, en el Estudio Paulsen. Foto: cortesía.

A mediados de diciembre cerraron la temporada del año con un microteatro coproducido con el Centro Ecuatoriano Americano (CEN): God Save the Queen, como parte de la programación en inglés que el CEN presenta anualmente en la salas del Paulsen, y que fue retomada en el 2021. También anuncian que en febrero del 2022 regresa El Ornitorrinco, producida y presentada en Estudio Paulsen en noviembre pasado y que tuvo excelente aceptación.

Confianza en el futuro

La actividad teatral es una poderosa fuente de trabajo para los actores. Por ello, Ricardo Velástegui, director de Pop Up Teatro Café, ha buscado mantener su microteatro al máximo, aunque las disposiciones del COE han provocado que la cartelera sea intermitente, como en marzo pasado, cuando hubo prohibición de operar. La mejor temporada de este año fue entre mayo y agosto, lo cual coincidió con las obras de los Clásicos de la Comedia, que ofrecen anualmente.

Obra en Pop Pop Teatro Café 'Santa y Zabell'. Elenco: Paula Lituma y Andy Suzuki. Dirección: Luis Fernando García (octubre). Foto: cortesía.

La estrategia permanente ha sido brindar bioseguridad, indica, acompañada de una oferta de entretenimiento que incluye comida y bebidas de moderación. “Nuestra invitación al público es ven a divertirse, a pasarlo bien”, señala, por ello las restricciones en horarios y consumo de alcohol también los han afectado. “El 2021 se ha ido reactivando de a poco. Ha habido meses buenos y otros malos. Hemos ido con la ola, como una marea… Todavía no estamos 100 % estables”, indica el también artista, quien pondera el reciente lanzamiento de la plataforma de streaming Pop Up Cinema, parte de su grupo, con lo cual se potencia la marca.

Noviembre y diciembre suelen ser meses de baja actividad, así que cierran el año con actividad regular, pero Ricardo confía en que el próximo año podrán estabilizarse completamente. “Esperamos que sea así, porque los actores queremos trabajar”. (I)