Cannes (Francia) (EFE).- El director sueco Ruben Östlund reivindica un cine de autor que sea capaz de entretener y, tras ganar este sábado con Triangle of Sadness su segunda Palma de Oro, señaló como artista de referencia al cineasta español Luis Buñuel.

Cuando estudiaba cine, de 1998 a 2001, pensaba que el cine de autor “se había vuelto un poco aburrido al tratar temas importantes de forma seria”, pero las películas del español, apuntó en conferencia de prensa, “eran entretenidas al mismo tiempo”.

Buñuel (1900-1983) ganó en Cannes la Palma de Oro “ex aquo” en 1961 por Viridiana; el premio a la mejor dirección en 1951 por Los olvidados; el Premio Internacional en 1959 por Nazarín y la distinción de la crítica internacional en 1962 por El ángel exterminador.

Publicidad

Para Östlund, su Palma de Oro en la clausura este sábado de la 75 edición del Festival de Cannes es la segunda, tras The Square en 2017. La obtiene con una comedia escatológica e incorrecta que le sirve de sátira contra el capitalismo, el lujo y la obsesión por la imagen.

“Alguien dijo que la primera Palma de Oro puede ser un accidente, pero la segunda...” bromeó el director, que en la sección Una Cierta Mirada, la segunda en importancia de Cannes, también presentó De ofrivilliga (2008) y Snow Therapy (2014).

Películas ubicadas en estaciones de esquí de lujo (Snow Therapy), en galerías de arte (The Square) o en cruceros exclusivos (Triangle of Sadness), lugares atractivos con los que dijo querer llamar la atención del público.

Publicidad

En su siguiente película, de la que avanzó que se llamará The Entertainment System is Down, juega con esos enclaves aspiracionales.

Tendrá lugar en un vuelo de larga duración cuya tripulación pide un aterrizaje de emergencia porque el sistema de entretenimiento se ha caído y se da cuenta “de lo peligroso que es actualmente” esa falta de estímulos.

Publicidad

“Llevas al público a un lugar atractivo y lo fuerzas a discutir esos temas”, añadió el cineasta, que ve interesante cómo el cambio de contexto cambia los comportamientos, influye en las jerarquías y puede obligar a reconstruirlas.

Östlund recordó además que creció en los setenta y que en su casa eran frecuentes las discusiones políticas en un mundo que estaba dividido entre dos bloques, Este y Oeste. “Era como tener dos equipos de fútbol, eras de uno o del otro en lugar de coger lo bueno de cada sistema”, dijo el director, partidario de “superar ese pensamiento de los dos equipos”.