La palabra emperifollada pertenece a la familia léxica de emperifollar, verbo que a su vez se deriva de emperejilar, que significa adornar a alguien de manera excesiva o arreglarse una persona con esmero o de forma exagerada.

Emperifollar y emperejilar están emparentados con perifollo, sustantivo que se emplea para referirse a una planta herbácea como el perejil, apio, cilantro, etc., cuyas hojas son aromáticas y sirven para condimentar.

Como los perifollos se usan no solamente para sazonar sino también para adornar las ensaladas o los guisados, ese nombre adoptó asimismo el sentido de ‘adorno de mujer’ (adorno mujeril, según Corominas, 1961).

Sobre este significado, el Diccionario de autoridades (1737) indica que perifollos se denominan vulgarmente las cintas y otros adornos vistosos que se ponen las mujeres.

En la actualidad emperifollar y emperejilar se emplean también para referirse a animales y cosas. De ahí que en lenguaje coloquial suele decirse, por ejemplo, «hay que emperifollar el salón para el baile de disfraces» o «su mascota siempre anda emperejilada».

En Honduras se emplea el verbo emperendengar con los mismos sentidos de los infinitivos mencionados.

El vocablo emperijoyada no está en los diccionarios académicos, pero eso no ha obstaculizado su empleo: con más de noventa mil casos, el Google corrobora la existencia de esa voz.

Al leer los contextos de los referidos resultados (ver en Google) se percibe que emperijoyado y emperijoyada quizás se formaron por analogía con emperifollado y emperifollada. En todo caso, a partir de su morfología denota que una persona está adornada con exceso de joyas y de paso se ha maquillado y vestido de manera escandalosa o exagerada. (F)

(Actualizado de La esquina del idioma, 22/1/2012).

FUENTES: Diccionario de la lengua española (versión electrónica) y Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, de la Real Academia. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1961), de Joan Corominas.