Los célebres letreros de neón han perdido fuerza en las calles de Hong Kong y los viejos maestros no supieron legar los secretos de su oficio, sin embargo una nueva generación de artistas con conexiones mundiales busca renovar el arte de los tubos fluorescentes.

Karen Chan, conocida por su nombre artístico de Chankalun, tiene una larga fascinación con las luces caleidoscópicas de neón que cubrían las calles de Hong Kong con sus cálidos reflejos.

Chankalun cuenta que le resultó difícil encontrar a alguien que le enseñara a fabricarlas.

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El oficio era dominado por maestros -”si fu” en cantonés- que guardaban celosamente sus conocimientos incluso cuando el neón fue desplazado por las luces LED, más baratas y eficientes.

Letreros de neón sobre una calle en Hong Kong. Foto: -- PETER PARKS

“No hay guías o manuales”, dice. “Los si fu no van a transmitir todo el conocimiento, sólo lo legarán a sus propios descendientes”, agrega Chankalum a la AFP.

Además a falta de vocaciones en sus familias, muchos se llevaron sus secretos a la tumba, comenta.

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“Si tienes una habilidad o conocimiento valioso, debes compartirlo para que pueda seguir vivo”, expresa la artista de 33 años. “La sobreprotección puede significar la muerte de muchos oficios”, agrega.

Oficio secreto

Jive Lau mostrando una de sus obras de arte en su estudio en Hong Kong. Foto: -- LOUISE DELMOTTE

Chan recurrió a internet y viajó a ciudades como Amsterdam y Nueva York para aprender de artesanos y artistas. Allí descubrió una comunidad global de aficionados y artistas del neón dispuestos a compartir sus conocimientos.

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“Hay una cultura de fuentes abiertas entre la nueva generación de artistas”, comenta.

“Todos postean sus experimentos o nuevos hallazgos en Instagram o Facebook, y todos están dispuestos a compartir... este conocimiento”, explica. “Las viejas generaciones lo veían como un secreto”, sostiene.

Chan, la única mujer de Hong Kong que trabaja en un oficio tradicionalmente masculino, opera en un estudio de Jive Lau, un artista de 38 años que representa a la nueva generación de dobladores de luces de neón.

Juntos trabajan el vidrio casi al punto de derretir, para doblar y soplar los tubos alcanzando formas sorprendentes sobre quemadores de llama azul que pueden alcanzar 1.000 grados Celsius.

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Lau conoció la técnica de doblar el neón en Taiwán, donde dice que los maestros están más dispuestos a compartir su conocimiento con extraños.

También encontró mucha ayuda en internet.

“Sigo aprendiendo de los recursos en línea y de ver videos”, explica.

Actualmente ofrece talleres a un número creciente de entusiastas del neón. “La educación puede ayudar... a promover la cultura del neón, mantenerla viva”, dice.

Los últimos creadores

Hong Kong fue una vez mundialmente famosa por sus letreros de tiendas con luces de neón, pero los viejos maestros se llevaron sus secretos a la tumba. Foto: -- PETER PARKS

El actual proyecto de Chan se llama La Chica de Neón, y participan seis maestros de las luces de neón de todo el mundo para crear seis piezas específicas.

La obra está lejos de las enormes luces parpadeantes que adornaban los costados de edificios de Hong Kong, anunciando de todo.

Más bien tiene una vibra moderna pero local. “Para que el neón viva... necesita otros elementos, y eso es lo que estoy haciendo como nueva generación de artista del neón”, explicó.

Espera que las piezas “rompan las barreras o la perspectiva de lo que la gente piensa del neón, de cómo puede expandirse para que pueda vivir realmente con una forma nueva”.

Para ella, doblar el vidrio de neón es como un deporte olímpico que requiere fuerza, precisión y flexibilidad.

Una generación de artistas jóvenes conocedores de la tecnología y conectados a nivel mundial mantiene viva la llama de su oficio. Foto: -- PETER PARKS

Su terca perseverancia le permitió encontrar un si fu, conocido como Maestro Wong, dispuesto a entrenarla.

“Como me enamoré de este medio, quise hacerlo yo misma, por eso le rogué al Maestro Wong y otros creadores de Hong Kong pero se negaron a enseñarme”, recordó

En 2018 decidió aprender por su cuenta y obtuvo la ayuda de un escultor de vidrio que vio la creación de neón en YouTube y le pudo explicar la técnica.

Después de elaborar una pieza artística en una semana, regresó donde el Maestro Wong, un hombre de 80 años y reacio a la publicidad. Quedó tan impresionado con su obra que la aceptó como aprendiz.

“Creo que los maestros del neón en Hong Kong nunca me aceptarían como una verdadera maestra del neón”, admite, “pero tal vez sí como artista del neón, lo que para mí está bien”. (I)