Fuimos a probar la nueva propuesta que ofrece Monpatíu, un pequeño restaurante en el centro comercial Plaza Ceibos, en la calle principal de dicho tradicional barrio.

El menú podría dividirse en tres categorías: entradas, platos principales de tamaño unipersonal —que obviamos— y pastas, todas ellas en porciones pequeñas.

Monpatíu se trata de pastas y masas con toques criollos, croquetas, canelones y espaguetis cuya construcción base se ha modificado en algunos casos, o respetado la base clásica en otros, pero con variaciones criollas. La propuesta es buena: en muchos casos, las mezclas y combinaciones en los platos sorprendieron, sobre todo cuando usaron contrastes, logrando lo que musicalmente podríamos llamar contrapunto; y en otros casos, más planas, pero interesantes.

Había en el menú de entradas, así como en el de pastas, platos de degustación, perfectos para probar en un solo momento esta nueva oferta de cocina italiana fusionada con sabores locales. La degustación de entradas: croquetas de jamón serrano a base de papa, con chorizo español, fuet y jamón serrano, reposados en una cama de alioli de pimiento morrón. Nada más palatable que el cerdo curado, en salsa de pimiento. Luego, las croquetas de yuca rellenas con queso dambo en salsa de guayaba. La salsa, perfecta. Buen piqueo. Si tuviera mayor proporción de queso dambo, sería excelente.

Monpatíu se especializa en pastas y masas cuya construcción base se ha modificado en algunos casos, o respetado la base clásica en otros. Foto: Gourman.

Finalmente, trufas de maduro. Genial. A modo de arancini, pero de plátano maduro y rellenas generosamente con pecanas, un tipo de nuez exquisito, con salsa de queso azul, que contrastaba maravillosamente con el maduro.

Pasamos a la degustación de pastas, comenzando con ravioles de hongos y zanahoria, rellenos de shitake, champiñones y puerro; para luego seguir con raviolis de morcilla rellenos de queso de cabra, coronados con pequeños trozos de morcilla crocante. Este último plato realmente nos llamó la atención, por la técnica y la coherencia en su construcción. Muy recomendado.

Seguimos con canelones morlacos, rellenos de camarón y maduro. Un acierto la salsa de tomate de árbol, que aportaba un toque de acidez necesario para el maduro.

Los siguientes dos platos fueron muy creativos. Con mayores proporciones de queso provolone, el primero, y de gastrique, el segundo, ganarían: los sorrentinos chori & chimi son rellenos de chorizo, pimientos morrones y provolone, cubiertos de un chimichurri de la casa; y los sorrentinos de fritada, rellenos de fritadas a la cerveza, coronados por un gastrique de naranjilla.

Para la digestión, terminamos como Dios manda, con canelones manabas, de camarón y maduro, en crocante de chifles acompañados de salsa de maní.

Monpatíu tiene buenos precios: con $ 40, dos personas pueden comer, con copa de vino, una oferta abundantemente distinta, que debe ir evolucionando. Tiene potencial para perfeccionar creaciones y subir de nivel.