Concepto novedoso este. No es un restaurante, tampoco una cocina o escuela gastronómica. Es más bien un ambiente, un ecosistema en el que convive lo empresarial con lo gastronómico y lo social. Quizá, como debería ser.

Los seres humanos hemos tendido a compartamentalizar y mantener separado todo. Lo social de lo empresarial, lo familiar de lo profesional, lo religioso del entretenimiento, y así por el estilo. Recuerdo hace algunas décadas que se podía considerar de mal gusto hablar en la mesa de negocios, del trabajo y de las dificultades de este, había que dejar en la oficina las cosas de la oficina y no llevarlas a casa. Son abstracciones, artificiales. El ser humano es una unidad, indivisible. ¿Puede el alma vivir sin el cuerpo y viceversa?

Linving Lab 316 (del grupo Semgroup) es el nombre de un edificio inaugurado en la calle Las Lomas 316 (frente a donde estará el nuevo Supermaxi de Urdesa central), escuchando que algunos comensales en la mesa de al lado lo llamaban ‘Cuchis Lab’ de cariño, aparentemente por su historia anterior.

El edificio de tres pisos tiene salas de reuniones, oficinas, salas de conferencias de última tecnología, cubículos, salas de uso múltiple, todo junto y revuelto a través de paredes de vidrio con la cafetería y pastelería Masamadre en la planta baja, donde a mi juicio se cuece el mejor pan de la ciudad, y un roof top donde funciona Bajamar, fábrica que elabora una de las mejores cervezas artesanales del país, con un menú corto y una vista sensacional a un ceibo de al menos 80 años, en lo que fue una de las calles más bonitas de un icónico barrio de Guayaquil.

El ambiente en este sitio es fresco, liviano. En sus tres pisos se entremezclan visitantes, profesionales jóvenes de blue jean encorbatados, señoras con sus mascotas y comensales.

De Masamadre he hablado anteriormente algunas veces. Sin embargo, poco había probado de Bajamar. Tomamos una Lager, fantástica, fresca, con notas herbales y con mucha presencia de durazno, con largo sabor en boca. Un placer como aperitivo.

Luego una Black Lager, una cerveza muy oscura, con notas tostadas y de cacao, pesada, casi se masticaba. Una de las pocas cervezas negras que hay en el país. Perfecta para la noche y para maridar con el sándwich que pedimos, Reuben, de pastrami, mozzarella, col agria y pepinillos, con mostaza muy ligera, en pan de masamadre. Un gran aperitivo, tremendamente generoso en pastrami. Muy bueno. Recomiendo hagan el maridaje descrito.

También probamos una tosta de jamón del mar. Pan de masamadre con picudo hecho jamón, finamente elaborado, ahumado, con aguacate y pickles.

Para finalizar la noche probamos una India Pale Ale, y como es obvio en este tipo de cerveza fermentada con mucho lúpulo, estuvo presente su amargor característico, con aromas frutales.

Una grata experiencia el lugar, el ambiente y lo probado en este roof top.