Reporte especial de Daniela Creamer desde Madrid

Arrancaron como favoritas, con once y cinco nominaciones respectivamente, y sin duda han sido las grandes triunfadoras de la VIII edición de los Premios Platino del Cine Iberoamericano. El olvido que seremos, la película colombiana dirigida por el reconocido español Fernando Trueba y protagonizada por su compatriota Javier Cámara, fue coronada como la mejor película iberoamericana de ficción, alzándose además con los galardones a la mejor dirección, actor protagonista, guion (David Trueba) y dirección de arte (Diego López).

La serie Patria, encabezada por su creador Aitor Gabilondo para HBO, se alzó con cuatro de los galardones. En la deslumbrante gala que volvió a brillar en Madrid en modo presencial, esta vez en el Palacio Municipal Ifema, vencieron también la guatemalteca La llorona, la española La boda de Rosa y el documental chileno El agente topo.

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Los Platino, promovidos por Egeda (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales) y Fipca (Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales), siguen ascendiendo vertiginosamente en cada edición, logrando así fortificar la unión del cine y el audiovisual de nuestra región. “Debemos admitir que esta fusión de talentos que nos cuentan historias tan cercanas nos ha ayudado sobremanera a mantener la esperanza, la ilusión, la tolerancia y, sobre todo, la cordura en estos tiempos tan difíciles que hemos afrontado”, así inició la gala la guapísima actriz Juana Acosta.

El olvido que seremos es una hábil y conmovedora adaptación de la novela escrita por Héctor Abad Faciolince como homenaje a su padre, el doctor Héctor Abad. “Es una producción colombiana y la acepté porque me la ofrecieron. Me encantaba tanto el libro que al principio dije que no, porque pensaba: ‘Dios mío, no toquéis ese libro, dejadlo tal como está’. Pero me alegro de haber cambiado de opinión”, afirmó Fernando Trueba en conversación previa con esta enviada especial de EL UNIVERSO.

“Ha sido un trabajo muy bonito. David ha hecho un guion fantástico. Ya había hecho uno, que para mí es un modelo de adaptación literaria: El soldado de Salamina, el cual se debería estudiar así en las escuelas de guion: ‘Cómo se debe adaptar un libro’”.

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Y agregó: “Para Javier también fue un desafío muy grande, el hacer suyo este personaje, el captar su esencia. El acento es más una cosa de interpretación. Lo importante es la habilidad del actor en saber hacer bien las cosas. Gracias también al extraordinario equipo colombiano, todos habéis querido dar siempre lo mejor de sí mismos“.

Su hermano David celebró: “Sin la escritura de este maravilloso libro sería imposible estar aquí. Gracias a Héctor, obviamente a Fernando y a todo el equipo técnico colombiano”.

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'El olvido que seremos', historia emotiva dirigida por Fernando Trueba

Muy emocionado, Trueba ha dedicado el premio a dos mujeres recientemente fallecidas que lo único que han hecho en la vida “es enseñarnos a ser mejores personas”: “Cecilia Faciolince (madre de Héctor Abad) y Palmira Trueba (madre de los Trueba) son un ejemplo de que, aunque la violencia y la guerra asesinen lo que más quieres y maten al que más quieras, ellas se empeñaron el resto de su vida de impartir amor, de enseñar a todos los que estaban a su alrededor a vivir sin rencor”.

Con su usual simpatía, el español Javier Cámara no dejó de bromear: “Alguien se preguntará por qué no hizo este personaje Andrés Parra. Pero es que él se adelgazó muchísimo, y por eso no se veía bien, y me dieron el papel a mí. Hay actores increíbles en Colombia, pero Héctor Abad decidió que yo me parecía a su papá. Fue una locura a la cual le dije . Y no hay cosa de la que me sienta más orgulloso que el haberme atrevido a esta aventura”.

El escritor colombiano Héctor Abad, quien se demoró muchos años en escribir la novela, pues “empezaba y me conmovía mucho, me entristecía y me deprimía”, admitió que su acercamiento a Trueba fue muy intuitivo. “Lo había conocido en un par de festivales y me había encantado como persona. No era un gran conocedor de su cinematografía. Nunca he sido un gran cinéfilo. Fue una cosa intuitiva. Al principio él no veía por dónde hacer la película, pero le insistieron los productores y yo mismo. Afortunadamente aceptó. Y todo lo que hizo con esta historia me confirmó que el pálpito inicial había sido muy bueno, y la persona que me había caído sencillamente muy bien durante el rodaje al final se convirtió en un gran amigo”, confirmó.

La película El olvido que seremos se encuentra actualmente en Netflix.

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El agente topo, de Maite Alberdi, se llevó los dos galardones por los que estaba nominado: mejor documental del año, por su propuesta en equilibrio entre la realidad y la ficción, y Premio al Cine en Educación y Valores. La obra nos muestra a un viejo que logra infiltrarse en un hogar de ancianos para investigar allí si el personal abusaba o no de una anciana, cuya hija sospechaba que algo extraño estaba sucediendo y lo contrata para ello. “La ficción y el documental implican el mismo esfuerzo cinematográfico. Nosotros trabajamos con la realidad como materia prima”, afirmó la directora.

Sergio Chamy, ‘el agente topo’, de 87 años, que llegó a la actuación por un aviso de periódico

El agente topo ha sido posible gracias a un equipo que fue capaz de explorar nuevas formas del lenguaje cinematográfico. Este premio es para cada uno de ellos. Y espero que las barreras que separan la ficción del documental se rompan y todos puedan estar nominados en cada una de las categorías que merecen estar”.

Las miniseries iberoamericanas, que han sido este año nuestra vía de escape durante el confinamiento, han conseguido conquistarse su lugar. Así, Patria, que relata el conflicto vasco, a través de la adaptación de la novela de Fernando Aramburu, ha sido la más destacada con cuatro Platino: mejor miniserie o serie cinematográfica, actriz protagonista (Elena Irureta), actriz secundaria (Loreto Maureon) y el nuevo galardón al mejor creador en esta categoría, recibido por Aitor Gabilondo.

“Es un desafío como vasco que soy, porque los latinoamericanos habláis con tanto acento y tan rápido que se me hace complicado entenderos. Llevar esta historia de ficción que todos habíais leído en la novela era un reto profesional y también personal por todas las implicaciones que esto suponía. Ya era hora de poder hablar sobre estos temas que tanto dolor nos ha provocado. Creo que las heridas aún están abiertas, pero poco a poco se van cicatrizando”.

En un discurso leído y marcado por el uso del lenguaje inclusivo (en el que repitió la palabra todes constantemente mientras recibía su Premio de Honor), el actor mexicano Diego Luna pidió que nadie se olvidara de la pandemia y de sus enseñanzas: “Estamos aquí. Esta no es mi casa. Esta no es mi cocina. Ustedes no están en una pantalla. Gracias, Madrid, por hacer esto posible”. Enfatizó también que el cine latinoamericano no debe emular las historias de otras industrias, sino que se aventure con sus propias narrativas, ya que se trata de un público especial: el iberoamericano.

Premios Platino: ‘¡Qué chingonería estar aquí!’, dice Diego Luna luego de recibir el premio de honor en la ceremonia

En el resto de palmarés, se alzaron con los Platino las actrices Candela Peña y Nathalie Poza por sus interpretaciones en ese canto a la libertad y a la mujer que vemos en la estupenda La boda de Rosa, de la española Iciar Bollain. “Me parecéis todos aquí unos superhéroes, porque conseguís actuar, producir películas, trabajar para sacarlos adelante, y eso es un sueño increíble”, afirmo Peña con sencillez.

Así, tras una alfombra roja de casi doscientos metros de longitud y un desfile interminable de estrellas y glamur, los Platino han logrado una velada mágica, reuniendo a los mejores talentos de las 23 naciones de la región y con la entrega de 22 trofeos.

Entre números musicales (Juana Acosta ha tirado de la mano a Manolo Cardona y se ha puesto a bailar, mientras Luis Gerardo Méndez cantaba) y entretenidas intervenciones de Santiago Segura y Leo Harlem, la gala presentada precisamente por Acosta y Méndez se dispuso a concluir este festejo tan significativo para el séptimo arte, que aúna tantos acentos, tantas historias y tanto talento existente entre ambos lados del Atlántico… Todos muy dichosos, con un final de “película”. (I)