Un antiguo y pequeño galpón que habían empleado los estudiantes de artes de la Universidad Casa Grande, a modo de taller de diseño y para trabajos manuales, desde hace más diez años, se ha transformado en una sala de artes diversas que se abre al público de Guayaquil para dialogar con la creación alternativa e independiente.
Este nuevo espacio cultural se llama El Establo, tal como lo conocían los “casagrandinos” desde hace más de una década. El galponcito, antecedido por un área iluminada con focos tipo vintage y bancos de concreto y troncos, se levanta al fondo del campus principal de la Casa Grande, ubicada sobre la calle Ilanes, al frente de la puerta 6 del C. C. Albán Borja.
“El Establo es un proyecto reciente. Nos hemos tomado una de las áreas más grandes, que tiene las condiciones para convertirla en una sala teatral y generar una práctica sostenida artística. La idea no es solo generar esta práctica entre los estudiantes, sino programar a grupos externos que tengan desarrollos escénicos con los que nos interesa dialogar”, ilustró la docente Diana Pacheco, coordinadora de la Facultad de Artes de la universidad.
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En este sentido, aclara, El Establo contará con programadores, que son los docentes de dicha facultad, y encargados de la programación del lugar. “Ellos tienen una serie de criterios de selección, que tienen que ver con una búsqueda de diversos lenguajes artísticos. Nos gusta la gestión independiente, porque es una gestión que busca desde el deseo decir algo que no se está diciendo”. Por eso, puntualiza la docente, El Establo “es un espacio para pensar (...); es un aporte educativo, pero fuera del aula”.
Además, según Pacheco, la nueva sala no busca un impacto comercial; ese no será su parámetro de medición. “No buscamos el lucro, aunque algunas obras sí contarán con un valor para cubrir los costos de producción”. Como se dé el caso, el público interesado a las actividades deberá registrarse a cada una de ellas, por políticas de seguridad y aforo.
El sitio está cumpliendo su propósito desde mediados del año, en que viene desarrollando las actividades de Cineclub, con funciones gratuitas de cine cada lunes.
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No obstante, la noche del jueves 29 de septiembre, El Establo celebró su inauguración con la presentación de la obra Amarillo, escrita por Juan José Ripalda y protagonizada por Rocío Maruri, exestudiante de la UCG. Ambos son parte del grupo Resonar, que experimenta con tecnología y el movimiento del cuerpo, tal cual lo demostró en esta enérgica y estimulante puesta en escena de 40 minutos.
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En su apertura, un poco más de 30 invitados disfrutaron el debut oficial de la nueva sala con esta obra de una sola actriz, aunque acompañada en el escenario por una coreografía de luces emitidas por focos édison, que parecían conversar con ella, y efectos de sonido inesperados y desconcertantes para evocar la memoria, el tiempo y la pérdida.
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El Establo fue la antesala para esta pieza sensorialmente inmersiva que en noviembre se presentará en el Festival de las Artes Vivas de Loja. Por ese motivo, Amarillo cumplió dos funciones adicionales: el viernes 30 de septiembre y el sábado 1 de octubre.