¿A qué olía el antiguo Egipto? Un grupo de investigadores de la Universidad de Pisa (norte de Italia) ha logrado revelar el contenido de decenas de ánforas cerradas desde hace más de tres milenios gracias a una tecnología que ha evitado su apertura.

Los resultados, publicados en la revista especializada Journal of Archaelogical Science, se basan en el estudio de cincuenta vasos y ánforas custodiados en el Museo Egipcio de Turín, la mayor colección de antigüedades egipcias del mundo tras la de El Cairo.

En concreto, las vasijas pertenecen al ajuar de la tumba de Kha y Merit, descubierta en 1906 por el arqueólogo italiano Ernesto Schiaparelli en la necrópolis de Deir el-Medina.

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El objetivo era descubrir qué contenían esos recipientes de alabastro herméticos sin destrozar su precinto.

Y se ha logrado gracias al empleo de una tecnología a la que normalmente se recurre en el ámbito médico para estudiar las partículas de la respiración y detectar agentes contaminantes del aire: la espectrometría de masas con tubo de flujo de iones.

En su interior se conservan los restos de resinas y ungüentos empleados en productos cosméticos, como cera de abejas, un material codiciado también por sus propiedades conservantes.

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Los tarros de la tumba contienen también restos de pescado y moléculas volátiles cuya presencia sugiere que incluían harina de cebada o incluso cerveza, ya que se han detectados compuestos propios de la fermentación de cereales.

Los investigadores celebraron el uso de la espectrometría de masas en el ámbito cultural, ya que permite preservar la integridad de los vestigios.

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“Este estudio ha demostrado la posibilidad de usar este tipo de instrumentos directamente en los museos para obtener informaciones importantes de numerosos objetos de forma rápida y no destructiva”, explicó en un comunicado la profesora Ilaria Degano.

Vasos y ánforas del antiguo Egipto analizadas para revelar su contenido sin abrir el precinto. Foto: Museo Egipcio de Turín

El de Kha, arquitecto de Amenofis III, de la dinastía XVIII (siglo XIV a.C), y su esposa Merit es el ajuar funerario más completo y rico que se conserva fuera de Egipto, donde tienen incluso la puerta de la cripta descubierta por el egiptólogo Schiaparelli.

Un año antes de su apertura, en 1905, un grupo de operarios trabajaba en una zona del noroeste de Deir el-Medina, un poblado de obreros cercano al Valle de las Reinas, en la ribera occidental del Nilo, cuando encontraron una pequeña capilla.

En 1906, durante las obras para reparar un deslizamiento de tierras, Schiaparelli encuentra una especie de foso que daba a una serie de galerías selladas con muros de piedra y que, tras derribarlos, desvelaron la tumba con su tesoro intacto.

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Dentro custodiaba 657 objetos que habían resistido al paso de los milenios, incluidos los sarcófagos de los esposos, y que actualmente se encuentran en las salas del Museo Egipcio de Turín. (I)